El
pasado martes 19 de septiembre se llevó a cabo un simulacro de sismo alrededor
de las 11:00hrs, movilizando a gran parte de la ciudad de México;
desafortunadamente la respuesta no fue la esperada; la falta de tiempo, el
trabajo cotidiano y hasta la apatía fueron las causas de que los protocolos no
se llevaran de la forma esperada ante alguna contingencia. Para las 13:15 hrs
la ciudad fue sacudida (nuevamente) por un sismo de 7.1 grados a la vez que la
alarma sísmica suena al mismo tiempo del temblor, generando un caos total en la
ciudad muy similar a estar en una escena de una película de desastre respirando
miedo por todas partes; gente corriendo tratando de llegar a sus hogares o con
familiares, el ejército movilizándose, helicópteros sobrevolando la ciudad,
trafico colapsado al igual que las líneas de teléfonos celulares y escombros y
cristales en las calles, producto del movimiento de los edificios aledaños
sobre reforma. No imagino la saturación en los hospitales y la cantidad de
pacientes que acudieron, no por heridas, sino por el pánico ocasionado ante el
sismo y el recuerdo mismo de lo que ocasionó el de 1985. Ataques de histeria,
crisis hipertensivas, descontroles neuroendocrinos y hasta temblores (corporales)
por diversas causas.
El
temblor es un movimiento involuntario, rítmico, alternante y oscilante que se
produce cuando los músculos se contraen y se relajan de forma repetida. Todo el
mundo presenta cierto grado de temblor, denominado temblor fisiológico, o
normal aunque sea demasiado leve para notarse en la mayoría de las personas.
Los temblores se clasifican según la lentitud o rapidez del temblor, el ritmo,
dónde y con qué frecuencia se producen y su gravedad. Los temblores
de acción ocurren cuando los músculos se hallan en actividad y el
temblor de reposo se produce cuando los músculos están en reposo. El temblor de
reposo puede producir sacudidas en una extremidad aunque
la persona esté completamente relajada, lo cual puede ser un síntoma
de la enfermedad de Parkinson, por mencionar un ejemplo. Los temblores de
intención se producen cuando la persona realiza movimientos intencionados. El
temblor esencial, cuya causa se desconoce, se inicia por lo general en adultos
jóvenes y progresivamente se vuelve más notorio. Los temblores seniles son temblores
esenciales que se inician en las personas de edad avanzada. Los temblores
esenciales que ocurren en familias se denominan, a veces, temblores familiares.
El temblor de intención puede producirse en personas con una enfermedad del
cerebelo o de sus vías de conexión. Es común que este tipo de temblor aparezca
en la esclerosis múltiple. También pueden lesionar el cerebelo
otras enfermedades neurológicas, el ictus o
el alcoholismo crónico y producirse temblores de intención. Estos
temblores pueden manifestarse en reposo y con la actividad se hacen más
evidentes, por ejemplo, al intentar mantener una postura fija o llevar la mano
hacia un objeto. El temblor de intención es más lento que el esencial e implica
movimientos amplios y toscos.
Aunque
los temblores esenciales suelen seguir siempre como temblores leves y no
indican una enfermedad grave, pueden convertirse en una molestia. Pueden
afectar a la escritura y dificultar el uso de utensilios, y suelen
crear situaciones embarazosas. Puede producirse una intensificación del temblor
como consecuencia del estrés, la ansiedad, el cansancio, la ingesta
de cafeína o por la toma de estimulantes prescritos por el médico. El
temblor esencial puede empeorar debido a muchos fármacos, especialmente los
utilizados para el asma y el enfisema. Aunque
el consumo moderado de bebidas alcohólicas puede reducir el temblor
en algunas personas, el abuso de estas bebidas o la abstinencia brusca
del alcohol pueden empeorarlo. Otra patología que puede producir
movimientos regulares de las extremidades, difíciles de distinguir del temblor,
es la epilepsia. El temblor es la manifestación inicial en el 50% de los
pacientes con enfermedad de Parkinson. El temblor es un problema que se
presenta comúnmente en la práctica clínica. Dentro de todos los tipos de
temblor, el esencial es el más común. El diagnóstico diferencial es importante,
ya que el manejo y el pronóstico de cada síndrome es muy distinto. Es
fundamental la historia clínica y la exploración física del paciente para
orientar el diagnóstico en todos los casos. El pasado 19 de septiembre seguí
sintiendo temblor, pero nadie más lo
sintió, me di cuenta de que era yo.
Dr.
César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo,
Sonora.
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