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¿Por
qué demasiadas cesáreas constituye un problema? En primer lugar, porque la
cesárea es una intervención de
cirugía mayor, y como tal conlleva una serie de riesgos importantes para
la mujer: lesión de la vejiga, útero y vasos sanguíneos, hemorragias,
accidentes anestésicos, coágulos en miembros inferiores, embolismo pulmonar,
intestino paralizado e infecciones, entre otras posibilidades. Mientras que en
países industrializados como Suecia la proporción de cesáreas es de 11 %, en Francia de 15% y en Estados Unidos de 21 %, en México pasó de
23 a 35 % .En América Latina entre las cifras varían de 23 % en Argentina, Cuba
y Uruguay a 36 % en Brasil y 40 % en Chile. En México, la Norma oficial
mexicana para la atención del embarazo, del parto, del puerperio y del recién
nacido, propone la reducción de la proporción de operación cesárea a cifras de
20 % en hospitales de concentración y de 12 % en hospitales generales. Durante
los últimos 30 años la incidencia de ese procedimiento ha aumentado a un ritmo
constante, en parte por la difusión de técnicas de monitoreo del feto que
permiten predecir ciertos riesgos perinatales. En algunos países el temor a
demandas legales por negligencia médica también ha incentivado la realización
de cesáreas. Aunque es indiscutible que las cesáreas bien indicadas protegen
las vidas de la madre y el niño en situaciones de emergencia, no pueden
soslayarse los riesgos del procedimiento. Aparte de los peligros obvios para la
madre asociados con una cirugía mayor, existe suficiente evidencia de que los
bebés nacidos por cesárea tienen un mayor riesgo de complicaciones comparados
con los nacidos por parto vaginal. Varios estudios han demostrado que una cesárea
cuesta entre dos y tres veces más que la atención médica de un parto vaginal.
No obstante que los analistas todavía no calculan cómo dichos costos afectan
los presupuestos de salud, un estudio publicado en British Medical Journal hace
posible una alarmante aproximación. El estudio calculó que si se usa como
medida la cifra de 15 %, cada año en los países de América Latina y el Caribe
son realizadas más de 850 mil cesáreas innecesarias. Si se toma como base un
cálculo conservador de que una cesárea cuesta 500 dólares más comparada con un
parto vaginal, los países derrochan 425 millones de dólares anualmente.
La
operación cesárea es una práctica en aumento que genera elevados costos
adicionales por una mayor estancia hospitalaria y utilización de insumos, sin
que necesariamente refleje mejores condiciones de salud reproductiva para la
mujer gestante y su producto. La reducción de los casos innecesarios representa
un reto en la gestión de los hospitales. En países como México en donde la
asignación de recursos económicos para la inversión en salud está limitada, la
realización de cesáreas innecesarias representa un dispendio de recursos que
podrían utilizarse en mayores coberturas de atención médica y educación en
salud de la población materno infantil. Si se quiere atacar el problema de
fondo es necesario mejorar los niveles de educación en salud a la población
usuaria del servicio, prácticas médicas más reflexivas sobre todo en el uso de
la tecnología, actualizar los protocolos de manejo de las mujeres embarazadas, eficientar
su supervisión e incentivar las buenas prácticas en la atención médica.
Dr.
César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo,
Sonora.
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