domingo, 31 de julio de 2016

El modelo clínico de hoy.

En el mundo hay una crisis del método clínico debido a un deterioro en la relación médico-paciente, al menosprecio de la clínica, a la sobrevaloración de la tecnología y al desinterés por el generalismo. Durante siglos el método clínico fue puramente clínico; por sus aportes, desde que surgió el laboratorio ha quedado plenamente integrado al método porque los complementarios tienen un papel no solo importante sino, a veces, decisivo en el proceso del diagnóstico. En el método clínico es precisamente la clínica la que guía al laboratorio y no a la inversa porque la primera variante constituye la única forma humanizada de actuar, de encontrar racionalmente la verdad y de evitar muchos errores, pérdida de tiempo, gastos innecesarios de recursos y riesgos para el paciente.

Desde hace varios siglos el hombre, cuando enfermaba, necesitaba a alguien con quien comunicarse, generalmente era un personaje pintoresco, o un chamán, o un sacerdote que era poderoso porque se comunicaba, además de con los enfermos, con dioses y espíritus mediante rituales mágicos; allí comenzó la relación médico-paciente, porque ese brujo-hechicero realizaba funciones relativas a la medicina. Y no me refiero a ese tipo de brujos que aparecieron recientemente en la ciudad de Navojoa; una vasija de barro con cabezas de animales, figuras extrañas y sangre con aspecto de una sopa que no me atreveria a probar, frente a la plaza pública de la ciudad, y cuentan los “hechiceros” de abolengo de la mismisima Perla del Mayo que ese embrujo es con el fin de permanecer en algún cargo político (“asegunes” de la localidad) ¿habra algún enfermito? De poder, diria yo (les falto ponerle otro ingrediente al embrujo: chapulines). En el Egipto antiguo se manifestaron intentos de comunicación en la relación médico-paciente con su dios de la salud Inhotep. En la antigua Grecia se popularizó entre los médicos el juramento hipocrático que expresa que el médico debe adoptar una presencia digna, conservar siempre la calma y hacer que su conducta inspire confianza, decir solo lo que sea preciso, mantener reservas, hablar con firmeza y concisión, conservar el dominio y evitar toda confusión; aquí se pueden apreciar elementos éticos, importante agente terapéutico utilizado con todo el empirismo y la ausencia del conocimiento científico que es posible imaginarse en los hombres de tan remota época y que en la actualidad uno que otro coninua con estas practicas.

La relación médico-paciente es el aspecto más sensible y humano de la medicina y requiere de una buena comunicación del médico con el enfermo, de sentir y mostrar un interés real por su problema, tratarlo con dignidad y con respeto y saber escuchar, lo que equivale a dejar al enfermo expresar libremente sus quejas. Osler decía que el médico tiene dos oídos y una boca para escuchar el doble de lo que habla. Un interrogatorio adecuado es vital para el diagnóstico clínico; el estilo médico actual en la entrevista es de un alto control. El médico habla más que el paciente y realiza un interrogatorio muy dirigido sobre la base de preguntas directas, mientras que, con frecuencia, el paciente se limita a decir sí o no. Las entrevistas tienen un bajo contenido terapéutico, no permiten que se obtengan datos primarios de valor, la información para el diagnóstico es incompleta, se dejan de abordar problemas activos y, al final, se cometen errores en el diagnóstico. Greca plantea que lo más importante en la conversación con el paciente es que se sepa escuchar “con un oído inocente, es decir, sin imaginar ni dar por supuesta o descontada una determinada respuesta”. En el momento actual se trabaja para rescatar la aplicación del método clínico. Es necesario enseñar al estudiante este método como expresión de la aplicación del método científico al estudio del proceso salud-enfermedad en el individuo. El método de enseñanza (método de enseñanza-aprendizaje) a priorizar no ha de centrarse entonces predominantemente en escuchar las conferencias de los profesores o en el estudio de los libros y la literatura docente, tampoco en su prescindencia, sino en propiciar la participación en el conocimiento, la valoración y la transformación de la salud del individuo (método clínico).


Dr. César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.


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