La historia del hombre
siempre ha estado acompañada de la comunicación, que ha sido esencial para su
desarrollo. De este proceso, la comunicación verbal es la que tiene mayor
importancia: impacta prácticamente todas las actividades del hombre. O ¿no?
En el tema que nos
ocupa, comunicación en medicina, enfatizamos la comunicación médico-paciente,
médico-médico y médico-equipo de salud. También en nuestra profesión, la
comunicación verbal ha sido fundamental y debe reconocerse a este proceso como
uno de los grandes retos y competencias que se deben dominar en la medicina
moderna. Un alto porcentaje de las quejas médicas no corresponden al
comportamiento profesional, sino a defectos en la comunicación en el transcurso
de la atención médica: casi siempre se deben a una comunicación inadecuada en
la relación médico-paciente, que con frecuencia deja al paciente insatisfecho y
posiblemente, también vulnerable, por lo que el tema debe considerarse como de
la mayor relevancia y trascendencia. Así mismo, la comunicación deficiente
entre el personal de salud puede conducir a errores graves que comprometan la
seguridad del paciente. Lo anterior es de tal importancia que en los estándares
de certificación hospitalaria del Consejo de Salubridad General, la Meta
Internacional para la Seguridad del Paciente número 2 se refiere a “mejorar la
comunicación efectiva”, incluyendo la verbal, telefónica y electrónica. En el
siglo pasado, diferentes investigadores se interesaron en estudiar los
diferentes modelos de comunicación; por ejemplo, el modelo de Wilbur Schramm,
en donde los autores hablan del circuito de la comunicación e introducen el
fenómeno de feedback
(retroalimentación). Consideran que el proceso de comunicación permite
establecer relaciones entre personas que tienen en común una fuente, un mensaje
y un destino. Más tarde salió el modelo de Charles Osgood, reconocido
comentarista de radio norteamericano de los años 40; por su profesión,
consideraba muy importante la comunicación de masas, en donde resaltaban los
términos de codificar y descodificar. Algo así como un Pedro Pacheco, en
Huatabampo; o un Jesús Balmaceda en Cd. Obregón. Si lo llevamos a la
comunicación con los pacientes o el equipo de salud, se cumple con este
proceso, por lo que podemos esperar respuestas variables que deberán ser
tomadas en cuenta, pues cada paciente o persona interpreta a su manera la
información recibida. Otra teoría de la comunicación es desarrollada por Riley
& Riley, quienes promueven no la comunicación pasiva, sino la interacción
entre el emisor y el receptor; aportan el concepto de grupo primario, que
abarca una estructura social más amplia. Esto influye en la interpretación del
mensaje que se les da a los pacientes. Lo anterior es historia; la comunicación
moderna es directa entre personas o indirecta por el uso de la tecnología
electrónica, telefonía, fax, correo electrónico y redes sociales. Los teléfonos
inteligentes, llamados también smartphones, tienen una participación
fundamental, ya que permiten a los usuarios acceder a información y
comunicación móviles.
Hoy los pacientes
tienen la posibilidad de recibir mensajes de sus médicos, pero debemos
asegurarnos de que no vayan a malinterpretar el mensaje recibido; lo anterior
puede suceder por comentarios de familiares o terceras personas. También la
información obtenida con el uso del internet puede ser mal comprendida, y será
necesario, en ocasiones, apoyar a los enfermos para aclarar la información
obtenida. Es pertinente tener presentes algunas recomendaciones para disminuir
el número de variables involucradas en estos procesos, por lo que es
recomendable: disminuir la dificultad de los mensajes transmitidos utilizando
mensajes simplificados y cortos, dar información ordenada y agrupada, dar
instrucciones concretas y específicas, y no en términos abstractos y generales.
El médico no puede pasar por alto que hoy la comunicación tiene muchas
variables y variantes, y que cada vez es más aceptado por los pacientes el uso
de los medios electrónicos en los diferentes dispositivos, por lo que el médico
deberá estar familiarizado con dichas innovaciones en las que se utilizan
diversos instrumentos y dispositivos que, si se emplean adecuadamente,
facilitan la comunicación con el paciente; sin embargo, se debe asegurar no
perder el sentido humano, como puede ser la despersonalización en la relación
médico-paciente. “Las preguntas, las
conexiones y los puntos en común son herramientas vitales para ayudar a su paciente
para sentirse como una persona completa, y ayudarlos a recordar que usted también
lo es”. -Marcus Engel, El otro extremo del estetoscopio.
Dr. César Álvarez Pacheco
cesar_ap@hotmail.com
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.
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