Una vez más nos
encontramos en esa época del año que los estudiantes tanto esperan: las
vacaciones. Aparentemente todo marcha sobre ruedas cuando de vacaciones se
trata. Verano, descanso y algún viaje planeado podría estar esperando a las
familias, pero es aquí donde el tema de salud cobra relevancia con las lesiones
no intencionales y/o accidentes.
Las lesiones no
intencionales o accidentales son un problema de salud pública importante en
todo el mundo y México no es la excepción. Estimaciones recientes de la carga
de la enfermedad demuestran que, por esta causa, se pierde un número
inaceptablemente alto de años de vida saludable, ya sea por muerte prematura o
por discapacidad. Según cifras oficiales, de 2010 a 2019 murieron en promedio
36 361 personas por accidentes en México y, según datos de la Encuesta Nacional
de Salud y Nutrición 2018-19, un total de 5.6 millones de personas sufren de al
menos una lesión no intencional al año, 22% de ellas con consecuencias
permanentes. La nueva agenda de desarrollo sostenible promovida por Naciones
Unidas, a la que México se adhirió, incluyó metas relacionadas con la
prevención de accidentes. Las lesiones no intencionadas afectan
desproporcionadamente a distintos grupos de población, tales como menores de
cinco años, personas adultas mayores, personas que viven con discapacidad o que
tienen algún grado de rezago social. Estos grupos son considerados vulnerables
porque tienen una mayor probabilidad de estar expuestos a riesgos específicos
de lesiones no intencionadas y no cuentan con los recursos necesarios para
enfrentar esta exposición, por ello, son personas que sufren consecuencias más
severas. Se sabe que es en el hogar, lugar en el que paradójicamente se debería
estar más seguro, en donde las lesiones no intencionadas ocurren con mayor
frecuencia. Un estudio pionero identificó factores de riesgo en hogares de
usuarios de servicios de urgencias. Cuando las y los niños juegan fuera de casa
(p. ej., en el techo o patio), si la madre no está a su cargo o si la persona
responsable de cuidarles tiene más de 40 años, el riesgo de que sufran un
accidente es mayor. Otros riesgos de estructura o distribución de la vivienda,
disponibilidad de dispositivos de seguridad y organización de miembros del
hogar han sido documentados a nivel internacional y, para tipos específicos de
lesiones, a nivel nacional. Recientemente la Secretaría de Salud, a través del
Secretariado Técnico del Consejo Nacional para la Prevención de Accidentes
(Stconapra), impulsó acciones específicas para prevenir cinco de las
principales causas como parte del “Programa de Acción Específico: Prevención de
Accidentes en Grupos Vulnerables”. Una estrategia fue la inspección de
seguridad en espacios (p. ej., hogares, guarderías) en donde se desenvuelve la
población vulnerable (p. ej., infantil, adultos mayores). Existe evidencia de
la efectividad de estas intervenciones para mejorar el conocimiento, reducir la
exposición a riesgos y disminuir los daños a la salud asociados. Previo a este
esfuerzo, poco se sabía sobre el nivel de exposición a riesgos de accidentes al
interior de hogares a nivel nacional, cuáles son sus factores asociados y cómo
la exposición a estos riesgos se relaciona con la ocurrencia de accidentes.
El elevado número de
riesgos observados en los hogares muestra la importancia de trabajar en materia
de educación y promoción de la salud. Es evidente que la población desconoce el
potencial dañino de estos riesgos, particularmente los relacionados con los
hábitos de menores de un año al dormir, lo que podría explicar el alto número
de niños que se lesiona o fallece por asfixia, por mencionar un ejemplo.
Futuros estudios podrían documentar en qué medida las personas reconocen estos
riesgos o las razones subyacentes al hecho de exponerse, o exponer a otros, a
ellos. La prevalencia de accidentes es mayor a la documentada para población
general y a la que vive en localidades con menos de 100 000 habitantes. También
se documentó que tener una discapacidad incrementa el riesgo de sufrir
lesiones. Esto es relevante si se considera que, de acuerdo con un estudio
previo, la mayor parte de los países carecen de políticas nacionales sobre
intervenciones clave para prevenir accidentes en población infantil. Impulsar
estas políticas nacionales supone fortalecer con presupuesto y personal al área
responsable. ¿Tendremos algunas políticas de este tipo en Sonora?
Dr. César Álvarez Pacheco
cesar_ap@hotmail.com
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.
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