La falta de
medicamentos es un punto álgido en cualquier sistema de salud, la falta de
insumos es otro tema interesante pero hoy nos enfocaremos al primero. ¿Ha
tenido usted problemas para cambiar su receta? Seguramente si es
derechohabiente de algún sistema de salud público, lo ha padecido en varias
ocasiones, pero esto no es exclusivo de las unidades públicas, ya que en las
privadas también es un punto importante.
La falta de medicamento
en las farmacias es un verdadero problema pero ¿Qué lo ocasiona? Los factores
son múltiples, desde el robo hormiga (si, robo hormiga) hasta problemas con
licitaciones de grandes lotes a farmacéuticas diversas, pero un punto que el
personal médico puede controlar y evitar daños colaterales como este es el uso
racional de los medicamentos, es decir: optimizar el recurso. El uso racional
de medicamentos significa obtener el mejor efecto con el menor número posible
de fármacos, durante el período más corto posible y a un costo razonable. Sin
embargo, la prescripción irracional, que puede manifestarse en tratamientos
ineficaces o innecesarios, suele ser frecuente. Existen diversos factores bien
conocidos que contribuyen a la práctica irracional o inadecuada de
medicamentos, entre los cuales se encuentran: las dudas en el diagnóstico, la
falta de educación continuada, la incapacidad del profesional para interpretar
la literatura no considerando las evidencias científicas y limitándose a su
experiencia profesional; así como otras de carácter ejecutiva como las
consultas muy numerosas y la práctica de la medicina de complacencia o
consultas de “pasillo”. La prescripción irracional de medicamentos está
presente en decisiones o situaciones, tales como: indicación de dosis o tiempos
de tratamiento subóptimos, uso de múltiples fármacos simultáneamente
(polifarmacia), prescripción de medicamentos demasiado caros, abuso de la vía
parenteral en situaciones en las que la vía constituye una mejor opción, entre
otras. Esta disminuye la efectividad de los medicamentos y aumenta la
probabilidad de que los usuarios se expongan a situaciones indeseadas,
secundarias a efectos adversos producidos directamente por los medicamentos o
por sus interacciones, resultando en fenómenos como la automedicación o la falta
de adherencia al tratamiento y que obviamente genera otro problema mayor. La
redacción correcta de la receta médica es un paso importante en el proceso de
la prescripción y siempre es imprescindible asegurarse de que el paciente ha
entendido el tratamiento, siendo uno de los factores para garantizar su
cumplimiento, incluyendo las medidas no farmacológicas. ¿Quién entiende la
letra del médico? En ocasiones ni el mismo médico. De igual forma, es necesario
que el prescriptor conozca que existen poblaciones especiales para las cuales
la prescripción debe ser muy cuidadosa, como son los niños, los ancianos, las
embarazadas; así como el uso de medicamentos durante la lactancia. Estos casos
tienen una situación más restringida en el uso de los medicamentos en cuanto a
dosis, horarios y cantidades de los mismos. Por otra parte, los médicos deben
tener en cuenta que la literatura de referencia pierde actualidad debido a que
los conocimientos sobre medicamentos cambian constantemente, por lo que se
recomienda consultar distintos tipos de fuentes de información, comparar sus
ventajas y desventajas, y seleccionar las que consideren más convenientes para
cada paciente y sobre todo actualizarse.
En relación a esto,
existen varias opciones de tratamiento personalizado como consejo e información
al paciente, tratamiento no farmacológico, tratamiento farmacológico y
remisión, así como la combinación de las anteriores opciones. La terapéutica
razonada o guía de la buena prescripción es un método que permite crear las habilidades
para realizar una buena prescripción. Dentro de los pasos de la terapéutica
razonada se encuentran: la definición del problema, la especificación del
objetivo que se persigue con el tratamiento, la realización de un inventario de
medicamentos potencialmente efectivos seleccionando un grupo farmacológico y
posteriormente el o los fármacos para un caso concreto, comprobando la
efectividad y seguridad del tratamiento personalizado impuesto, y seguidamente
dar inicio al tratamiento, dando instrucciones y haciendo advertencias con la
consecuente supervisión del mismo y su suspensión si fuera necesario. Los malos
hábitos de prescripción suelen manifestarse con relativa frecuencia, siendo el
origen de tratamientos inefectivos e inseguros. Los cambios en los protocolos
de tratamiento; así como la persistencia de los factores que influyen en ella,
son elementos que constituyen un reto para los profesionales de la salud y que
atentan contra una atención médica de calidad.
Dr. César Álvarez Pacheco
cesar_ap@hotmail.com
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.
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