Los medicamentos se han
transformado en una herramienta terapéutica esencial en la atención médica,
exponiendo a un número cada vez mayor de personas al uso de los mismos y por
períodos de tiempo más prolongados. Son vistos como indicadores sanitarios, y
no sólo reflejan la prevalencia de una enfermedad en la población, sino también
la percepción y respuesta de esa sociedad al proceso salud, enfermedad y
atención.
Ha pasado casi tres años ya
desde la desaparición del Seguro Popular y su sustituto (sin reglas de
operación) todavía no encuentra la cuadratura al círculo. Se han desencadenado
muchos problemas como los cobros en hospitales, y el desabasto de múltiples
insumos principalmente de los medicamentos. Hace u mes el coordinador del
INSABI presentó su renuncia por problemas de salud y hasta la semana pasada
estuvo al frente de esta área, en la que sólo laboró cuatro meses. ¿Cuáles son
las verdaderas razones del coordinador para presentar su renuncia? ¿Cuatro
meses en el cargo? ¿En serio? Surgen muchas preguntas para tan poco tiempo pero
tratándose de un tema tan sensible como la salud sería importante resolverlas.
Uno de los temas prioritarios desde el 2019 es el abasto de medicamentos
oncológicos mismos que mediante una cancelación a la única farmacéutica que los
proporcionaba, se canceló arbitrariamente dejando a miles de pacientes sin
medicamento, lo que lamentablemente se traducirá en un aumento e la mortalidad
de pacientes con cáncer. Bueno, es tal la
desesperación, que hasta la Cancillería y Hacienda están metidas en conseguir
las medicinas donde sea, hasta de Japón, sin éxito a la fecha. El subsecretario
ha ganado solamente reflectores e incendiar más el tema con sus contradictorias
declaraciones llegando a llamar: golpistas, a quienes claman por sus
medicamentos. Y es que en el desabasto de las
medicinas contra el cáncer, el subsecretario es su peor enemigo. Le ha ganado
el hígado. Le ha faltado sensibilidad. Es cierto que el laboratorio Pisa, que
era el que controlaba la venta de estos medicamentos en administraciones
pasadas, tiene nexos con algunos de los padres de los menores que han
encabezado las protestas, de acuerdo con información recopilada por el propio
gobierno, pero los padres no tienen la culpa. Cualquiera en su situación
buscaría el apoyo de quien sea si en el gobierno no encuentra las medicinas que
necesita. El problema es que la empresa los use con otros fines, para tratar de
recuperar un mercado que el gobierno le arrebató sin prever las consecuencias antes
de hacerlo de manera planeada. Lo cierto es que este gobierno en materia
de abasto de medicamentos, ha seguido al pie de la letra la ley de Murphy; hizo mal, todo lo que pudo hacer mal. Sancionaron al único productor sin tener un sustituto y
después buscaron comprar las medicinas en el extranjero y fallaron. Por eso,
cuando la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS)
hizo la compra consolidada de medicinas, no abarcó 382 claves para 10
enfermedades, entre ellas, cáncer, insumos y equipo médico. Pero los
principales afectados en todo este movimiento lamentablemente son los
pacientes, niños y adultos con diversos tipos de cáncer que actualmente no
tienen con que combatir su terrible enfermedad.
En este sentido, valdría
preguntarse si es posible hablar de una medicina altamente tecnologizada que
esté libre de intereses y capaz de guiarse con racionalidad, tomando en cuenta
que la administración en curso ya va a la mitad de su camino. Según la opinión
del profesor Sullivan en la revista Lancet Oncology, el tratamiento del cáncer
en los países desarrollados, como de otras enfermedades crónicas, se transformó
en una cultura de excesos, se diagnostica demás, se trata demás y se promete
aún más. Es decir, no es problema exclusivo de nuestro país sino que otros
países también cojean de la misma pata sin embargo no dejan que los pacientes
se queden sin su medicamento ya que eso es algo criminal. Esta situación podría
superarse mediante la búsqueda de consenso al interior de los equipos de trabajo
desde una perspectiva crítica, unida a la formulación de criterios para
estandarizar una práctica con base en la mejor y más actualizada evidencia
disponible, que además optimice los recursos sanitarios y que sobre todo
atienda esta problemática que cada día crece más afectando sensiblemente a los
pacientes más susceptibles como los niños.
Dr. César Álvarez Pacheco
cesar_ap@hotmail.com
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.
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