La familia, la escuela
y los sistemas de salud fungen como factores protectores si el individuo
encuentra en ellos seguridad, apoyo e información que le permita tomar
decisiones que beneficien su calidad de vida; sin embargo, esto no está
ocurriendo en la sociedad contemporánea, la cual se considera de riesgo.
Inseguridad, falta de infraestructura y consecuencias de la “nueva normalidad”
son variables determinantes para pensar en dejar niños en una guardería ¿o no?
México está dentro de
los primeros cinco lugares en sobrepeso y obesidad infantil y ocupa el segundo
lugar en la de adultos, lo cual representa un factor de riesgo, ya que reduce
la esperanza y calidad de vida al producir enfermedades como diabetes,
hipertensión arterial, dislipidemias y problemas psicológicos. A nivel mundial,
la anorexia y la bulimia se encuentran entre los trastornos alimentarios que
van en aumento. El manejo de emociones es uno de los aspectos básicos que
garantizan la salud, sin embargo, algunos niños y adolescentes tienen
dificultades para lograrlo y generan conductas autolesivas, depresión, ansiedad,
estrés o adicciones. La depresión es un trastorno mental que afecta el
desempeño familiar, escolar, laboral y social de la persona que la padece y su
aparición en edades tempranas se considera un factor de riesgo de comorbilidad
en la edad adulta. Actualmente, las lesiones autoinfligidas se encuentran
dentro de las tres primeras causas de mortalidad en el grupo de 15 a 24 años,
lo que representa más de la mitad de las defunciones totales de este grupo. La
dinámica familiar y escolar se ve afectada por el consumo de sustancias nocivas
para la salud como tabaco, alcohol o drogas (marihuana, inhalables,
tranquilizantes y cocaína) que se presenta desde edades tempranas y el acoso
escolar o bullying que afecta la salud física y emocional de los agresores, las
víctimas y los espectadores. Otra variable que afecta esta dinámica es el
manejo inadecuado de niños y jóvenes con trastorno por déficit de atención e
hiperactividad, ya que representa uno de los motivos de consulta más frecuentes
en la especialidad de psiquiatría infantil y se estima que tiene una
prevalencia aproximada del 5%. Frente a este panorama epidemiológico, los
responsables de la salud requieren impulsar programas preventivos que permitan
el desarrollo de conductas y hábitos saludables desde la infancia para evitar
conductas de riesgo a lo largo de la vida. Con esto se lograría contribuir al
control y prevención de las enfermedades crónicas y disminuir algunos de los
problemas sociales. La resiliencia es la capacidad de los seres humanos de
afrontar las adversidades superándolas, resurgiendo, adaptándose y
reconstruyéndose para fomentar un desarrollo psicológico y social exitoso. Al
ser un proceso dinámico, esta se puede enseñar en cualquier momento del ciclo
vital para lograr un equilibrio entre la personalidad del individuo, los
factores de riesgo y los factores de protección. Por todo lo anterior, se debe
priorizar dentro de los programas; la capacitación de niñas, niños, padres de
familia y docentes para generar competencias para la salud y habilidades para
la vida y así fortalecer el binomio salud-educación.
Actualmente existe un
potencial incalculable para el desarrollo de niñas, niños, padres de familia y
docentes resilientes, participativos y solidarios para que se empoderen de su
salud. Esta experiencia pretende ser una contribución a ese desarrollo, y en
tanto tal, consideramos que puede ser exitosa. Todo ello lleva a una
contribución al camino de colaboración entre los distintos sectores
responsables para que nuestra sociedad tenga una vida de mayor calidad en salud.
La educación para la salud es una parte del proceso asistencial que incluye la
prevención, el tratamiento y la rehabilitación; por lo tanto, comprende las
oportunidades de aprendizaje destinadas a mejorar la alfabetización sanitaria
al incluir una población informada con habilidades personales que conduzcan a
la toma consciente de decisiones que mejoren su calidad de vida. Educar en salud
es un proceso que tiene como finalidad generar ciudadanos que se
responsabilicen en la defensa de la salud propia y colectiva y, por lo tanto,
es parte de las funciones de los profesionales sanitarios, sociales y de la
educación.
Dr. César Álvarez Pacheco
cesar_ap@hotmail.com
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.
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