La población en México,
mal informada, ha ignorado por múltiples razones, las medidas establecidas por
la Secretaría de Salud y está convencida de que la pandemia ha reducido su
peligrosidad. Yo no creo que esto esté ocurriendo. Las curvas epidémicas son relativamente
predecibles con un periodo progresivo de ascenso, un pico máximo con o sin
meseta y una caída más lenta que la curva de ascenso.
Tenemos datos de las
epidemias de China, Italia, Alemania y Francia que informan que el descenso de
la mortalidad fue más lenta, pero con decesos que persisten por meses. En
México nuestras curvas siguen al alza en casos sospechosos, comprobados y en
mortalidad. La apertura que se ha iniciado progresivamente, por los resultados
obtenidos hasta ahora, no sólo fue prematura, sino sumamente peligrosa, y los
contagios y muertes los van alcanzar quieran o no. México está en una etapa más
temprana que los Estados Unidos y con una apertura, como la actual, nos puede
ir peor. La mayoría de las personas se contagian en su propio hogar. La razón
es simple, si un miembro de ese núcleo familiar se contagia, su presencia y el
contacto constante con los miembros de su misma casa, trae como consecuencia el
contagio. Primeramente para contagiarse debe haber una exposición a una cantidad
suficiente del virus. Basados en las infecciones por otros coronavirus y virus
de la influenza que han sido estudiados a lo largo de las últimas décadas,
parece ser que pequeñas cantidades del virus pueden ser contaminantes. Algunos
expertos consideran que con sólo exponerse a 1,000 partículas del SARS-CoV-2 es
suficiente para contagiarse. Para fines prácticos podemos tomar esa cifra como
el número mágico para explicar cómo puede ocurrir el contagio del virus al que
usted puede exponerse al recibir estas partículas en una respiración o al
frotarse los ojos con las manos contaminadas: si usted se expone a 100
partículas cada vez que inspira (la gente efectúa de 15-20 respiraciones/min en
promedio), en 10 inspiraciones inhalaría 1,000 partículas del virus e
igualmente ocurriría con 10 frotamientos de ojos. Cada una de estas situaciones
nos pone en riesgo de adquirir una infección. Por eso, el uso de cubrebocas, el
lavado frecuente de manos y el evitar frotarse los ojos son medidas efectivas
para evitar el contagio. Un solo tosido libera al ambiente 3,000 minigotas con
virus que viajan a 80 km/hora. La mayoría de estas gotas son grandes y caen
rápidamente al suelo por efecto de la gravedad, pero las más pequeñas quedan en
el aire y viajan rápidamente a través de una habitación. Un estornudo libera
30,000 gotas que viajan a 300 km/hora. La mayoría de las gotas son pequeñas y
se trasladan a grandes distancias (fácilmente a través de un cuarto, de un
vagón del metro, un camión de pasajeros o un espacio cerrado). Si una persona
está infectada puede expulsar en un estornudo 200 millones de partículas
virales que se dispersan en el ambiente que rodea a la persona infectada
¡Imagínese! Una sola respiración por la boca libera de 50-5,000 gotitas. La
mayoría de estas gotas viajan poco y caen al suelo rápidamente, a la mesa o a
muebles cercanos. Si se respira por la nariz, la cantidad de gotas liberadas es
mucho menor. Es muy importante señalar que la exhalación tiene poca fuerza, por
lo que las partículas virales de las vías respiratorias bajas (tráquea y
bronquios) no se expelen fácilmente. El hablar libera 200 gotas o virus/minuto.
Es decir, una conversación cara a cara por cinco minutos bastaría para obtener
una dosis suficiente de 1,000 partículas para contaminarse.
Los pacientes
sintomáticos no son los únicos capaces de contagiar. Sabemos que más o menos
44% de todas las infecciones o de las transmisiones que ocurren en una
comunidad son por personas sin síntomas (asintomáticos). Una persona
presintomática puede dispersar la infección dentro de los cinco días previos a
la aparición de los síntomas. Se ha informado que el talón de Aquiles del
contagio por COVID-19 reside en los enfermos asintomáticos. La población
infectada ocurre en todos los rangos de edad y con diferente cantidad de carga
viral. La cantidad de virus liberados por pacientes infectados cambia en
relación con la evolución de la infección y difiere de persona a persona. La
carga viral aumenta hasta el momento en que aparecen los síntomas. De manera
que antes de que se presenten los síntomas la persona está liberando virus al
medio ambiente. La cantidad de virus liberados por una persona infectada cambia
durante el curso de la infección y también es diferente de persona a persona.
La carga viral aumenta progresivamente hasta que la persona se vuelve
sintomática. Así que la próxima vez que sienta que ya puede salir sin cubre
bocas o a una reunión con sus amig@s piénselo.
Dr. César Álvarez Pacheco
cesar_ap@hotmail.com
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.
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