La importancia de
estudiar este tema proviene de los impactos positivos y negativos que la
judicialización conlleva. Por un lado, se le ha considerado como un medio para
proteger el derecho a la salud de omisiones en las políticas públicas o como un
canal legítimo de participación social. Por otro, se le ha visto como una
interferencia ilegítima del Poder Judicial en las políticas públicas del Sector Salud que incrementa las inequidades. ¿O no? Veamos.
El fenómeno de la
judicialización requiere ser entendido como un proceso que involucra a
distintos actores, públicos y privados, que adoptan diferentes roles en la
etapa específica del litigio en que participan, al mismo tiempo que determinan
su efecto. Establecer las características que el fenómeno acarrea y sus
posibles consecuencias implica conocer y comprender las posiciones que los
involucrados tienen sobre las razones que motivan a generar una demanda, apoyar
cierta pretensión, juzgar y querer modificar (o no) el sistema de salud vía
judicial. Y es que para idear todo esto es prioritario en primera instancia
identificar el problema para posteriormente ver si requiere de una intervención
como una política pública que venga a dar respuesta a un colectivo. ¿Lo sabrán
nuestros futuros diputados federales? ¿Locales? Pienso lo mismo que usted
estimado lector. Las decisiones judiciales entrañan consecuencias relevantes
para la sociedad. En Latinoamérica, Colombia ha sido el país con el mayor
número de casos judicializados. Su Corte Constitucional ha sido progresiva y
modificó la configuración propia del sistema de salud. En Brasil las decisiones
progresistas han suscitado una discusión sobre el potencial efecto negativo que
la judicialización puede tener en la equidad. A diferencia de lo sucedido en
estos países, la judicialización en México ha sido escasa y poco estudiada
debido a problemas relacionados con el acceso a la justicia, los costos y la duración
del juicio de amparo. A pesar de lo anterior, a partir de las reformas
constitucionales de junio de 2011 y la promulgación de una nueva Ley de Amparo,
se ha observado un incremento en los casos que el Poder Judicial ha recibido. A
raíz de dicho aumento, se identifican las diversas posiciones que los actores
involucrados han adoptado con base en sus percepciones, experiencias y puntos
de vista, y no en el análisis de las resoluciones judiciales. Los actores de
los Servicios de Salud, consideran que
las causales por las cuales se le demanda dependen de varios factores: la
institución, la ubicación geográfica, la situación o la percepción de las
carencias (que actualmente existen muchas). En cambio, los diferentes sectores,
como ONG, identifican que las personas demandan por tres razones esenciales. La
primera consiste en que no pueden acceder a la atención médica necesaria; la
segunda reside en que la atención es de muy baja calidad, y la tercera se debe
a que la institución carece de los insumos necesarios para tratar a los
pacientes. A su vez, el sector académico añade la ausencia de criterios claros
en el proceso de priorización del Servicio de Salud, la imposibilidad de que
rinda cuentas adecuadas a la población y la constante vulneración del derecho a
la información de los pacientes. El propio Servicio de Salud identificó algunas
razones que se esgrimen al demandar: violaciones al derecho a la información de
los pacientes, inadecuados consejos de abogados oportunistas y lo que se
considera “la percepción errónea de los pacientes de no recibir atención
médica”, cuando en realidad sí la reciben.
El Poder Legislativo
añade que la principal causa fue la negligencia médica, en tanto que la Industria
Farmacéutica subraya la fragmentación del sistema y las dificultades para que
los pacientes accedan a las mejores alternativas terapéuticas. Los informantes
identifican que las demandas en contra del Servicio de Salud se fundamentan en
hechos derivados de violaciones al derecho a la protección de la salud que
fueron resultado de la calidad y de la atención médica, así como de la
inadecuada provisión de insumos y medicamentos para los pacientes. Todos los
sectores coinciden en que la judicialización es una realidad en México; sin
embargo, las opiniones se dividen en cuanto a sus ventajas y desventajas. Lo
real es que el hecho de no mejorar el Servicio de Salud, la población
inconforme y cada vez más consciente de sus derechos encuentre en el Poder Judicial
una solución a sus problemas.
Dr. César Álvarez Pacheco
cesar_ap@hotmail.com
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.
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