En ocasiones en mi
práctica médica me encuentro con pacientes que sufren enfermedades incurables,
pero que se tiene que tratar para mantener una adecuada o bien, mejorar su
calidad de vida, es decir, otorgar los cuidados paliativos. La Organización
Mundial de la Salud define a los Cuidados Paliativos como “el cuidado activo y
total del paciente, que no responde ya a un tratamiento curativo, con especial
atención al dolor, control de síntomas físicos, psicológicos y espirituales,
incluida la familia y atendido por un equipo multidisciplinario”.
En 2002, la OMS
especificó que “toda persona que tenga una enfermedad progresiva y avanzada,
tiene derecho a recibir cuidados paliativos”. El contexto epidemiológico actual
caracterizado por el envejecimiento de la población y el aumento de las
enfermedades crónico degenerativas cuya progresión en la mayoría de los casos
es hacia etapas avanzadas y terminales, hace vigente la necesidad de conocer y
aplicar este tipo de cuidados, involucrando siempre a la familia. Los antecedentes
del concepto actual de cuidados paliativos, se encuentran en los primeros
esfuerzos para control del dolor, principalmente en el tema del cáncer. En
México los cuidados paliativos, surgen como un movimiento para el control del
dolor en pacientes con cáncer, a partir del incremento de estas enfermedades y
de acuerdo a reportes epidemiológicos. Pero fue hasta 1996 que la Asociación
Mexicana para el Estudio y Tratamiento del Dolor convocó a un grupo de
expertos “Grupo Cocoyoc” para analizar, proponer y modificar la regulación y
el control de opioides. A partir de este momento, se iniciaron los
trabajos para establecer la Norma Oficial Mexicana (NOM) para la práctica de
la medicina del dolor y los cuidados paliativos. En 2006 se logró un consenso
en el manejo del dolor por cáncer y a partir de estos trabajos las clínicas
de dolor se desarrollaron en las diversas instituciones en el país, lo que
favoreció que muchos algólogos se formaran como paliativistas. Después se
comenzó la discusión en el poder legislativo sobre los cambios legales en el
manejo del dolor con opiáceos y la atención paliativa, dado que en nuestro
país el narcotrafico siempre ha sido un dolor de cabeza. Para diciembre de
2009, se publicó en el Diario Oficial de la Federación, el decreto por el
cual se establecen reformas a la Ley General de Salud; Los artículos modificados
fueron: 166 Bis (enfermos en situación terminal); 3o frac. II y XXVII bis
(atención médica y tratamiento integral del dolor); 33 frac. IV (actividades
de atención médica paliativa, por parte de un equipo profesional
multidisciplinario). Posteriormente dados los antecedentes, para el
5 de noviembre de 2013 se publicó en el DOF, el decreto por el que se reforman
y adicionan diversas disposiciones al Reglamento de la Ley en materia de
prestación de servicios de Atención Médica y
el 9 de diciembre de 2014 se publicó la NOM-011-SSA3-2104, en donde se
establecieron los criterios para la atención de enfermos en situación
terminal a través de los cuidados paliativos. Mismos que incluyen, la
obligatoriedad de los esquemas de manejo integral de este tipo de cuidados en
cualquier institución.
El
hecho de que los temas más abordados en México sean las actitudes y creencias
del personal de salud y la revisión conceptual del tema, revela por lo menos
dos dimensiones para reflexionar: La primera es, la incertidumbre en la que
trabajan muchos médicos respecto a la conceptualización y aplicación de los
cuidados paliativos, un ejemplo de esto es la falta de consenso en términos
claves como: enfermedad terminal, terminalidad, sedación paliativa, entre
otras. Sumando a la falta de criterios claros sobre la aplicación e
interpretación normativa y administrativa, generando en algunos casos
actitudes defensivas tanto de los médicos, como de los pacientes y familiares.
Y la segunda es que otro tema de gran relevancia que merece un análisis
profundo es que el concepto y aplicación de los cuidados paliativos, que
trastoca algunos fundamentos y prácticas en los que se basa la medicina
moderna, específicamente el paradigma de la curación y del modelo
paternalista en la relación médico-paciente que pudiera guardar relación con
la estructuración institucional de los servicios y la reticencia de algunos
médicos de aplicar de manera oportuna y adecuada estas medidas. Aspectos como
el dolor y especialmente el empleo de opiáceos, han sido poco reportados. Algunas
razones de esta omisión en México son: El abordaje limitado del tema en las escuelas
de medicina porque en la currícula el manejo de opiáceos se toca
tangencialmente y se deja para las especialidades como la anestesiología. Esta
deficiencia escolar ha favorecido que los médicos generales y muchos
especialistas no los utilicen aun cuando estén indicados. Sin embargo los
cuidados paliativos es algo tan importante en la practica médica que no podemos
dejar pasar desapercibida.
Dr.
César Álvarez Pacheco
cesar_ap@hotmail.com
@cesar_alvarezp
Huatabampo,
Sonora.
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