domingo, 31 de mayo de 2020

¿Cómo le hizo Zacatecas?


Al presentar en su conferencia de prensa los avances y actualizaciones respecto a la pandemia, el subsecretario, López-Gatell el objetivo de la “Nueva Normalidad” a partir del primero de junio, quien dijo que no es más que tener un regreso ordenado, gradual y cuidadoso a las actividades de la vida diaria, llamó la atención una cosa en su diapositiva al ver el mapa del país (aterrador, por cierto) totalmente en rojo, a excepción de un estado: Zacatecas.

El subsecretario de prevención y promoción de la salud, explicó la situación del país al término de la Jornada Nacional de Sana Distancia, además de mencionar que las actividades de vigilancia sanitaria se mantendrán bajo la lupa de cada entidad federativa. Mencionó que el semáforo epidemiológico constará de cuatro colores: riesgo bajo (verde), riesgo medio (amarillo), riesgo alto (naranja) y riesgo máximo (rojo). Al escuchar la conferencia y al ver la presentación, veíamos que todo el país se encontraba pintado de rojo como indicativo de riego máximo de coronavirus, mientras que Zacatecas era el único estado que “se salva” al estar una categoría bajo y de ser considerada con un riesgo alto. No pude dejar de hacerme la misma pregunta que varios de los mandatarios de las entidades federativas y su equipo: ¿Cómo le hizo Zacatecas? Mientras que en las redes, la imaginación no se dejó esperar y se le encontró parecido a un estado tratando de huir en medio de tanto riesgo en un país pintado de rojo. Si bien el naranja significa riesgo alto, que es un paso descendente del rojo, era el único a “salvo”. La cifra de Zacatecas hasta el 29 de Mayo (última actualización en su página oficial) era de 289 personas contagiadas con 34 personas fallecidas por COVID19. Solo uno de sus 58 municipios se observa en alto riesgo con rango de 51 a 100 contagiados, dos en riesgo moderado con rango de 41 a 50 contagiados y uno con riesgo bajo con rango de 31 a 40, el resto de sus municipios se encuentran sin riesgo, es decir, con un semáforo en verde. Pero ¿Cómo le hizo Zacatecas para ser el único estado a “salvo” a diferencia de los demás pintados en rojo?. ¿Qué tiene Zacatecas (además de cantera) que no tenga los demás? No obstante, en cuanto a los casos confirmados activos a la cabeza se posiciona la Ciudad de México y le siguen el Estado de México, Baja California, Tabasco, Veracruz y Puebla. El único estado con su curva de contagios en declive, es Quintana Roo. Otra de las cosas que menciona el subsecretario era la disponibilidad de camas para pacientes que así lo requirieran era del 66% en Sonora, sin embargo gracias a las “benditas redes” se pudo observar gritos de SOS en Navojoa, Cajeme y Nogales quienes tenían ocupación al 100% y sin disponibilidad de ventiladores ni tomas de oxígeno. Más tarde también por medio de redes, el gobernador Alfaro de Jalisco llamaba: “increíblemente cínico” al subsecretario nacional por presentar esas cifras y datos que no eran las mismas a las registradas en su entidad; el gobernador de Jalisco consideró que era absurdo estar en el mismo nivel de el estado de México o la CDMX quienes encabezan los contagios, con su entidad, mostro sus estadísticas y las comparó con las que la federación le envió, y si, estimado lector, existía una discrepancia importante. Los motivos de Alfaro, era sacar a la luz que les otorgaban a las entidades la responsabilidad por la apertura a las actividades este primero de Junio, pero ¿y Zacatecas?

Lo real es que a pesar de tantos datos estadísticos, no sabemos realmente cuántas personas se infectaron, ni cuantas personas realmente han muerto, ya sea a consecuencia directa del virus y de la enfermedad o de manera indirecta por acción de las acciones realizadas por la pandemia. Sabemos por los registros y estadísticas de mortalidad que recogen todos los decesos ocurridos en una zona y son una fuente de datos universal, y por ello es un instrumento clave en la planificación de las actuaciones en salud, que hay muchas más muertes que las reportadas, muertes de personas que no han recibido asistencia sanitaria, sobre todo de adultos mayores, a los que no se les ha hecho una prueba de confirmación del coronavirus, y otras muchas personas también muertas, a consecuencia del cese de actividad programada de tanto miles de pruebas médicas diagnósticas, como de intervenciones quirúrgicas y procedimientos terapéuticos aplazados, originado todo ello por el caos y el colapso sanitario creado, derivado de la mala planificación. Muertes por las actuaciones y mensajes contradictorios e ineficiencia e irresponsabilidad, en la adquisición rápida y eficaz de los recursos materiales sanitarios en donde nos decían, estaban preparados con tres meses de anticipación. Por eso creo que Zacatecas, no es más que un error estadístico.


Dr. César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.


domingo, 24 de mayo de 2020

La nueva normalidad.


Algo que no sabemos todavía  realmente, es cuántos mexicanos ya se enfermaron de covid-19 y, por ende, cuántos ya generaron anticuerpos en su sangre. Faltan pocos días para que termine la Jornada Nacional de Sana Distancia y el gobierno ya trabaja en el regreso de la gente al trabajo, a la escuela y a las actividades sociales y económicas, pero nada volverá a ser igual, al menos no sin una vacuna.

El bajo número de pruebas que se han realizado en México: 0.4 pruebas por cada mil habitantes, cuando el promedio de los 36 países de la OCDE se ubica en 22.9 pruebas por cada mil habitantes, ha provocado incertidumbre por parte de los gobernadores, y con justa razón. El reclamo por hacer más pruebas no sólo ha sido de los gobernadores, sino también de los mismos directores de hospitales e institutos nacionales, pues sólo así se sabría a ciencia cierta el comportamiento de esta epidemia en México. Debemos de saber que de acuerdo al comportamiento de la epidemia, en nuestro país todavía no llegamos al pico de esta enfermedad. Y en Sonora ¡menos! A diferencia de otros países, como España, Francia e Italia, que apostaron por reactivar sus economías cuando bajaron los casos por coronavirus en sus poblaciones, México opta por hacerlo al revés. La llamada nueva normalidad es inminente, pero mientras no exista una vacuna, el mundo no volverá a ser igual, lo vemos en los salones de clases en Europa por mencionar un ejemplo, donde las escuelas llaman para ver si los padres desean enviar a sus hijos a la escuela o si desean esperar un poco mas, es decir, enviarlos  a clases es voluntario, ahora bien, los que deciden enviarlos se encuentran con un salón de clases distribuido de manera que solo quepan, no mas de diez niños por aula, separados en una distancia de 1.5 metros sin poder levantarse a jugar y realizar acciones de manera ordenada y disciplinada, pero ¿qué no era ya así? El motivo que los lleva hoy a mantenerse distanciados y evitar la socialización que antes podían realizar es simple: el miedo. También vinieron para quedarse, cuidados preventivos de la salud como lavado frecuente de manos, no tocarse la cara, no estornudar sobre el otro, el uso de mascarillas o cubre bocas, etc. Hay una revalorización de todo lo que implica el sector salud y reclamo de mayor inversión e investigación científica. El problema sanitario en nuestro país se acentuó con el nuevo gobierno, que, entre otras medidas, había emprendido una migración  muy desordenada del Seguro Popular al Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI). Es mucho lo que ignoramos de esta enfermedad y se espera que a esta primera oleada seguirán otras cuya intensidad desconocemos pero que se prevé llegue en octubre. La sociedad debe aceptar que el mundo dejó de ser lo que fue. Por las condiciones de este virus, no podremos terminar el confinamiento sin practicar seguimiento de contactos y la aplicación de numerosas pruebas. Solo mediante estas sabremos cuántas personas están infectadas y en dónde radican para entonces planear un regreso escalonado, altamente regionalizado e intermitente que evite la sobrecarga de nuestro sistema de salud. No hemos aprendido que la nueva normalidad ya es distinta a lo que vivimos antes de la epidemia, vemos gente en las calles normalizando la socialización como antes de la pandemia, vemos largas filas para realizar compras no solo de cerveza en nuestro estado, sino de otros artículos como en Estados Unidos en tiendas de conveniencia. Estas personas no ven ni están consientes de que existe otra fila, de personas como ell@s pero en las salas de hospitalización, en las terapias intensivas y en algunos crematorios.

Parece claro que tanto el plan nacional como los que elaboren las entidades federativas deberán aplicarse con sumo cuidado y estarán sujetos a continuos reajustes: no puede ser de otra manera en un contexto en que se presentan tantos factores incontrolables e impredecibles. Como indica la experiencia de los países que en días recientes han comenzado sus propias tentativas de reapertura, incluso cuando se toman todas las precauciones pueden ocurrir nuevos brotes epidémicos, y es imposible descartar la ocurrencia de una segunda crisis. Es importante que la población entienda que la nueva normalidad, es totalmente distinta a la que estábamos acostumbrados.


Dr. César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.


domingo, 17 de mayo de 2020

Un té de canela.


La pandemia de  coronavirus ha generado la difusión en los últimos días de un importante número de información acerca de las precauciones que todos debemos tener para no contraer el virus. Sabemos de las medidas ampliamente difundidas como el estornudo de etiqueta, lavado de manos, la sana distancia (1.8m) y por supuesto, el uso de cubre bocas. Por otro lado, se ha generado (des) información también que no ayuda a mantener a raya al virus; veamos.

Varios estudios han mostrado que los casos de coronavirus en niños tienden a ser leves, y que los casos en jóvenes o adultos tiene tasas de letalidad bajas. En ancianos o personas con enfermedades crónicas respiratorias, cardíacas o con diabetes la tasa de letalidad es mayor al 6%, pero en personas sin enfermedades crónicas la tasa de letalidad es menor al 1%. Pero una pregunta en la mente de todos es: ¿cuándo se va a acabar? ¿Hay respuesta? Bueno, mas o menos: la epidemia muy probablemente va a acabar o a disminuir significativamente antes del final del invierno, probablemente para marzo o abril del 2021. ¿Por qué? Cuando el nivel de inmunidad de la población se acerque a la mitad de la población el virus no podrá seguir diseminándose indiscriminadamente. Por lo cual, cuando hayan pasado un par de olas epidémicas, una este invierno y otra el próximo, una buena parte de la población se habrá ya expuesto. Para seguir diseminándose, cualquier epidemia o pandemia necesita que una proporción elevada de la población sea susceptible. Y no, no se necesitan “fiestas de contagio” como lo difundido en redes para generar la llamada “inmunidad de rebaño”. Por otro lado se espera que para inicios del próximo año, ya haya una o varias vacunas. También es bastante probable que existan para entonces antivirales específicos contra el coronavirus y, para entonces, otros antivirales ya existentes habrán probablemente comprobado su utilidad. En otras palabras, habrá cada vez más opciones de prevención y tratamiento. Como suele ocurrir, en estas ocasiones no todas las noticias son certeras y gracias a las llamadas “fake news” destinadas a desinformar a la población. Ocurren situaciones como la administración de cloro o desinfectante vía intravenosa como ocurrió en NY posterior a la lamentable declaración de Trump.

Uno de los mitos más compartidos en redes sociales es el supuesto consejo de un médico japonés (de cuya existencia real no se tienen pruebas) de que beber agua cada 15 minutos sería una forma adecuada de eliminar los virus que entran en la boca. Mantenerse hidratado es un buen consejo médico, pero de una forma normal y natural, no estableciendo esa rutina, que no hará que no te entren virus por las vías respiratorias aunque entrarían algunos por la vía oral “nadando” como el virus de la Hepatitis, por mencionar un ejemplo. Hay mensajes erróneos en Internet que animan a beber agua caliente, tomar baños calientes, exponerse al sol o evitar tomar helado. Ninguna de estas cosas tiene base científica, son mensajes falsos propagados por las redes que en ningún caso te ayudarán a evitar el contagio o a curarte del coronavirus. La nueva oleada de gente fit o “nature” que cree que comer ajo sería una buena forma de prevenir infecciones. Lo cierto es que la OMS lo tiene enlistado como "un alimento saludable que puede tener algunas propiedades antimicrobianas", pero contra el coronavirus e infecciones similares no existen evidencias de que tenga efecto alguno. Luego de que algunos líderes del mundo mencionaran la Cloroquina e Hidroxicloroquina como una posible cura sus ventas se dispararon, pero no hay evidencia científica de que curen la enfermedad COVID-19. La cloroquina es un antipalúdico barato utilizado desde 1935 para combatir la malaria. En EU ya hay un caso de muerte por consumo de Cloroquina sin supervisión médica. Se recomienda dejar los zapatos en la entrada solo como medida de higiene general, no en particular por el virus ya que al ser un virus nuevo, los estudios que detallan su supervivencia en distintas superficies están en curso. La OMS ha sido insistente en que las mejores medidas de prevención son el lavado constante de manos con jabón, la desinfección de las superficies y elementos de uso diario como teléfonos celulares y el aislamiento social. Muchos mitos existen y saldrán otros mas, hasta entonces, siga los consejos del personal de salud, evite mantener contactos cercanos, no acuda a lugares donde hay multitudes, no se acerque a personas que tosen, no toque objetos que puedan estar contaminados y lávese las manos con muchísima frecuencia; y por último Sonora, NO; el virus no se cura tomando un té de canela.


Dr. César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.


domingo, 10 de mayo de 2020

Con el gremio No.


Las problemáticas de los médicos y sus consecuencias en la atención de salud se originan en múltiples factores propios de nuestro tiempo, como son el afán exitista de la medicina, factores comerciales, institucionales, costos de exámenes y medicamentos, lucro desmedido por parte de los proveedores, precariedad de recursos, equipamiento, horarios, personal, falta de especialistas, listas de espera, etc., todo lo cual habitualmente tiene como blanco al médico por ser más fácil, y más vulnerable. Y por si fuera poco, recientemente el presidente de TODOS los mexicanos, ya nos atacó ¿?

Hoy mas que nunca, el esfuerzo conjunto, con altura de miras, y no sólo beneficios políticos sectoriales o comerciales, deben primar para buscar soluciones. Los médicos aplicamos, concreta y técnicamente nuestros conocimientos en la solución de problemas específicos de salud. Las profesiones, como "Colectividades Organizadas" desempeñamos a su vez variadas funciones; así, la Medicina define lo que constituye enfermedad, salud y sus límites, lo cual no sólo debe implicar el aspecto técnico sino también humanidad, enfoque social, con evaluación y análisis profundo de las aspiraciones, necesidades, deberes y derechos de todos los entes participantes, ver su lógica, justicia y razones, con honestidad, pluralismo, generosidad, "pies puestos en la tierra", señor presidente. La historia la hacemos y vivimos todos cada día, no sólo un grupo de personal dedicado a dar la vida a la salud, fuerza o gestión. Como médicos, queremos que predomine el "Bien Común", basado en justas ponderaciones que consideren también lo que nos corresponde y merecemos como ciudadanos mexicanos, seres humanos falibles y esforzados, con familia, problemas, necesidades y vida como cualquier otro individuo que contribuye al crecimiento y bienestar (sus nuevas palabras favoritas) de este país. Debemos reconocer nuestros errores, nuestras faltas éticas y deficiencias, cosa que ustedes los políticos de la llamada 4T, no hacen; y en ese plan es que seguimos luchando por recuperar el orgullo de ser médico y adecuar su ejercicio a la realidad actual, evitando el escarnio, la injusticia y la exposición a los medios, basándonos en un quehacer limpio, honesto, técnico y humano. Hoy se vive toda una reingeniería en salud con miras a mejorar la atención médica de millones de mexicanos, al menos creemos que esa es la finalidad y no rencores del pasado. Este año es un año de hacer diagnósticos, de cambiar, de equivocarse, de quitar, de crear nuevas áreas. Es un año muy sui generis para el sector salud, no solo por la pandemia que estamos viviendo; si se calificara este año, de hecho, es como si nos hubieran sacudido a nivel mundial, desapareció el Seguro Popular y muchos programas que, para las autoridades de salud, se duplicaban o no tuvieron la eficacia para atacar los problemas. Hoy la pandemia descubre a los políticos que están a cargo; dijeron que tenían mas de tres meses preparados, no lo estuvieron; dijeron que tenían suficiencia hospitalaria, después acusaron a Narro de dejar mas de 300 hospitales a medias; dijeron que vendrían médicos cubanos a “ayudar” a los mexicanos, resultaron ser médicos que no saben manejar un ventilador y los mexicanos, los están ayudando/enseñando a usar la vía aérea; nos dijeron que motivarían al gremio médico y se abrió lo pinos con colchones de esponjas y hacinamiento que contrastan con el alojamiento de los cubanos que están hospedados en un hotel exclusivo de la CDMX: “Hotel Imperial”. Nos dijeron en una mañanera, que había que respetarnos, reconocernos y apoyarnos, y nos acusaron de ser ruines y lucrar con el dolor.

Al aparente requisito de vivir sin comer ni enfermarse (ni dormir), se agregan dos características de nuestra profesión sumamente desconcertantes para los pacientes: La primera es que en medicina barajamos probabilidades (no certezas) y, a veces, nos equivocamos. Sí, así como leen, los médicos, como todo ser humano, nos equivocamos. Esto último no significa ser negligente, o sea, no es que pasamos por alto el conocimiento sino que a veces las probabilidades son más a favor de la enfermedad A y no de la B, pero igualmente la B era la correcta. La segunda, es que nadie quiere ir al médico. Nadie quiere estar enfermo, pensar en una vida sin salud y menos sentir que gastó dinero en algo tan negativo como tomar un montón de pastillas. La visita al médico es algo que (hasta los médicos) preferimos no recordar; claramente prefiero gastar dinero en unas vacaciones que en pagar una operación. ¿Sabe usted que los médicos estudian hasta 12 años para atenderlo? ¿Quién le parece que tiene más responsabilidades, el médico o un diputado? ¿Será justo descargar toda nuestra ira contra una persona, que tiene un sueldo modesto de parte de una que gana un sueldo abundante? No, presidente; Con el gremio no.



Dr. César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.



domingo, 3 de mayo de 2020

El arte del ojo clínico.


Antes de la era moderna de la medicina, la palabra diagnóstico no formaba parte del lenguaje médico, las enfermedades no tenían un nombre, y eran vistas como una forma en la que lo divino (o religioso) regulaba lo humano; un pensamiento mágico que no dejaba lugar a la razón. Se empezó a emplear un término en la medicina china y en la griega, para nombrar una sensación y un cierto modo de padecer, es decir, de enfermar, clasificando un conjunto de síntomas y signos que dieran nombre a una entidad patológica. Fue en ese tiempo cuando Hipócrates, considerado el padre de la medicina, comenzó a enseñar un método de ver, interrogar y examinar al paciente, para determinar la enfermedad que lo afligía, elementos que hasta el momento han persistido como la base del diagnóstico clínico.

A pesar del desconocimiento, numerosas enfermedades que hoy son identificadas, estaban presentes en el mundo mucho antes de que alguien les diera un nombre, y de que alguien integrara con ellas un diagnóstico. Esto se sabe no solo por los diversos estudios que demuestran la existencia de enfermedades en restos humanos, sino porque también se les encuentra en el arte, mediante uno de los pilares básicos del diagnóstico médico: la inspección. Tanto en el arte como en la medicina hay un proceso en común: al observar una pintura, y al atender a un paciente, se crea una primera impresión, lo que genera una emoción con el arte, y algún diagnóstico. En la medicina, el proceso de observar y entender, es parte del método clínico. Muchas son las obras de arte en las que basta una rápida mirada para que salte a la vista un diagnóstico; alguien con un ojo clínico entrenado que solo lo puede dar la experiencia misma previa a la teoría, puede notar con un vistazo los razgos que caracterizan el estilo artístico de Doménikos Theotokópoulos, más conocido como El Greco, uno de los principales representantes del Renacimiento español. En sus cuadros se ven altas figuras con largos y delgados dedos que evocan algunos rasgos típicos del síndrome de Marfan. Este síndrome fue una de las primeras enfermedades en ser clasificadas como un desorden hereditario del tejido conectivo, cuyo diagnóstico se basa principalmente en los hallazgos clínicos. Otra enfermedad recurrente en el arte es la rosácea, una enfermead inflamatoria crónica de la piel que afecta aproximadamente a 2% de la población, predominante en adultos, se caracteriza por un enrojecimiento centrofacial permanente con frecuentes exacerbaciones. En muchos cuadros de diferentes siglos y localizaciones geográficas se aprecian las manifestaciones clásicas de esta enfermedad, algunas representaciones muestran rostros con nariz grande con deformaciones, etapa avanzada de la dermatitis. Un ejemplo es el cuadro de Domenico Ghirlandaio, uno de los representes del Renacimiento italiano del siglo XV, en su cuadro: Anciano con su nieto. Las primeras descripciones con las que se cuentan acerca de tumoraciones en la mama datan de 1600 a. C., en el papiro egipcio de Edwin Smith, no se usó el término cáncer, hasta mucho tiempo después. En el óleo La noche, del artista Michele di Ridolfo del Ghirlandaio, pintado a mediados del siglo XVI en Florencia, Italia, con impresionante técnica y uso de colores, la figura en primer plano presenta probablemente una de las primeras alusiones pictóricas a esta enfermedad, destaca la asimetría de las mamas, y en la izquierda es evidente la retracción del pezón, es discutible si presenta cambios en la piel, y a pesar de que hoy sabemos que las mamas, no son simetricas como tal, muestra razgos de que su modelo probablemente pudo padecer esta enfermedad que ho sabemos son características clínicas de cancer de mama. Otras enfermedades como el trastorno bipolar que nos muestra en su grandiosa técnica del expresionismo abstracto, Jackson Pollock que pintaba, solo en sus episodios de manía, exacerbados probablemente por su alcoholismo. Y no, lector, usted no pintaría de la misma manera en un estado de ebriedad, por  si acaso se lo está preguntando.

La manera tan detallada de representar estas enfermeades en las obras de arte, permite reconocer algunas enfermedades comunes en pintores de quienes se conservan sus autorretratos y/o los retratos de alguien más, dejando evidencia de las enfermedades que aún se padecen en el siglo XXI, y que han afligido a la humanidad por siglos, se constata gracias a uno de los pilares básicos del diagnóstico en medicina, la observación, ejercida y registrada en una de las expresiones más antigua del ser humano, la pintura.



Dr. César Álvarez Pacheco
cesar_ap@hotmail.com
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.




Los guardianes de la salud


La violencia se ha visto plasmada,  desafortunadamente en varias ocasiones a través de la historia. Actualmente, podemos ver formas de violencia de distinta índole, es decir, formas que han existido siempre, como las torturas, el abuso sexual, el abuso físico, pero al mismo tiempo que la sociedad evoluciona se van desarrollando y aprendiendo variantes más sofisticadas (violencia verbal, psicológica, acoso, entre otras)y nuevos medios de expresión de la violencia (internet, móviles y video juegos) que se ajustan a los distintos ámbitos en los que hoy día se relacionan las personas, como por ejemplo el medio de trabajo, o trabajar en un hospital ¿ilógico, no?

La organización Mundial de la Salud define la violencia en el trabajo como “aquellos incidentes en los que la persona es objeto de malos tratos, amenazas o ataques en circunstancias relacionadas con su trabajo, incluyendo el trayecto entre el domicilio y el trabajo, con la implicación de que se amenace explicita o implícitamente su seguridad, bienestar o salud”. Y esta misma organización informa que casi un 25% de todos los incidentes de violencia en el trabajo se producen en el sector salud. Normalmente existe la tendencia a asociar la violencia con la agresión física. Según la bibliografía, no existe una definición única de violencia en el lugar de trabajo pero sí existe un elemento común a la hora de enfocar la cuestión: el concepto de violencia debe ser más amplio que el de la mera agresión física y debe incluir otras acciones que intimidan al que las sufre (e incluso al resto de trabajadores que son testigos). Así, la violencia en el trabajo comprenderá́, además de las agresiones físicas, las conductas verbales o físicas intimidatorias, abusivas y acosantes. No en vano, la Real Academia de la Lengua considera en una de sus definiciones que “agresión” es todo acto contrario al derecho de otra persona. De todos los medios de trabajo, es el sector servicios el que más episodios de violencia registra, destacando entre todos ellos el medio del sector salud. Existen abusos que se incluyen las siguientes categorías reconocidas tales como: abuso verbal, comportamiento amenazante, asalto físico y “mobbing” (o acoso laboral), ya sea por parte de pacientes, miembros de la familia o compañeros de trabajo. Las definiciones de “violencia”, “agresión” y “abuso” se complementan entre sí y nos dan a conocer la esencia de una realidad que, aunque ha sido escasamente denunciada, es muy antigua y común en las instituciones de salud. Así́ pues, violencia no sólo es la agresión física; es un concepto más amplio. En ocasiones esta violencia se asume como parte del trabajo y lleva consigo afectación hacia las personas que la sufren. Hoy en día, con la crisis de salud que estamos viviendo y la pandemia que nos encontramos enfrentando, es contradictorio que la población agreda a personal de salud; intento de incendio (si, leyó bien, incendio a una persona por portar su uniforme de salud), agresiones con cloro, gritos, insultos, y hasta agresiones físicas, son a lo que se encuentra expuesto hoy el personal de salud debido al argumento de los agresores que se reduce en una palabra: ignorancia.

Por lo anterior, obviamente las autoridades no podían quedarse de brazos cruzados, ya que los “soldados de la salud”, son los que trataran de contener esas cifras que aterrorizan a cualquiera, cuando nos hablan de infectados o peor aun, de decesos. Por ello la Gobernadora de Sonora, a través de la Fiscalía General de Justicia del Estado, aseguró que sin importar quien sea el agresor, enfrentará la justicia con todo el peso de la ley. Los castigos en los que pueden variar de uno a tres años de prisión es uno de los muchos ejemplos que rápidamente se replicaron en otros estados como Jalisco, que endurece la pena de hasta 10 años de prisión, o la iniciativa que se cocina en el Senado para sancionar específicamente y de forma severa a quienes violenten a personal médico y de enfermería, o realicen actos vandálicos en centros de salud e instalaciones hospitalarias con el pretexto de que son fuente de contagio de Covid-19. La iniciativa estará fundamentada en el artículo 140 del Código Federal en lo relativo a sabotaje, y la propuesta busca que este tipo de ataque se considere delito federal y que los agresores sean acreedores a una multa de mil 500 veces el valor del Unidad de Medida y Actualización (UMA), y de cinco a 25 años de prisión. Sabemos que las personas que agreden a personal de salud, no tienen la capacidad de comprensión para saber lo que está sucediendo actualmente, seguramente son los que no se están quedando en casa o los que creen que el virus es parte de una conspiración; pero el no conocer la ley, no los exime de cumplirla. Así que a valorar a los guardianes de la salud.



Dr. César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.