El rápido
crecimiento del mercado y la popularidad que han alcanzado a nivel global los
cigarros electrónicos, y los sistemas electrónicos de administración de
nicotina, popularmente conocido como: Vapeo, son motivo de preocupación para la
Organización Mundial de la Salud y la comunidad de salud pública internacional,
quienes visualizan esta innovación tecnológica como una amenaza a los logros
alcanzados con la implementación del Convenio Marco de la OMS para el Control
de Tabaco además de ser un riesgo potencial para la salud de los grupos más
vulnerables: niños, adolescentes y mujeres en edad reproductiva.
Los nuevos productos
de tabaco han incursionado en el mercado con el discurso de reducción del daño
y minimización del riesgo, con campanas que recuerdan el posicionamiento de los
cigarros combustibles durante el siglo pasado. Actualmente, el objetivo de las
compañías tabacaleras transnacionales es la apertura de nuevos mercados y la
captura de las nuevas generaciones de consumidores a través de la
implementación de marcos regulatorios a la medida, sin las restricciones de las
leyes de control de tabaco existentes y, peor aún, desconociendo los tratados
internacionales firmados por diferentes países, entre ellos México. El
Departamento de Investigación sobre Tabaco del Instituto Nacional de Salud
Pública, comprometido con la generación del conocimiento científico para
diseñar y evaluar políticas públicas de salud en nuestro país, presenta un
documento de posición sobre los nuevos productos de tabaco, con el fin de
orientar la toma de decisiones de los legisladores, instituciones
gubernamentales y organizaciones civiles que buscan la salud y el bienestar de
todos los mexicanos. A grandes rasgos el gobierno prohíbe su importación; y es
una medida correcta. Los “E Cig” o cigarros electrónicos calientan una solución (e-liquid) y
producen un aerosol que frecuentemente contiene partículas ultrafinas,
saborizantes disueltos en propilenglicol y glicerina, y tóxicos reconocidos,
como el diacetil y la pentanodiona que causan serios daños al sistema
respiratorio. Varios estudios han encontrado en estos productos niveles
importantes de metales como el cadmio, níquel, cobre, estaño, plomo, plata y
aluminio; compuestos carbonílicos como formaldehído, acetaldehído y
acroleína; además de compuestos orgánicos volátiles y otros químicos
cancerígenos. La
presencia de cualquiera de estos tóxicos en los nuevos productos de tabaco
toma relevancia en salud pública cuando se considera la prevalencia elevada de
uso de estos dispositivos entre los adolescentes que nunca han consumido los
cigarros convencionales. La nicotina es una sustancia altamente adictiva. Si
los adolescentes la consumen antes de los 25 años, puede causarles adicción y
alterar el desarrollo de su sistema nervioso y respiratorio. Además, es causa
de aborto y parto pretérmino en las mujeres embarazadas y, puede causar
trastornos auditivos y alterar el desarrollo fetal. La exposición postnatal puede
causar muerte súbita del lactante. Y en ocasiones vemos que pareciera no
importar a los jovenes.
En México, como en varios países
de la región de las Américas, la venta de los cigarros electrónicos se
encuentra prohibida; sin embargo, la más reciente Encuesta Nacional de Consumo
de Tabaco, Alcohol y Drogas reportó que más de 5 millones de mexicanos de
entre 12 y 65 años han probado el vapeo y que 975 000 ya son usuarios
actuales. Las legislaciones y regulaciones de todos los productos de tabaco,
incluyendo los cigarros inteligentes, deben presentarse considerando toda la
evidencia científica disponible. Ésta debe ser concluyente e independiente,
es decir, sin la participación o intervención de los fabricantes o
instituciones que tienen un conflicto de interés; estamos de acuerdo que no se
puede ser juez y parte, en Estados Unidos lo entienden, aquí en nuestro país
pues es complicado, usted me entiende, lector. México debe avanzar en la
generación de evidencia científica, desde la ciencia básica hasta la poblacional
y desde la interdisciplinariedad local hasta la global, de tal manera que se
pueda avanzar en la legislación y la regulación sanitaria de los nuevos productos
de tabaco y comprender que no, no son mas sanos que un cigarro convencional
combustible.
Dr.
César Álvarez Pacheco
cesar_ap@hotmail.com
@cesar_alvarezp
Huatabampo,
Sonora.
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