Los eventos que
producen lesiones no suelen ser aleatorios o inevitables. Por esta razón, en
algunos círculos se ha empezado a evitar el uso del término “accidente”. Hay
quien piensa, sin embargo, que se trata de un concepto comprendido por el
grueso de la población y por esta razón debería seguir siendo utilizado en
tanto que ayuda a resaltar su importancia en términos de salud pública. Otro
problema asociado al uso de esta expresión es la amplia gama de eventos que
incluye este término: desde choques vehiculares y atropellamientos hasta
lesiones por terremotos. La constante es la presencia de una lesión física
ocasionada por una causa externa en un evento que se supone no fue intencional.
En México, una de cada
10 muertes se atribuye a accidentes, que se concentran de manera muy destacada
en los individuos en edad productiva. Según datos de la Encuesta Nacional de
Salud, cada año más de dos millones de personas mayores de 18 años de edad
sufren lesiones a consecuencia de eventos no intencionales, principalmente
caídas y accidentes de tránsito. Con el fin de resaltar la importancia de los
accidentes vehiculares en la salud poblacional, cabe mencionar que 10% del
total de lesiones no intencionales ocurren en la aparente seguridad de los
hogares y mayormente ¡en vacaciones!.
Estimaciones publicadas por la Organización Mundial de la Salud muestran que
las lesiones ocasionadas por accidentes de tránsito ocupan la novena posición
entre las causas de vida saludable perdida y se estima que para el año 2020
ocuparán el tercer lugar. En México los accidentes de tránsito son una
importante causa de mortalidad general, y las posiciones 1 y 2 entre las
principales causas de muerte en los hombres y mujeres entre 15 y 39 años de
edad. En el país existe una tendencia estable en la mortalidad por accidentes
vehiculares, pero en Aguascalientes, Zacatecas y Veracruz la mortalidad se ha
incrementado a un ritmo superior a 5% anual los últimos cinco años. No existen
muchas causas de mortalidad que hayan tenido un incremento tan acelerado como
éste en los últimos años. Sin embargo, la mortalidad es sólo una de las facetas
del problema. A escala internacional se estima que por cada muerte relacionada
con accidentes de tráfico hay 50 individuos con lesiones de diversa magnitud.
En México la relación es mucho más estrecha: una muerte por siete lesiones, lo
que nos habla de una altísima letalidad de estos eventos en nuestro contexto.
La atención oportuna y algunas medidas regulares de prevención pueden reducir
la letalidad de los accidentes de tráfico, pero frecuentemente no evitan las
secuelas discapacitantes a mediano y largo plazo. El impacto de estas secuelas
en el desarrollo personal, familiar y económico apenas comienza a ser
vislumbrado. En muchos países se ha documentado una reducción importante de la
letalidad de los accidentes vehiculares con medidas tan sencillas como la
obligatoriedad del uso del cinturón de seguridad; el uso de casco entre los
motociclistas; la prohibición de que los niños viajen en los asientos
delanteros de los automóviles; la reducción de los límites de velocidad
permitida; el control del consumo de alcohol entre los automovilistas, y el uso
de luces aun durante el día. No es necesario ser un especialista en psicología
social para darse cuenta que el éxito pleno de estas medidas requiere de
difíciles cambios conductuales.
En el corto plazo se
requiere de legislaciones enérgicas y de mecanismos que en verdad estimulen el
cumplimiento de las normas. ¿Cómo se logrará esto? Con una adecuación
legislativa y del marco jurídico; contando con recursos técnicos (policía y
tecnología), que nos permitan mantener una vigilancia para el control y la
supervisión del cumplimiento de las normas que se emiten fomentando valores
cívicos con la educación y para concientización de los ciudadanos la cultura
del autocuidado; mejorando atención a víctimas, atención pre hospitalaria,
ampliando programas de prevención sobre el consumo de alcohol en jovenes y
estimulando la participación ciudadana para una colaboración multisectorial,
¿se podrá? Veremos.
Dr. César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.
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