Mucho se ha comentado
ya de la película que está rompiendo el internet: Roma. La película es una producción que en lo
personal me parece fascinante; simplemente porque cada quien puede tener su
opinión al respecto y dar su interpretación de la historia de acuerdo a sus
gustos. En lo personal, y como profesional de la medicina, me llamó la atención
ya que en la historia se involucra la familia de un médico y un escenario
“real” de lo que era un hospital en la década de los setentas, pero ¿Qué tan
real es?
La producción de Roma
según su creador el cineasta Alfonso Cuarón, es un retrato de lo que él mismo
vivió durante la década de los setentas y detalles que recordaba sobre los
diversos escenarios que se involucran en la película en donde la protagonista,
Cleo, una empleada doméstica de origen oaxaqueño que trabaja para una familia
de clase media inspira con su actuación, dejando ver detalles de la vida
cotidiana de las costumbres del México
de ayer, y hoy. Cleo es una mixteca que no conocía de educación sexual, y al
parecer tampoco Fermín. Debido a las prácticas sexuales sin protección, Cleo
pudo ser contagiada de diversas enfermedades de transmisión sexual,
específicamente sífilis y gonorrea que se incrementaron a principios de los
años sesenta, durante la revolución sexual y la era hippie; sin duda faltó
información y nada ha cambiado desde entonces; se relaciona, al igual que hoy
con las poblaciones de mayor marginación, con todo y el alcance que el internet
y la información tienen en la actualidad. Sin duda un escenario fascinante fue
el hospital, la locación del Centro Médico, ubicado en la colonia doctores en
donde Cleo y Sofía llegan al estacionamiento del hospital fueran realmente en
los edificios originales, se aprecian los relieves de José y Tomás Chávez
Morado, ubicados precisamente en lo que eran las aulas del Hospital de
Especialidades. Incluso, dice que usaron los utensilios originales de la
clínica que aún se guardan en bodegas. Una escena que llama la atención es ver
a los médicos fumando dentro de la unidad hospitalaria, hoy día sería una
conducta penalizada en los nosocomios tanto para los médicos como para los
pacientes. La política de salud para el control del consumo del tabaco ha
sufrido importantes transformaciones. Desde el punto de vista normativo, hasta
el año 2000 esa política se regía por un marco jurídico general y laxo. Antes
del año 2000 la Ley General de Salud, ordenamiento que regula los productos de
tabaco, ya consideraba la inclusión de leyendas de advertencia en el etiquetado
de los paquetes de cigarrillos, la prohibición de venta o suministro a menores
de edad y la asignación de áreas prohibidas para el consumo en unidades
hospitalarias y clínicas del Sistema Nacional de Salud, así como requisitos
específicos relativos al contenido de la publicidad y su difusión en medios de
comunicación, entre otras medidas. A partir del año 2000, a la política de
control del tabaco se agregaron acciones administrativas y legislativas desde
la perspectiva tributaria y de regulación sanitaria a fin de disminuir el
consumo de tabaco, proteger a los no fumadores de la exposición al humo de
tabaco y dar atención a pacientes con padecimientos derivados de su hábito. El
27 de julio de 2000 se publicó en el Diario Oficial de la Federación el
Reglamento sobre Consumo de Tabaco, que tiene aplicación en los edificios de la
administración pública federal. Trasladémonos a la década de los setentas, eso
era permisivo y visto como “normal”.
Los detalles sobre el
ámbito de la salud son varios influenciados por la vida del productor ya que su
padre fue médico especialista en medicina nuclear y laboraba en el Centro
Médico, con un parecido al personaje de Antonio, el médico que abandona a su
familia y en donde la madre tenía que mentir que viajaba mucho debido a las
creencias y conductas de la época. Sin duda una historia fascinante.
Dr. César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.
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