domingo, 16 de abril de 2017

Los trastornos del sueño.

El sueño es uno de los pilares para tener un estilo de vida saludable. La magnitud de su efecto en la salud es similar a los efectos de la dieta y el ejercicio. Debido a los cambios en el estilo de vida y a las jornadas de trabajo tan extensas, el tiempo promedio de sueño ha disminuido a menos de siete horas. Diversos estudios vinculan la falta de sueño con obesidad, enfermedades metabólicas (como la diabetes), problemas cardiacos, desórdenes psiquiátricos y demencia en adultos mayores. A pesar de la evidencia creciente de la importancia del sueño en la salud, pocos médicos prestan atención a este desorden en la práctica médica diaria, es importante indagar sobre este problema ya que la falta de sueño o sueño en exceso son indicadores de determinados trastornos.
Se estima que de 50 a 60% de la población adulta reporta problemas del sueño, de los cuales los médicos identifican solo un 10 %. Se trata de un síntoma, no de una enfermedad y se manifiesta por dificultad en el inicio, despertar temprano o tener mala calidad del sueño. Los estudios indican que entre un 30 y un 40% de la población ha presentado insomnio en algún momento de su vida y del 9 al 15% ha desarrollado insomnio crónico y grave. Este malestar es más común que la enfermedad cardiaca, la diabetes mellitus, el cáncer y la enfermedad por VIH/SIDA. Entre los factores identificados que generan mayor prevalencia están el género femenino, los trastornos mentales, abuso de sustancias y la edad avanzada, ya que en mayores de 65 años la prevalencia alcanza hasta un 50%. Una encuesta internacional mostró una prevalencia de 27% en Estados Unidos. En México se realizaron tres estudios en 1997 que mostraron prevalencias aproximadas de un 30% en la población. Desórdenes psiquiátricos, como la depresión, la ansiedad, el abuso de sustancias y el desorden de estrés postraumático están fuertemente asociados con el insomnio. Existen trastornos respiratorios asociados con el insomnio que deben tomarse en cuenta, como el síndrome de apnea obstructiva del sueño. Se deben tomar en cuenta los desórdenes del ritmo circadiano como el jet lag, los trastornos del sueño por la vida laboral nocturna y las parasomnias. Algunas otras enfermedades que provocan insomnio son el asma, la fibromialgia, la demencia, la enfermedad de Parkinson, la cefalea en racimos, los síndromes epilépticos y el insomnio familiar fatal. También la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) provoca la alteración del sueño, a partir de los ataques nocturnos, la tos, la producción de flemas o dificultad respiratoria. En la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) los episodios de reflujo durante la noche provocan malestar, lo cual le impide al paciente tener un sueño adecuado. Las personas desempleadas, divorciadas, viudas, separadas, con altos niveles de estrés, turnos de trabajo nocturnos, despertares nocturnos frecuentes y bajo nivel socioeconómico, así como los pacientes que toman múltiples fármacos tienen una alta prevalencia de insomnio. Entre esos fármacos se incluyen los estimulantes (cafeína y nicotina), antidepresivos, alcohol, hipnóticos, hormonas (tiroides, anticonceptivos), y ciertos antineoplásicos.
El insomnio provoca alteraciones en la calidad de vida, lo que causa irritabilidad, disminución de la memoria, la comprensión, la atención, la creatividad, el entusiasmo, así como mayor riesgo de accidentes automovilísticos. Una de las características más importantes del sueño son los cambios que produce en la función cerebral, los cuales se asocian con modificaciones directas o indirectas en otros sistemas fisiológicos. El insomnio es un importante problema de salud pública; sin embargo, no se le da la relevancia que amerita en la práctica clínica. El sueño es un pilar fundamental para la calidad de vida de los pacientes, por lo que es vital incluirlo en la historia clínica e interrogar los hábitos de sueño. Su adecuado abordaje y el uso correcto de las herramientas previamente expuestas permitirán hacer un diagnóstico oportuno. Por insignificante que parezca, el corregir la privación de sueño de un paciente puede mejorar mucho su calidad de vida, por ende contribuyendo a su salud integral.
Dr. César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.


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