domingo, 24 de abril de 2016

Marihuana y utilidad médica.

El avance de las ciencias médicas en el último siglo ha sido muy amplio y rápido. Cada día contamos con más recursos farmacológicos para curar y controlar distintas patologías, y paliar su sintomatología con mayor eficacia y seguridad para los pacientes. Dentro de este gran arsenal farmacológico, existe un grupo aún entre sombras que parece prometedor para el manejo del dolor y algunos otros síntomas asociados a patologías específicas: los cannabinoides. Existen miedos y tabús alrededor de los cannabinoides debido a la reputación de la planta Cannabis sativa, conocida comúnmente como “marihuana”, como droga recreativa -que ese es otro tema- pero sin duda su uso en la medicina es de gran importancia y utilidad.

Recientemente ha surgido un especial interés en su aplicación terapéutica, con la consiguiente despenalización de su uso con fines medicinales, ya que numerosos estudios clínicos han demostrado pruebas de la efectividad de los cannabinoides en diversas enfermedades. Parece claro que la regulación de señalización endocannabinoide está estrechamente controlada por su síntesis, liberación, absorción y degradación. Todas las enzimas que participan en estas vías son objetivos potenciales para la intervención farmacológica en una amplia gama de enfermedades en las que se ha documentado un desequilibrio en el sistema endocannabinoide. Trastornos depresivos y de ansiedad, trastornos del movimiento como el Parkinson y la enfermedad de Huntington, dolor neuropático, migraña, esclerosis múltiple, lesión de la médula espinal, cáncer, aterosclerosis, infarto al miocardio, evento cerebrovascular, hipertensión, glaucoma, osteoporosis, obesidad y síndrome metabólico son tan sólo algunas enfermedades en las que un sistema endocannabinoide alterado juega un papel interesante para intervención farmacológica. Resulta de gran utilidad en la practica médica, pero al abuso de la sustancia podría ocasionar una acción irresponsable, dependiente de quien la utilice. A pesar de que los cannabinoides sintéticos pueden tener efectos protumorales debido a sus propiedades inmunosupresoras, son predominantes los efectos inhibitorios sobre el crecimiento tumoral, migración, angiogénesis, metástasis e inflamación, lo que han despertado un reciente interés en su aplicación clínica en esta área.

Los cannabinoides son sustancias con un margen de seguridad bastante amplio y son seguras para su uso clínico. No existen hasta el día de hoy muertes por intoxicación con cannabinoides; la dosis tóxica es imposible de calcular debido a la variabilidad entre pacientes y la respuesta a su consumo. Sin embargo, desde 1979 han existido reportes de casos de infarto agudo al miocardio sin onda Q tras el consumo de cannabis; fibrilación auricular y ventricular, y angina directamente relacionadas con el consumo de esta sustancia. La dependencia a cannabinoides detectada en modelos animales es difícil de extrapolar a seres humanos, aunque hay literatura que refiere que la dependencia al cannabis se genera en 1 de cada 10 personas que la consumen; es decir, no, no causa adicción, a diferencia del alcohol, tabaco o cafeína. Sin embargo, el uso de los cannabinoides en medicina está frenado por sus efectos psicoactivos, entre los que se incluyen los de tipo afectivo (euforia), somático (somnolencia, descoordinación motora), sensorial (alteraciones en la percepción temporal y espacial, desorientación) y cognitivo (lapsos de memoria, confusión). Es un depresor severo del sistema nervioso que disminuye el sentido de alerta y ocasiona una baja importante en los reflejos ¿se imaginan la combinación al volante?. Los alcances de los fármacos cannabinoides parecen abarcar desde un uso paliativo hasta el uso con finalidad curativa. Nuevas líneas de investigación apuntan a un probable efecto antitumoral, lo que abriría una alternativa para el tratamiento oncológico; sin embargo, hace falta mayor evidencia en este campo para que se empleen como una opción terapéutica. Los cannabinoides parecen ser prometedores en una amplia gama de síntomas y patologías, pero aún falta un largo camino por recorrer para su aceptación y uso en la práctica clínica rutinaria.

Dr. César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp

Huatabampo, Sonora.

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