A lo largo de la historia de la medicina
se han suscitado un sin número de eventos que han marcado la pauta para el
progreso de la medicina, hablando en todos los aspectos, pero sin duda un
aspecto que es y será relevante son las áreas de “observación”, esos espacios
que inicialmente sólo servían para vigilancia y hacer observación objetiva del
enfermo, para ver como evoluciona.
La observación y resolución son los que
han marcado la evolución de estos servicios dentro de los hospitales, a lo
largo de todos estos años se han buscado alternativas para reducir tiempos de
estancia, mejorar diagnósticos de ingreso y de egreso, implementando
terapéuticas de vanguardia, elevando así la esperanza de vida de cada uno de
los pacientes que ahí ingresan; diversas organizaciones se han dado a la tarea
de unificar y perfeccionar los lineamientos que rigen las unidades de
observación y en 1998 la Sociedad Médica Americana da los lineamientos para
optimizar los recursos materiales y humanos para que las unidades de observación
sean hoy en día el reflejo del hospital, en relación a la capacidad resolutiva
de éste, promoviendo la estandarización de algoritmos para el tratamiento de un
sinnúmero de patologías, reconociendo que existen urgencias reales y urgencias
sentidas y que cada una de estas urgencias merecen una atención
individualizada. No hay que olvidar que las unidades de observación son sitios
habilitados para recibir todo tipo de pacientes tanto de urgencia médica, como
de urgencia traumática, en este último rubro la famosa hora dorada es el punto
cardinal de la atención ya que si se cumple, la unidad es considerada como
eficiente y resolutiva y esto para los indicadores es aceptable. En los últimos
años se han tomado como indicadores e incluso institucionales, cuántos
pacientes ingresan y cuántos egresan, y bien porque ingresamos pacientes a
observación, primero porque el paciente cursa con una enfermedad con un alto
grado de complicaciones graves y segundo porque el diagnóstico inicial es
dudoso, con estos dos conceptos la mayoría de los pacientes que ingresan a
observación se justifica, pero existen dos conceptos que no debemos de olvidar,
el primero es saber que existen enfermedades riesgosas y segundo que existe un
término denominado probabilidad. A lo que me refiero es lo siguiente: cuando
nosotros atendemos a un individuo, que acude a urgencias por presentar dolor
torácico, se interroga, se explora, vertiéndose un diagnóstico inicial en donde
los factores de riesgo incrementan la probabilidad de que el paciente esté
cursando con angina inestable, o infarto agudo al miocardio, incrementando así
la morbimortalidad de la unidad de observación. Cuando decidimos internar a
nuestro paciente, lo ideal en relación a la evaluación y al manejo, es una
estancia de 2 a 6 horas como mínimo en el paciente grave, y hasta 24 horas en
el paciente no grave, debe de suponerse que la capacidad de resolución es
aceptable; el paciente grave se envía a dos destinos, uno es terapia intensiva,
o a quirófano y la otra es su traslado a un nivel de atención más
especializado.
Pero eso es lo ideal, en México, en
nuestros hospitales, las horas de estancia varían enormemente, en el paciente
grave hasta 12 horas en las áreas de observación y el paciente no grave en
promedio hasta 5 días, esto tiene que ver con varios aspectos, iniciando por la
capacidad resolutiva del médico tratante, los recursos con los que cuente el
hospital, estudios de laboratorio, imagenología, camas disponibles en cada uno
de los pisos de los diferentes servicios, que en cuestión; la norma dice que en
las áreas de observación debe existir el 5% de las camas censables de un
hospital, esto se refiere a las camas en donde se pueden hospitalizar pacientes
e iniciarles un protocolo de estudio, la Norma Oficial Mexicana recomienda 12
horas de estancia en este rubro. Pero no hay que perder de vista que las
unidades de observación deben de contar con recursos humanos suficientes para
resolver la problemática de los pacientes hospitalizados, con los materiales y
equipos, indispensables y el último punto la infraestructura óptima. Existen
grandes retos para la medicina de urgencias y si con el sistema de salud soñado
que mencionan se llega a contar con todo esto, se lograría que las áreas de observación registren
un menor número de ingresos y por lo tanto menos días de estancia hospitalaria.
Las áreas de observación son cruciales para definir qué pasará con el paciente,
es habitual escuchar: “lleva dos días internado por que le falta un estudio” o
“lleva tres días esperando a que llegue equis especialista a revisarlo ya que
él decidirá”. Esperemos que cumplan con lo prometido y se terminen estos
obstáculos dentro del sistema sanitario.
Dr.
César Álvarez Pacheco
cesar_ap@hotmail.com
@cesar_alvarezp
Huatabampo,
Sonora.
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