El perfil
epidemiológico de la población se ha transformado vertiginosamente en los últimos
50 años. Las enfermedades no transmisibles como la diabetes e hipertensión, se
han convertido en la causa de mayor número de muertes y discapacidades. México y
Sonora, no son la excepción a este patrón.
Dicha transformación ha
sido orientadora para determinar las necesidades a atender por los sistemas de
salud en las próximas décadas. En el camino hacia la búsqueda de alternativas,
se pueden destacar algunos acontecimientos globales como: la declaración de
Alma Ata de 1978 liderada por la Organización Mundial de la Salud y el
compromiso por el logro de la salud para todos en el año 2000 a través de la
implementación de modelos basados en Atención Primaria de la Salud. Nos
quedaron a deber; las reformas de los sistemas de salud en los años 1990´s
motivadas por la búsqueda de metas de cobertura y eficiencia. Fue un logro medias; los Objetivos de Desarrollo del
Milenio en el año 2000, que tuvieron como propósito el desarrollo humano, y que
logro un avance importante; los Objetivos de desarrollo Sostenible en el 2015,
que buscaron dar continuidad a la agenda de desarrollo del 20005, los dos
últimos, liderados por las Naciones Unidas y, la declaración de Astaná en el
2018, en la que se realiza un nuevo compromiso mundial por la Atención Primaria
en Salud para el logro de la Cobertura Universal en Salud. En la articulación
de respuestas a estos problemas, se resalta la participación protagónica de los
recursos humanos en salud. A los problemas estructurales de los países, se
suman los problemas coyunturales (como el Covid-19), cuya periodicidad se
encuentra acotada frecuentemente a semanas o años, pero cuya intensidad
evidencia la fragilidad de los sistemas en virtud de la velocidad de respuesta,
la disponibilidad de recursos, la prioridad dada a la salud y los esfuerzos
dirigidos a lograrla. Tanto los problemas estructurales como los coyunturales
interactúan generando ciclos de presión sobre los sistemas de salud como el que
hoy se vive, agudizando las realidades complejas que padecen particularmente,
los países en desarrollo (pobreza, enfermedad, barreras de acceso a la salud,
bajo nivel educativo, empleos precarios, pobreza, etc.). Un factor determinante
para ofrecer una respuesta eficiente, es la generación de nuevos modelos de
atención. El ímpetu para llevar a cabo el cambio hacia el modelo requerido,
depende en gran medida, de los recursos humanos con los que se cuenta. En este
punto, el personal de enfermería representa un recurso clave para el logro de
modelos de salud. Este es sin duda, un momento crucial para que la enfermería
asuma el liderazgo de diseñar, dirigir y evaluar estrategias a partir del
desarrollo del rol ampliado y la práctica avanzada de enfermería en el marco de
la atención.
Al tiempo que se
transforma el perfil epidemiológico, las poblaciones se envejecen, los
determinantes de la salud se agudizan y las necesidades aumentan. La respuesta
a estos cambios requiere de personal con capacidad de adaptación e innovación,
que considere las propuestas globales y las ajuste a las realidades locales.
Personal con niveles óptimos de entrenamiento, distribuido según sus
capacidades y las demandas de atención. En México, el personal de enfermería
avanza decididamente hacia su profesionalización, con mayores niveles de
formación y con la expansión de su rol en el sistema de salud. Es fundamental
considerar estos aspectos para definir la fuerza laboral que se requerirá en el
futuro no sólo en relación con la cantidad de enfermeras a formar, sino en
relación con el nivel de capacitación que será necesario lograr. A pesar de los
grandes avances de la enfermería mexicana hacia su profesionalización,
continúan existiendo retos por asumir: crear nuevos y mejores espacios de
autonomía de práctica y liderar procesos regulatorios para éstos, promover la
participación protagónica de sus miembros en decisiones de política, generar
evidencia que respalde su quehacer y consolidar su liderazgo dentro del equipo
de salud. El problema coyuntural por la Covid-19 que actualmente vive el mundo
y en particular México, ha hecho visible a participación destacada del personal
de enfermería en todos los niveles de atención, este hecho abre una ventana de oportunidad
hacia el liderazgo que la enfermería continúa desarrollando. Es de vital
importancia retomar con decisión estas oportunidades y continuar las
transformaciones requeridas en pro de este grupo ocupacional y de la población
que cada vez más, demanda servicios que integren la calidad científica con la
calidad humana, una combinación que puede y debe ser equilibrada por el
personal de enfermería. El pasado 6 de Enero fue, el día de la enfermería en
nuestro país y a partir de ese día, el personal de salud puede hacer mucho para
mantener a flote el sistema de salud. En hora buena.
Dr. César Álvarez Pacheco
cesar_ap@hotmail.com
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.
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