El conocimiento científico ha
acompañado a la humanidad a lo largo de la historia. Durante miles de años el
hombre se ha formulado preguntas, ha realizado experimentos y encontrado
respuestas. Como cualquier hazaña que se emprenda en materia de saberes, la
humanidad ha tropezado con los errores de la inexperiencia, y a su vez, se ha
nutrido de tales errores para reformular los conocimientos adquiridos, o ¿no?.
Pocas áreas del saber han
tenido tanta atención en la historia como aquellas relacionadas con la salud y
la existencia del propio ser humano. La práctica médica tal y como hoy se
conoce es el resultado de una larga historia cuyos aciertos son bastante
conocidos. A hombres como Hipócrates, Mendel, Watson, Fleming y Pasteur se debe
hoy la existencia de la medicina como arte y ciencia encargada de la
preservación de la salud y el tratamiento de la enfermedad. En algunas
ocasiones el error médico ha trascendido al punto de reclamar para sí la
condición de ciencia; sin embargo, paralelamente la comunidad científica ha ido
estableciendo claramente los requisitos metodológicos para una práctica médica
segura y alejada de doctrinas pseudocientíficas. Sin embargo, en ocasiones la
medicina se ha convertido en víctima y recurso para la aplicación de métodos
inapropiadas y sin fundamento científico. Atendiendo a las circunstancias de
cada época, la medicina ha sido el reflejo de la sociedad en que se desarrolla.
Retomar el debate sobre los errores del pasado es probablemente el mejor
provecho que se puede tomar de la historia, y mucho más, cuando los vestigios
de tales acontecimientos acompañan a la humanidad aun en tiempos modernos,
sembrando la ignorancia y atentando contra el desarrollo científico. En la medicina existe
una larga lista de prácticas, tendencias y filosofías consideradas
pseudocientíficas. La homeopatía es una doctrina pseudocientífica creada en
1796 por Samuel Hahnemann que plantea que “lo similar cura lo similar”.
Actualmente se comercializan preparados homeopáticos que contienen principios
activos extremadamente diluidos. La quiropraxia fue desarrollada a finales del
siglo XIX por David Daniel Palmer y supone que la base de muchas enfermedades
se encuentra en “subluxaciones vertebrales que bloquean el flujo de energía a
través del cuerpo”. No arrojan evidencia de su efectividad para ningún otro
trastorno. Por el contrario, su práctica frecuente en ambientes con baja
percepción de riesgos ha traído consecuencias mortales para los usuarios,
tales como daños neurológicos, vasculares e incluso la muerte, esto incluye
los llamados: “sobadores”. Técnicas populares de la medicina tradicional china
han sido sistemáticamente revisadas arrojando resultados inconsistentes,
aunque la mayoría de las veces explicados por el efecto placebo. Similarmente
ocurre con terapias sobre la base de la “energía” como el reiki, la terapia
biomagnética, la magnetoterapia y el Feng Shui, por solo citar algunos
ejemplos. Dentro de la lista de prácticas pseudomédicas también figuran el
shiatsu, la reflexología, la medicina ayurvédica, el Chi-Kung, entre otras
más. Otro punto de interés en tiempos modernos sobre la pseudociencia y su
influencia en la medicina es el papel que desempeñan los medios de
comunicación masiva, y de manera especial la internet, en la difusión de
tales prácticas. En los últimos veinte años han circulado en las redes
millones de anuncios y páginas web que promueven terapias y estilos de vida
sin fundamento científico, poniendo en riesgo la vida de miles de personas que
ignorantemente son presas de campañas propagandísticas y de mercado.
Las políticas
sanitarias de muchos países tienen en distintos grados de consideración a la
medicina alternativa, sin embargo, la comunidad científica casi en su
totalidad desecha la posibilidad de que tales prácticas sustituyan la medicina
basada en la evidencia. En todo caso, se atribuiría a la medicina alternativa
un papel complementario dentro de la llamada medicina integrativa, cuya
perspectiva holística considera, a la par de la atención sanitaria
convencional, el enfoque biopsicosocial de la medicina. Estudiar la relación
entre la ciencia verídica y las prácticas sin fundamentos demostrables, es
una línea de trabajo permanente para los profesionales de la salud. Con el
advenimiento de la época moderna y la revolución científico-técnica, la
medicina adquirió estatus científico y por tanto queda divorciada de
cualquier doctrina que pretenda lograr la curación de enfermedades y la preservación
de la salud mediante métodos y técnicas inseguras, sombrías y dañinas. A lo
largo de la historia, el papel del médico ha ido evolucionando hasta
convertirse en investigador, buscador de la verdad y soldado de la ciencia, si
su médico cree lo contrario…busque otro.
Dr.
César Álvarez Pacheco
cesar_ap@hotmail.com
@cesar_alvarezp
Huatabampo,
Sonora.
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