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La
Organización Mundial de la Salud (OMS) define “adherencia terapéutica” como el
grado en que el comportamiento de una persona, tomar el medicamento, seguir un
régimen alimentario y ejecutar cambios del modo de vida, se corresponde con las
recomendaciones acordadas de un prestador de asistencia sanitaria. Para hacer
referencia a la puesta en práctica o a la ejecución de las recomendaciones de
salud y/o terapéuticas se han utilizado indistintamente los términos
“cumplimiento” y “adherencia”. Hablar de cumplimiento refleja una conducta
meramente pasiva (por parte del paciente) o activa (por parte del médico y/o
personal sanitario), dando así importancia o “culpando” sólo a una de las dos
partes. Por otro lado, la adherencia terapéutica implica una diversidad de
conductas, siendo considerada como un fenómeno múltiple y complejo y
refiriéndose al grado en el que el comportamiento del paciente coincide con las
recomendaciones acordadas entre el profesional sanitario y el paciente. Por lo
tanto, este término engloba responsabilidad de las “dos partes” (paciente y
médico), donde resalta tanto la participación activa del paciente como la
responsabilidad del médico para crear una adecuada comunicación que facilite la
toma de decisiones compartidas. En los países desarrollados, las tasas de
adherencia al tratamiento en enfermedades crónicas se sitúa alrededor del 50%
(uno de cada dos pacientes), aunque la tasa de incumplimiento puede variar
mucho según la patología; esta cifra es considerablemente menor en los países
en vías de desarrollo. Por lo anterior, se ha visto que el incumplimiento del
tratamiento es la principal causa de que no se obtengan todos los beneficios
que los medicamentos pueden proporcionar a los pacientes, lo que convierte a la
adherencia en uno de los aspectos fundamentales para el manejo de las
enfermedades. Resulta sorprendente que, a pesar de que actualmente es sumamente
conocida la baja adherencia terapéutica, en la práctica clínica diaria seguimos
sin integrar este hecho como la primera causa de fracaso de un tratamiento,
recurriendo frecuentemente a la intensificación de medicamentos o pruebas
innecesarias que pueden poner en riesgo al paciente. La falta de adherencia
terapéutica es la herramienta que se utiliza para cuantificar la magnitud con
la que el paciente sigue o no las instrucciones médicas, lo cual implica la
falta de aceptación de un diagnóstico y su incidencia en el pronóstico.
La
FDA está estudiando acciones y actividades en la práctica médica y en la
atención de la salud para mejorar la adherencia terapéutica; entre ellas
destacan la creación de medicamentos genéricos para reducir costos de los
mismos y el sistema Sentinel, el cual
es un sistema de vigilancia que permite al médico mejorar el conocimiento sobre
la seguridad de los medicamentos y efectos adversos de los mismos, guías de
medicación, información médica esencial, educación para la salud y comités
consultivos. La adherencia al tratamiento en las enfermedades crónicas es un
proceso muy complejo que continúa arrojando resultados poco concluyentes, por
lo que el campo de la investigación de adherencia terapéutica se ha movido
hacia nuevas estrategias con intervenciones individualizadas en lugar de
estandarizadas. La adhesión al tratamiento es una conducta de salud clave en
las personas que padecen enfermedades crónicas, tomar su tratamiento es clave
para su control, olvidarlo o no ser regular en las tomas repercutirá de una u
otra manera en su enfermedad y no será para bien. Hay que tener cuidado.
Dr. César Álvarez
Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.
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