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La vulnerabilidad social se
relaciona con los grupos socialmente vulnerables, cuya identificación obedece a
diferentes criterios: algún factor que los hace más propensos a enfrentar
circunstancias adversas para su inserción social y desarrollo personal, el
ejercicio de conductas que entrañan mayor exposición a eventos dañinos, o la
presencia de un atributo básico compartido (edad, sexo, condición étnica) que
se supone les confiere riesgos o problemas comunes. Ser vulnerable implica
fragilidad, una situación de amenaza o posibilidad de sufrir daño emocional en
el plano de la percepción subjetiva, y se presenta como un sentimiento de
indefensión. En toda caracterización psicológica, la adolescencia ha sido
considerada como etapa crítica o calificada como momento o crisis vital de alto
impacto. La adolescencia es para algunos, como un segundo nacimiento: hay que
adaptarse a un nuevo cuerpo, a unos padres que se des-idealizaron, a nuevos
roles, y empezar a dibujar un proyecto de vida propio, independiente. La
cultura actual ha creado un nuevo contexto, en donde los individuos han tenido
que enfrentarse a nuevas maneras de vincularse en lo social y con los otros,
esto ha traído a nivel subjetivo transformaciones, sobre todo en la manera como
estos sujetos establecen lazos sociales. Hoy en día se promueve la dependencia
social e individual con respecto a los productos, el adolescente como sujeto
que difícilmente es “algo” si no consume, por lo que se da una generación de
adicción, con alejamiento de sus propias fantasías y sentimientos, por ejemplo,
con su redes sociales. La exaltación desmedida de la juventud y la belleza como
fuentes del éxito fácil, en donde el cuerpo se fabrica como un objeto más
dispuesto a entrar en las ofertas del mercado, se convierte en el instrumento
ideal para situar el hedonismo como valor fundamental de nuestro tiempo. Esta
cultura audiovisual que promueve la sociedad de consumo (cultura de la imagen)
disminuye en los adolescentes la capacidad de abstracción, imaginación, y
creatividad, estimula la dependencia en espera de que algo los movilice, lo que
es abiertamente incompatible con los valores de esfuerzo, responsabilidad,
disciplina, dejando al adolescente desprovisto de herramientas para enfrentar
las dificultades de la vida. Es por eso que a las nuevas generaciones se les ha
llamado: “generación de cristal” o frágiles, debido a que todo o casi todo es
causa de “ofenza”. Así mismo el ruido y las escenas violentas caracterizan las
imágenes que ejercen su influencia en respuestas colectivas, generando un
verdadero “desasosiego cultural”, sobre todo para los más jóvenes. Los
adolescentes se viven a sí mismos en función de sus redes sociales, más por
como son presentados en la sociedad, que por lo que realmente son y hacen, se
comportan como los medios los muestran: transgresores, consumidores,
individualistas, probablemente movidos por la necesidad de identificarse con
algo.
La percepción por parte de los
adolescente del trabajo, como principal problema que enfrentan en el contexto
de la falta de oportunidades y medios que hoy les brinda nuestra sociedad,
implica el reconocimiento de una situación simbólicamente violenta. Dichos
factores se superponen a la incertidumbre específica del propio proceso
adolescente; si es difícil pasar por un período de cambio y reestructuración,
como lo es la adolescencia, lo es más, en una era de cambio y transición radical
como la nuestra, esto puede generar un desequilibrio del desarrollo psicosocial
que conduce a un incremento del riesgo para la presencia del fenómeno suicida
en los adolescentes. El caso de la estudiante del ITAM que falleció a causa de
complicaciones de una convulsión, probablemente por epilepsia, derivo en un sin
fin de vulnerabilidades en los estudiantes; presiones en los estudios,
requisitos, horas extenuantes de lectura y todo a quello por lo que las
generaciones atrás también cursaron, no justifico que sea correcto o sea
incorrecto, pero hoy sabemos que es un caso interesante que seguramente
cambiará los procesos futuros en psiquiatría y psicología y el tratamiento de
los nuevos pacientes.
Dr. César Álvarez
Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.
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