lunes, 27 de enero de 2020

Un hospital seguro.


La acreditación de unidades de salud es una estrategia para mejorar la calidad en la atención a los pacientes. Tiene como objetivo incrementar la probabilidad de obtener los resultados deseados en salud, ser consistentes con el conocimiento profesional vigente y evitar daños secundarios a la intervención. Es decir, le da la plena seguridad de que el hospital donde se esta atendiendo, tiene las medidas necesarias de seguridad y eficiencia. ¿El hospital donde usted se atiende, es seguro?

Desde su introducción en 1951 por la Joint Commission on Accreditation of Hospitals, la acreditación se ha convertido en una práctica de evaluación en los sistemas de salud, con presencia actualmente en más de 100 países. La acreditación puede representar una estrategia de desarrollo para proveedores, una herramienta de evaluación para compradores de servicios y un componente de medición del desempeño para el público. No obstante, la evidencia sobre la efectividad de los programas de acreditación es aún limitada; aspectos como la evaluación de su impacto mediante indicadores de calidad, opinión de usuarios y costos no han sido del todo esclarecidos. En México, la certificación de hospitales es equivalente a la acreditación que se realiza por organismos internacionales en otros países y está a cargo del Consejo de Salubridad General desde 1999, cuando éste creó el programa Nacional de Certificación de Hospitales. Posteriormente, en 2007 se estableció como Sistema Nacional de Certificación de Establecimientos de Atención Médica. En este Sistema participan voluntariamente establecimientos públicos y privados, y se certifican quienes demuestran cierto nivel de cumplimiento de los estándares para brindar atención médica de buena calidad y seguridad a los pacientes. Los estándares utilizados en la certificación se actualizan continuamente con base en la experiencia, los avances tecnológicos y la normatividad vigente. Los estándares propuestos originalmente por el Consejo de salubridad general en nuestro país, no abordaban el enfoque de seguridad del paciente que introdujo la Joint Commission International a partir del año 2000, por que esta última cuenta con un nivel de exigencia similar a la aeronáutica, es decir; “sin fallas” y pues ¿quién no quiere atenderse en un hospital con esos estándares de seguridad?. Con el fin de fomentar la aspiración de alcanzar estándares elevados entre directivos hospitalarios y profesionales de la salud, y ante la posibilidad de que propietarios y directivos de hospitales privados del norte de México se interesaran más en la acreditación extranjera que en la de nuestro país, este último tomó la decisión de homologar sus estándares y métodos de certificación con los de la extranjera, sustentada en que éstos representaban los mejores referentes a nivel internacional, sin embargo el nivel aprobatorio de la de nuestro país es menor, es decir, se puede pasar de “panzaso” con una calificación de 6, mientras que la mínima aprobatoria de la extranjera es de 8.5. México está próximo a cumplir dos décadas de implementación de esfuerzos encaminados a incrementar la calidad de la prestación de servicios de salud a partir de estrategias como la certificación. Con la reforma implementada en el año 2019 esperemos lleven a los hospitales a cumplir con sus objetivos que obviamente recaen en la población.

En México existen aproximadamente 4,731 hospitales, de los cuales 129 (2.7%) obtuvieron la certificación. La participación de establecimientos privados aumentó desde junio de 2008 a raíz de un convenio promovido por el Consejo de Salubridad entre la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros y la Asociación Nacional de Hospitales Privados. Esto se logró como condición a que la certificación fuera instituida como requisito obligatorio para la celebración de contratos de prestación de servicios con el sector público. Sin duda el impulso al turismo médico y la percepción de posibles beneficios económicos pudo representar un incentivo para la búsqueda de estos reconocimientos. Lo importante es que un hospital es cada día mas seguro logrando que el beneficio directo se obtenga en la población reflejandose en la confianza de que usted se atiende en un hospital seguro.


Dr. César Álvarez Pacheco
cesar_ap@hotmail.com
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.



miércoles, 22 de enero de 2020

La salud en las comunidades pequeñas.


A pesar de los avances durante los últimos 15 años en la cobertura de servicios de salud y la protección financiera en México, el Sistema de Salud en nuestro país no ha conseguido aún el acceso efectivo a la salud para todos los mexicanos. El Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 propone “promover y garantizar el acceso efectivo, universal y gratuito de la población a los servicios de salud, la asistencia social y los medicamentos”. Lo anterior requiere de un sistema de salud en que los diversos niveles de atención estén fortalecidos. Seguro Popular ya no existe, hoy INSABI se encarga de la salud del país y nos guste o no, se tiene que dar paso hacia delante para lograr el objetivo del Plan Nacional.

Medir y caracterizar la demanda de servicios de salud en México es de gran relevancia para construir un sistema de salud que continúe avanzando hacia la cobertura universal y la equidad. Sin embargo, entender las decisiones que se toman en los hogares y que se reflejan en la demanda y la utilización de servicios de salud públicos no es una tarea sencilla. Es de primordial importancia la consolidación y el robustecimiento de los cimientos del sistema de salud: los servicios de atención primaria y de salud pública. En 2019, 52% de la población vivía en localidades de 100 000 habitantes o menos que concentran a la población más pobre. En el diseño del sistema de acceso universal y gratuito a los servicios de salud y medicamentos asociados que realiza la actual administración, es fundamental contar con información actualizada y fidedigna sobre las condiciones de salud de la población y el desempeño de los sistemas de salud, es decir, es facil debatir en redes y mas fácil comentar sin conocer un sistema de salud pública. De gran relevancia es contar con información sobre la población más desprotegida.  Con base en lo anterior, el propósito sería aportar información sobre la salud y sus determinantes a los sectores gubernamentales involucrados en el desarrollo y a la sociedad en general, así como la respuesta del sector salud ante dichos problemas en la población que habita en localidades pequeñas y, en particular, en la población más vulnerable. Se estima que 43% (249 millones) de los niños menores de cinco años que habitan en países de bajos y medianos ingresos del mundo tiene un alto riesgo de sufrir deficiencias en su desarrollo debido a la extrema pobreza y al retraso en el crecimiento. Al respecto, se ha documentado que un adecuado desarrollo infantil temprano en los niños es fundamental para su sano crecimiento y desarrollo durante el resto de la niñez y adolescencia. Estudios, muestran que en localidades donde imperan carencias sociales, sólo 1 de cada 5 menores asistió a ocho consultas de niño sano en su primer año de vida, 13% recibió evaluación y cerca de 58% sufre disciplina muy violenta. En hogares indígenas, los menores que asisten a preescolar tienen un nivel inferior de lenguaje en comparación con los que asisten a instituciones privadas o preescolar general. En esta misma línea, la prevalencia de anemia también fue mayor para los menores que pertenecían a un hogar indígena. Asimismo, se documentan una baja cobertura del esquema básico de vacunación, pese a que las semanas nacionales de salud se capota un número importante de vacunados, en ocasiones existe resistencia porparte de los padres por desconocimiento mismo del tema.

En el caso de la alimentación, se dice que estar con el estomago lleno no siempre es estar bien nutrido. Las prevalencias de anemia son superiores en niños menores de 5 años y pertenecientes a hogares indígenas. Cabe destacar que las deficiencias de zinc y anemia son altamente frecuentes en niños menores de dos años en el nivel socioeconómico bajo, lo que afecta en promedio a 1 de cada 3 niños en el caso de zinc ya 1 de cada 4 en anemia, periodo donde las consecuencias a largo plazo de estas condiciones de nutrición son irreversibles si no se corrigen oportunamente. La seguridad alimentaria es un factor indispensable para el cumplimiento de los derechos humanos y de la salud de las personas, especialmente de los niños. En este contexto, un dato importante es que la inseguridad alimentaria moderada y severa se mantiene en 43% en el periodo entre 2012 y 2018 en localidades pequeñas o alrededor de menos de 100 000 habitantes. En México prevalecen desigualdades en la población en condiciones de pobreza, por lo tanto, es necesario desarrollar iniciativas públicas con mayor eficacia y que sean capaces de identificar diferencias en grupos vulnerables para incidir de forma efectiva en las desigualdades en salud, en particular, y avanzar hacia una mayor equidad social.

Dr. César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.

¿Cómo operar sin Insabi?


La salud pública es muy compleja y la atención que proporcionaba Seguro Popular, si bien no era perfecta, tenía controles y evaluaciones. La medicina moderna es muy cara, por lo que señalar que es totalmente gratuita sería demagógico. Ante la actual incertidumbre en la salud pública, surgió un rebelde, el gobernador de Aguascalientes, Martín Orozco, afirmó que “defenderá a morir al Seguro Popular”, y que no firmaría la carta de intención que apoya su derogación y fomenta la centralización del sector Salud. Pero, ¿Se puede?

El pasado Octubre al aprobarse la creación del Insabi, los gobernadores callaron y no existía alguien fuera de los ex secretarios de salud que advirtieran lo que estaba por venir en el sistema de salud. Hoy debido a la incertidumbre por la falta de reglas de operación del Instituto de Salud para el Bienestar, en donde por cierto se menciona podrían publicarse hasta ¡junio! diversos estados operarán los servicios de salud con base en los criterios del Seguro Popular. Los mandatarios de Aguascalientes, Martín Orozco; de Guanajuato, Diego Sinhue; de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca; de Querétaro, Francisco Domínguez Servién; de Baja California Sur, Carlos Mendoza Davis, todos de Acción Nacional, y de Jalisco, Enrique Alfaro, de Movimiento Ciudadano, no han firmado todavía el convenio, ni lo harán según mencionan. Los gobernadores tienen hasta Abril, según la ley para llegar a un acuerdo y hacerlo, pero ¿se puede operar sin Insabi? ¡Claro! Bien lo explica el exsecretario de salud Julio Frenk y colaboradores en el ensayo “Instituto de Salud para el Bienestar: Vino viejo en botella rota”, recién publicado en la revista Nexos, donde hace ver que la decisión de volver a centralizar viola el Pacto Federal; se tomó sin haber consultado a las entidades federativas y sin evaluar de manera objetiva y transparente su viabilidad y sus posibles consecuencias, por lo que generaría graves problemas operativos. Y miren quien lo está resintiendo. Sin embargo en el caso de Guanajuato, la apuesta no es mantener el Seguro Popular sino su propio sistema de atención al cual han denominado “Impulso a tu salud” en el que se invierten más de 5 mil millones de pesos al año superior al monto que se recibía por el gobierno federal, teniendo como base el programa insignia del Ejecutivo estatal denominado Impulso Social. Esto ha llevado al estado de Guanajuato a no tener desabasto en medicamentos, atención de calidad y sobre todo ¡sin adeudos! ¿Cómo lograrlo? Con cabildeos, acuerdos y negociaciones para buscar que el beneficio social llegue a la mayor parte de la población.

Los estados que deseen operar sin Insabi, deberán establecer sus propios lineamientos y acuerdos para operar con las reglas de operación de un programa que ya no existe, el Seguro Popular. Lo primero sería modificar en los congresos locales su ley de salud y hacendaria, para evitar riesgos en el financiamiento y viabilidad como los que hoy tiene Insabi. Posteriormente fusionar las dependencias de los Regímenes estatales de protección social en salud, que era donde operaba y se registraba toda la información de Seguro popular incluida la de los usuarios, con los Servicios de Salud estatales de salud. Definir lo operativo, administrativo y financiero. Asegurar su cobertura para primer y segundo nivel de atención y establecer claramente la cobertura en unidades de tercer nivel de atención por regiones tomando en cuenta las enfermedades registradas en su Sistema Único de Información para la Vigilancia Epidemiológica (SUIVE), es decir, una cobertura personalizada para cada estado. Posteriormente establecer y firmar los convenios de colaboración con las diversas instituciones de salud. Exigir a los diputados federales que se comprometan a bajar la mayor cantidad de presupuesto posible ya que el ejecutivo dice que aunque la incorporación al Insabi es “voluntario y no es obligatorio”, el estado seguirá enviando recursos que “por ley le corresponden” (sic). Está por verse en cuántas entidades sí se aplicará y en cuantas el Insabi simplemente no operará. Esto dificultará aún más la implementación de por sí compleja del nuevo organismo que prestará servicios de salud a la población sin seguridad social con la infraestructura y los recursos humanos de los servicios estatales de salud. Es importante recordar que el Insabi no es autónomo, se deberá coordinar con la Secretaría de Salud, la cual es responsable de informar, coordinarse con los estados y explicarles el funcionamiento, aunque en estos momentos ya se tardó.


Dr. César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.

jueves, 9 de enero de 2020

Así nace Insabi


Dicen que una cosa es gastar mucho y otra cosa es gastar bien, por eso en el Presupuesto 2020 se incrementó el número de programas que ni siquiera cuentan con reglas de operación. Irónico, ¿no? Un estándar regulatorio que nos permite saber cosas elementales en la operación de un programa y sus resultados, son precisamente las reglas de operación y claro, sus lineamientos. El gasto en programas sin reglas de operación y sin mediciones objetivas de evaluación no necesariamente ayuda a los más pobres. Ah, pues así nace el INSABI.

El pasado primero de enero entró en vigor el Instituto de Salud para el Bienestar, siendo el objetivo primordial brindar servicios médicos gratuitos y de calidad a todas las personas que se encuentren en territorio nacional y no cuenten con seguridad social. Se dice que dicho programa beneficiará a 69 millones de personas, aunque hasta el momento el Gobierno federal no ha dejado muy claras las reglas de operación que lo rijan. De lo poco, o la única información que se ha publicado, son algunos puntos que nos dejan igual o mas confundidos que antes, veamos; Se menciona que dará servicio de manera gratuita a las personas que no cuenten con seguridad social, como la brindada por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) o el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE). Esto mismo hacía Seguro popular, pero contaba con una base de datos o un cruce para evitar duplicidades, ahora se confiará en “el pueblo bueno”. Las personas que busquen ser atendidas en este órgano solo deberán presentar su credencial del Instituto Nacional Electoral (INE), su Clave Única de Registro de Población (CURP) o su acta de nacimiento. Es decir, una identificación oficial, ahora bien ¿a quien la presentamos? Por que no hay personal representante de Insabi que oriente ni a los pacientes ni al personal de salud, por que a los hospitales, tampoco ha llegado información oficial formal. Los atendidos en el Instituto no necesitarán afiliarse ni pagar cuotas para recibir atención médica y medicamentos gratuitos. Con Seguro Popular tampoco pagaban un solo centavo. Quienes sean beneficiarios del Insabi deberán recibir los servicios sin ningún tipo de restricción ya que se atenderán todos los padecimientos. En esto estamos de acuerdo, sin embargo no estamos de acuerdo en el pobre presupuesto asignado ya que causara un desabasto en el primer trimestre de presente año, dada la pluralidad de patologías a atender; lo real es que la red de hospitales donde operará (que son estatales, por cierto) no cuentan con infraestructura ni insumos mínimos para la atención a enfermedades complejas como las autoinmunes, por ejemplo. Las enfermedades también incluyen aquellas que el Insabi califica como "gastos catastróficos" y los recursos para atender esa clase de padecimientos provendrán del Fondo de Salud para el Bienestar. Pero aquí es donde la puerca torció el rabo, resulta que para arrancar el Insabi, los legisladores tomaron inicialmente 44 mmdp del Fondo de Enfermedades Catastróficas, entonces ¿con que presupuesto se atenderán las enfermedades de alta complejidad y gasto? Se supone que se crea un Fondo del Bienestar, bonito nombre (repetitivo) pero es un cheque sin fondos. Otro punto es que el Instituto también deberá proveer a sus beneficiarios de medicamentos gratuitos e insumos relacionados con sus tratamientos. Esto se hacía con Seguro popular. Y mencionan que con fines de control de la atención y la distribución de medicinas, el Insabi organizará un registro de sus derechohabientes. Pero borraron un padrón de usuarios con millones de personas sin seguridad social que eran atendidos en la red prestadora de atención de los hospitales del estado; se tendrá que volver a empezar y ¿adivine que? Eso cuesta mucho dinero.

Pero no todo es malo, reconocemos las buenas intenciones como las de recuperar gradualmente clínicas, centros de salud y hospitales que  están en el abandono, y además, se abrió una convocatoria para médicos y enfermeras con el fin de conformar un Equipo de Salud del Bienestar. Los elementos que sean contratados serán enviados a regiones marginadas de México, por lo que recibirán un estímulo adicional. Y que bueno, por que mire usted, tomando en cuenta como está la seguridad en el país, la lejanía de la región serrana y lo caro de las gasolinas, habrá que ver quien se anima a irse a trabajar a lejanos lugares, sin mencionar las condiciones de trabajo con las que se atenderá a pacientes o si de plano se trabajara con lo que hay. El mayor reto del actual sistema de salud es buscar alternativas para fortalecer su integración, se requiere vincular a la salud con el desarrollo económico y social, reducir los rezagos que afectan a los más desfavorecidos y brindar protección financiera a toda la población. Así nace Insabi, ahora busquemos que nuestro sistema de salud, no se enferme.


Dr. César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.

Tratamientos a medias.


La falta de adhesión del paciente a los medicamentos recetados plantea un reto importante a la comunidad global de la salud, por lo que se ha convertido en un tema de gran interés y objeto de gran cantidad de estudios; es por ello que, desde hace varias décadas, se han llevado a cabo múltiples investigaciones, algunas de manera intensiva, para mejorar la adherencia a los medicamentos, las cuales sólo han mostrado resultados modestos y apenas concluyentes. Abandonar tratamiento, olvidarlo o hasta dejarlos de tomar por múltiples causas, no ayuda a mejorar, pero de esto no todos los pacientes hacen conciencia ¿o sí?

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define “adherencia terapéutica” como el grado en que el comportamiento de una persona, tomar el medicamento, seguir un régimen alimentario y ejecutar cambios del modo de vida, se corresponde con las recomendaciones acordadas de un prestador de asistencia sanitaria. Para hacer referencia a la puesta en práctica o a la ejecución de las recomendaciones de salud y/o terapéuticas se han utilizado indistintamente los términos “cumplimiento” y “adherencia”. Hablar de cumplimiento refleja una conducta meramente pasiva (por parte del paciente) o activa (por parte del médico y/o personal sanitario), dando así importancia o “culpando” sólo a una de las dos partes. Por otro lado, la adherencia terapéutica implica una diversidad de conductas, siendo considerada como un fenómeno múltiple y complejo y refiriéndose al grado en el que el comportamiento del paciente coincide con las recomendaciones acordadas entre el profesional sanitario y el paciente. Por lo tanto, este término engloba responsabilidad de las “dos partes” (paciente y médico), donde resalta tanto la participación activa del paciente como la responsabilidad del médico para crear una adecuada comunicación que facilite la toma de decisiones compartidas. En los países desarrollados, las tasas de adherencia al tratamiento en enfermedades crónicas se sitúa alrededor del 50% (uno de cada dos pacientes), aunque la tasa de incumplimiento puede variar mucho según la patología; esta cifra es considerablemente menor en los países en vías de desarrollo. Por lo anterior, se ha visto que el incumplimiento del tratamiento es la principal causa de que no se obtengan todos los beneficios que los medicamentos pueden proporcionar a los pacientes, lo que convierte a la adherencia en uno de los aspectos fundamentales para el manejo de las enfermedades. Resulta sorprendente que, a pesar de que actualmente es sumamente conocida la baja adherencia terapéutica, en la práctica clínica diaria seguimos sin integrar este hecho como la primera causa de fracaso de un tratamiento, recurriendo frecuentemente a la intensificación de medicamentos o pruebas innecesarias que pueden poner en riesgo al paciente. La falta de adherencia terapéutica es la herramienta que se utiliza para cuantificar la magnitud con la que el paciente sigue o no las instrucciones médicas, lo cual implica la falta de aceptación de un diagnóstico y su incidencia en el pronóstico.

La FDA está estudiando acciones y actividades en la práctica médica y en la atención de la salud para mejorar la adherencia terapéutica; entre ellas destacan la creación de medicamentos genéricos para reducir costos de los mismos y el sistema Sentinel, el cual es un sistema de vigilancia que permite al médico mejorar el conocimiento sobre la seguridad de los medicamentos y efectos adversos de los mismos, guías de medicación, información médica esencial, educación para la salud y comités consultivos. La adherencia al tratamiento en las enfermedades crónicas es un proceso muy complejo que continúa arrojando resultados poco concluyentes, por lo que el campo de la investigación de adherencia terapéutica se ha movido hacia nuevas estrategias con intervenciones individualizadas en lugar de estandarizadas. La adhesión al tratamiento es una conducta de salud clave en las personas que padecen enfermedades crónicas, tomar su tratamiento es clave para su control, olvidarlo o no ser regular en las tomas repercutirá de una u otra manera en su enfermedad y no será para bien. Hay que tener cuidado.

Dr. César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.

Los nuevos pacientes y sus trastornos.



En las últimas décadas, la sociedad se ha visto inmersa en una crisis social económica y política propiciada por el cúmulo de carencias de diverso tipo: La pobreza, la inequidad, la desigualdad, la marginalidad, la corrupción, y la constante violación a los derechos humanos que se ha extendido ampliamente. La salud, como fenómeno ligado a variables sociales se ve notable y rápidamente afectada por estos cambios. Varias interpretaciones se podrían hacer de los efectos de una sociedad globalizada actual, como la presunta relación con las presiones y estrés a las que están sometidos los estudiantes hoy en día.

La vulnerabilidad social se relaciona con los grupos socialmente vulnerables, cuya identificación obedece a diferentes criterios: algún factor que los hace más propensos a enfrentar circunstancias adversas para su inserción social y desarrollo personal, el ejercicio de conductas que entrañan mayor exposición a eventos dañinos, o la presencia de un atributo básico compartido (edad, sexo, condición étnica) que se supone les confiere riesgos o problemas comunes. Ser vulnerable implica fragilidad, una situación de amenaza o posibilidad de sufrir daño emocional en el plano de la percepción subjetiva, y se presenta como un sentimiento de indefensión. En toda caracterización psicológica, la adolescencia ha sido considerada como etapa crítica o calificada como momento o crisis vital de alto impacto. La adolescencia es para algunos, como un segundo nacimiento: hay que adaptarse a un nuevo cuerpo, a unos padres que se des-idealizaron, a nuevos roles, y empezar a dibujar un proyecto de vida propio, independiente. La cultura actual ha creado un nuevo contexto, en donde los individuos han tenido que enfrentarse a nuevas maneras de vincularse en lo social y con los otros, esto ha traído a nivel subjetivo transformaciones, sobre todo en la manera como estos sujetos establecen lazos sociales. Hoy en día se promueve la dependencia social e individual con respecto a los productos, el adolescente como sujeto que difícilmente es “algo” si no consume, por lo que se da una generación de adicción, con alejamiento de sus propias fantasías y sentimientos, por ejemplo, con su redes sociales. La exaltación desmedida de la juventud y la belleza como fuentes del éxito fácil, en donde el cuerpo se fabrica como un objeto más dispuesto a entrar en las ofertas del mercado, se convierte en el instrumento ideal para situar el hedonismo como valor fundamental de nuestro tiempo. Esta cultura audiovisual que promueve la sociedad de consumo (cultura de la imagen) disminuye en los adolescentes la capacidad de abstracción, imaginación, y creatividad, estimula la dependencia en espera de que algo los movilice, lo que es abiertamente incompatible con los valores de esfuerzo, responsabilidad, disciplina, dejando al adolescente desprovisto de herramientas para enfrentar las dificultades de la vida. Es por eso que a las nuevas generaciones se les ha llamado: “generación de cristal” o frágiles, debido a que todo o casi todo es causa de “ofenza”. Así mismo el ruido y las escenas violentas caracterizan las imágenes que ejercen su influencia en respuestas colectivas, generando un verdadero “desasosiego cultural”, sobre todo para los más jóvenes. Los adolescentes se viven a sí mismos en función de sus redes sociales, más por como son presentados en la sociedad, que por lo que realmente son y hacen, se comportan como los medios los muestran: transgresores, consumidores, individualistas, probablemente movidos por la necesidad de identificarse con algo.

La percepción por parte de los adolescente del trabajo, como principal problema que enfrentan en el contexto de la falta de oportunidades y medios que hoy les brinda nuestra sociedad, implica el reconocimiento de una situación simbólicamente violenta. Dichos factores se superponen a la incertidumbre específica del propio proceso adolescente; si es difícil pasar por un período de cambio y reestructuración, como lo es la adolescencia, lo es más, en una era de cambio y transición radical como la nuestra, esto puede generar un desequilibrio del desarrollo psicosocial que conduce a un incremento del riesgo para la presencia del fenómeno suicida en los adolescentes. El caso de la estudiante del ITAM que falleció a causa de complicaciones de una convulsión, probablemente por epilepsia, derivo en un sin fin de vulnerabilidades en los estudiantes; presiones en los estudios, requisitos, horas extenuantes de lectura y todo a quello por lo que las generaciones atrás también cursaron, no justifico que sea correcto o sea incorrecto, pero hoy sabemos que es un caso interesante que seguramente cambiará los procesos futuros en psiquiatría y psicología y el tratamiento de los nuevos pacientes.

Dr. César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.

La participación ciudadana en la salud.


La Administración Pública está compuesta por un sinnúmero de regulaciones, dirigidas a ordenar las acciones de las personas que la integran, para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y su bienestar. Los ciudadanos, que son los clientes de este sector, constituyen el motor impulsor; pues por ellos y para ellos trabajan todas las instituciones de carácter social, ¿cierto?

El sector de la Salud Pública responde ante a la Administración Pública. Representa el eslabón más fuerte, partiendo de la máxima popular de que “una buena salud es vital para un ser humano”. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud es: el estado de bienestares físicos, mentales y sociales completos, no solo la ausencia de enfermedad. Actualmente, este sector se vincula de manera indisoluble a la participación ciudadana, ya que se nutre de esta para la efectividad de sus acciones. A través de los diferentes procesos participativos, los ciudadanos expresan sus inquietudes e inconformidades sobre los servicios que reciben, y se nutren las acciones activas y proactivas de los diferentes centros de salud. La inclusión o participación de los ciudadanos dentro de las organizaciones de Salud Pública datan de mediados del siglo XX. Dentro de los movimientos de lucha contra la pobreza, muy de moda siempre en cada inicio de administración; e impulsores del desarrollo de acciones comunitarias, los países precursores fueron: Estados Unidos, Inglaterra, la antigua URSS, China, Tanzania, Indonesia y Colombia. Pero no fue hasta la Declaración de Alma-Atá, en 1978, cuando se constituyó una estrategia principal para alcanzar el propósito de "Salud para Todos en el año 2000" y se determinó que la participación ciudadana era la clave para hacer llegar los servicios de salud a toda la población. El 2000 ya paso, y no se ha logrado. Según la Organización Panamericana de la Salud en 1994, la participación ciudadana en salud es la acción de actores sociales con capacidad, habilidad y oportunidad para identificar problemas, necesidades, definir prioridades, formular y negociar sus propuestas, con la perspectiva del desarrollo de la salud. Las acciones colectivas para enfrentar los retos de la sociedad actual están comprendidas en la participación ciudadana. A través de esta última se identifican, analizan, formulan y negocian propuestas para satisfacer las necesidades de salud, de una manera democrática y concertada. Dentro de los servicios de salud se ha tomado mucho auge; pues los estándares y patrones de salud son cada vez mayores prioridades estratégicas para las entidades públicas, en todo el mundo. No obstante, la dimensión intangible del cambio cultural promovido por esta filosofía requiere establecer objetivos cuantitativos para medir y evaluar los resultados de las acciones emprendidas, en medicina se dice: si quieres evaluar algo; mídelo. Con esta finalidad, surgen herramientas y técnicas para valorar cuantitativamente las actividades orientadas hacia la participación misma, para satisfacer las necesidades de salud de la población. Esto constituye un factor importante para el correcto desempeño de todas las actividades sociales, en especial las relacionadas con los servicios de salud y sus acciones, con la finalidad de satisfacer a los ciudadanos. Se ha convertido en uno de los pilares fundamentales de los modelos de gestión pública, como respuesta a la creciente demanda de los servicios en el mundo contemporáneo. Finalmente la población es la que resulta beneficiada con establecer mejoras en el sector salud.

El entorno participativo actual, impone a las organizaciones de salud una actividad conforme a mecanismos adecuados para ofrecer un servicio médico que satisfaga o supere las expectativas de los ciudadanos. Estas percepciones se transmiten en una cadena de información a otros ciudadanos, que influye indirectamente en los conceptos que estos se crean de los servicios médicos, en ocasiones antes de recibirlo. La fuerza motriz de este proceso proviene del poder real de las comunidades, de la posesión y del control que tengan sobre sus propios empeños y destinos. Las políticas públicas constituyen conjuntos de instrumentos a través de los cuales el Estado, luego de identificar una necesidad (económica, política, ambiental, social, cultural, entre otras), implementa un conjunto de medidas reparadoras, con la participación de los grupos afectados por los diversos problemas. Son elaboradas para todos los ciudadanos por igual, y están basadas en el enfoque inputs-outputs, o sea, las necesidades de atención médica son las entradas del proceso que, través de los diferentes procesos, se obtienen respuestas para mejorar la calidad de vida del ciudadano. La participación ciudadana es un pilar de la salud pública. Crea nuevos espacios para que los ciudadanos puedan hacer valer sus derechos o se esperan a que se les otorgue lo que el gobierno crea necesario ¿usted cree importante la participación? También yo.

Dr. César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.