En
días pasados, la Cámara de Diputados, donde tiene mayoría Morena, aprobó por
decisión unánime que los consumidores mexicanos sepan con detalle y con
claridad los contenidos de grasa, azúcar, sodio, colorantes y otros elementos
que pueden dañar su salud. Esto se supone que ya estaba incluido en los envases
sin embargo como sucedió a las tabacaleras, fue necesario colocar un pulmón con
una “mancha negra” y ratas, que nada le hizo a sus ingresos.
La
alimentación es afectada por diferentes factores biológicos, psicológicos,
económicos y sociales. Las condiciones de la marginación fomentan una
alimentación inadecuada y, por tanto, un estado de nutrición inadecuado, ya
que, con situaciones como el bajo ingreso económico, el número elevado de
integrantes en la familia, las malas condiciones de las viviendas, el pobre
acceso a los alimentos, una educación alimentaria y nutricional escasa, mala
higiene e inadecuadas prácticas de manipulación de alimentos, entre otras,
afectan el consumo. El alto consumo de bebidas endulzadas y alimentos ricos en
energía (procesados y ultraprocesados) en países latinoamericanos debe ser un
tema en la agenda de salud, en el que no sólo se evalúe el impacto de estos
productos en la salud, sino también la producción, distribución y venta para
ayudar a desincentivar su consumo. En esta ocasión se atendió el etiquetado
“claro y comprensible” sobre los contenidos de cada producto y –course- sin llegar a ser publicidad
engañosa, pero ese es otro tema. En México y Estados Unidos se venden versiones
que contienen jarabe de maíz de alta fructosa
en su formulación. La absorción y el metabolismo diferenciado de la
glucosa y la fructosa se han asociado con exceso de peso y desarrollo de
dislipidemias, ya que, al ser trasladada dentro de la célula por un
transportador independiente de insulina, interviene con las señales de
saciedad, es decir: te da más hambre. Por lo tanto, la evidencia sugiere que el
sobreconsumo de bebidas endulzadas contribuye al incremento del sobrepeso y la
obesidad, así como de sus comorbilidades asociadas, independientemente del
endulzante que contengan. También se ha reportado que el consumo de bebidas
endulzadas en adultos se asocia con mayor riesgo de tener diabetes o glicemia
elevada en comparación con los no consumidores. Las bebidas endulzadas se
definieron como aquéllas que declaran contener endulzantes calóricos como
sacarosa y jarabe de maíz de alta fructosa en su etiqueta nutrimental con un
aporte inherente de calorías a partir de estos endulzantes. Entre ellas están
refrescos, bebidas refrescantes de fruta, bebidas de fantasía, jugos, néctares,
bebidas para deportistas y energéticas. Pero esto ¿se incluirá en el
etiquetado? Debería. Durante años, y especialmente en los dos últimos sexenios,
organizaciones de la sociedad civil, acompañadas por organismos e instituciones
internacionales incluso la Organización Mundial de la Salud (OMS) lucharon
porque en México, un país con los mayores índices de obesidad y diabetes en el
mundo, se tuviera un etiquetado claro. La poderosa industria de la comida
chatarra, los legisladores y los gobiernos federales protegieron a los grandes
corporativos, en su mayoría trasnacionales, por lo que luchadores sociales
denunciaron durante años contubernio y corrupción entre funcionarios y empresas,
lo que les permitió un negocio de ganancias multimillonarias, sin necesidad de
advertir a los consumidores qué es lo que se llevaban a la boca.
Los diputados federales aceleraron
sus labores y aprobaron en días pasados la iniciativa sobre el etiquetado,
luego de que con 455 votos a favor y sólo tres abstenciones, ya que nadie
estuvo en contra, la Cámara Baja aprobó en lo general y en lo particular la
reforma de la Ley General de Salud para
que etiquetas de alimentos y
bebidas industrializadas incluyan información clara de los contenidos dañinos a
la salud. “El etiquetado frontal de advertencia deberá hacerse en forma
separada e independiente a la declaración de ingredientes e información
nutrimental, para indicar los productos que excedan los límites máximos de
contenido energético, azúcares añadidos, grasas saturadas, sodio y los demás
nutrimentos críticos e ingredientes que establezcan las disposiciones
normativas competentes”, establece la reforma en mención. Posteriormente fue
enviada al Senado de la República para su análisis. Así que tiene que ver que
trabajen, caray.
Dr. César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.
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