El amor es una fuerte
inclinación emocional hacia una persona y en un sentido más amplio hacia un
grupo de personas incluso objetos. Es un sentimiento humano universal, ya que
tanto hombres como mujeres de distintas épocas, sociedades y niveles
socioeconómicos han sido seducidos, perturbados, desconcertados por este poder,
dominados por este sentimiento que muchos denominan como mágico, pero ¿Cómo es
que sucede?
El amor se ha concebido
como un éxtasis vertiginoso que nos brinda momentos de felicidad apasionada,
euforia, excitación, risa y satisfacción; implica formas de sentirse aceptado y
entendido. Las relaciones amorosas son extremadamente relevantes en la vida
cotidiana, y el amor, como un impulso humano esencial, genera respuestas
emocionales específicas que motivan a la persona a buscar a una pareja, con el
fin de perpetuar la especie. El amor romántico, también llamado amor obsesivo,
apasionado, encaprichamiento proviene de nuestros antepasados para centrar
atención en una pareja específica, conservando tiempo y energía, por lo que se
ha denominado “la más poderosa motivación humana”. Una de las primeras cosas
que ocurre cuando nos enamoramos, es que experimentamos un cambio brusco en
nuestra conciencia; la persona amada se convierte en algo nuevo, único y
sumamente importante. Las personas trabajan por amor, cantan por amor, viven
por amor, mueren por amor. ¿Qué es lo que provoca este ferviente sentimiento,
este éxtasis tan característico? Por lo general, se comienza un enamoramiento
con la etapa de deseo, motivo por el cual algunas personas refieren que “el
amor entra por los ojos”. Los hombres con altos niveles de testosterona en
circulación tienden a desarrollar una mayor actividad sexual, por lo que la
libido masculina tiene su punto más alto entre los veinte años y las mujeres
sienten mayor deseo sexual en torno a los días de ovulación cuando los niveles
de testosterona aumentan. Los hombres que producen más testosterona son menos
propensos a casarse y tienen mayor posibilidad de divorciarse una vez casados,
ya que es más probable que abandonen su hogar debido a problemas de las
relaciones maritales. La etapa de amor romántico está mediada por la
concentración elevada de dopamina, la cual produce euforia, aumento de energía,
una gran concentración, así como una motivación inquebrantable y una conducta
orientada hacia un objetivo de respuestas emocionales típicas de la etapa de
amor romántico. La actividad de la norepinefrina está relacionada con una gran
hiperactividad, insomnio, pérdida de apetito, temblor, taquicardia, ansiedad y
miedo, las cuales son respuestas físicas típicas de esta etapa. La serotonina
es otra sustancia involucrada en la neurobiología del amor romántico. Sabemos
que concentraciones disminuidas están implicadas en distintas patologías
psiquiátricas, entre ellas el Trastorno Obsesivo Compulsivo.
Se ha documentado que
la etapa del amor romántico tiene un periodo cuya máxima duración es de tres
años y en donde paulatinamente comienza a presentarse una regulación a la baja
de receptores de dopamina, por lo cual disminuye la actividad de dicho
neurotransmisor, motivo por el cual disminuye la atención dirigida hacia un
objeto específico. Al terminar la etapa de amor romántico, comienza a
presentarse otro tipo de amor, el cual se desarrolló para permitir que nuestros
antepasados vivieran con su pareja el tiempo suficiente para criar a un hijo
durante su infancia. Esta etapa es la llamada de apego, la cual es un tipo de
amor apacible, de calma, paz, seguridad y unión, que se siente a menudo hacia
una pareja duradera. La etapa de apego está mediada biológicamente por las
concentraciones de vasopresina sérica y de oxitocina. Durante el orgasmo, los
niveles de vasopresina aumentan de forma espectacular en los hombres y los de
la oxitocina se elevan en las mujeres; estas sustancias químicas contribuyen a
la sensación de fusión y cercanía, de apego, que se siente posterior a una
relación sexual. En conclusión, contamos con sistemas neurales que nos ayudan a
preferir determinados estímulos que predicen una probable ventaja en la
supervivencia y la adecuación reproductiva, el reto es entender los mecanismos
naturales que inciden en las preferencias de pareja para aprovechar la ventaja
de nuestra capacidad de crear vínculos afectivos o mejor dicho: amor.
Dr. César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.
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