lunes, 28 de enero de 2019

Diabetes, estilo y calidad de vida.


La Organización Mundial de la Salud considera al estilo de vida como la manera general de vivir, que se basa en la interacción entre las condiciones de vida y los patrones individuales de conducta, los cuales están determinados por factores socioculturales y por las características personales de los individuos, definiéndolo como “patrón de conducta que ha sido elegido de las alternativas disponibles para la gente, de acuerdo a su capacidad para elegir sus circunstancias socioeconómicas”. ¿Puede un paciente con una enfermedad como la diabetes tener un adecuado estilo de vida? ¿Cómo? Veamos.

Entre los dominios que integran el estilo de vida se han incluido conductas y preferencias relacionadas con el tipo de alimentación, actividad física, consumo de alcohol, tabaco u otras drogas, responsabilidad para la salud, actividades recreativas, relaciones interpersonales, prácticas sexuales, actividades laborales y patrones de consumo. La modificación de estos factores puede retrasar o prevenir la aparición de la diabetes o cambiar su historia natural. La Organización Mundial de la Salud define la calidad de vida como “una percepción individual de uno acerca de su posición en la vida, en el contexto de la cultura y sistema de valores en que vive y en relación con sus metas, sus perspectivas, sus normas y preocupaciones”. La calidad de vida centrada en la salud ha permitido desarrollar dos líneas de investigación fundamentales como la evaluación del impacto de los programas de salud y la evaluación de las intervenciones terapéuticas y su relación costo-beneficio, con lo cual se obtienen datos desde una perspectiva amplia al medir dimensiones físicas, psicológicas y sociales. La calidad de vida recibe la influencia de factores como empleo, vivienda, acceso a servicios públicos, comunicaciones, urbanización, criminalidad, contaminación del ambiente y otros, que conforman el entorno social y que influyen sobre el desarrollo humano de una comunidad ¿Tienen entonces los gobiernos influencia en mi calidad de vida como diabético? La respuesta es sí. En diversos estudios se define el estilo de vida como factor de riesgo para la incidencia de diabetes mellitus 2 en la población, con detrimento de su calidad de vida, y se establece la necesidad de la modificación de los estilos de vida para el control de la enfermedad y conservación de la calidad de vida. Sin embargo, se desconoce qué estilos de vida se ven afectados en una persona posterior al haberse diagnosticado con diabetes mellitus 2, y su efecto en los diferentes dominios y facetas de la calidad de vida. El nivel de educación influye para las oportunidades de empleo, el autocuidado y la salud en general. En el marco conceptual de conductas de riesgo se encuentra el uso de tabaco, alcohol y drogas, que imponen una amenaza a la salud, debido a sus consecuencias a corto y mediano plazos. En zonas marginadas, la pobreza deriva en falta de servicios, en desnutrición y en un mayor riesgo de adquirir enfermedades transmisibles. Todos estos factores sociales afectan negativamente la salud y la calidad de vida de una persona en su comunidad.

Las instituciones de salud deben dar una respuesta social organizada para dar solución a esta problemática de salud Los estilos de vida que afectan la calidad de vida de los pacientes con diabetes mellitus 2 corresponden a la actividad física, la autoestima y el apego al tratamiento médico. Se hace necesario abordar este problema de salud desde un punto de vista integral, con equipos multidisciplinarios que incidan en las esferas educativas, psicológicas, deportivas y nutricias y que permitan el control de los pacientes con diabetes mellitus 2 y mejoren su percepción de su nivel de bienestar y salud. Establecer políticas públicas para mantener sana a la población ya es tarea del gobierno siempre y cuando así se los exijan sus pueblos. ¿Usted tiene o conoce a alguien con diabetes?


Dr. César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.

lunes, 21 de enero de 2019

Con la salud No.


Actualmente la población mundial y en particular la población latinoamericana enfrentan serios retos en salud pública. Uno de los retos más importantes es la transición demográfica y epidemiológica de la población, que implica la creciente tendencia hacia población más envejecida que demanda principalmente atención a enfermedades crónicas no transmisibles (como la diabetes, hipertensión arterial, dislipidemias), las cuales implican una elevada carga económica para los propios sistemas de salud y para los pacientes; mientras que la prevención y la atención a enfermedades transmisibles (infecciosas) conocidas y emergentes permanecen también como un reto importante que no debe descuidarse. ¿Podrá el nuevo gobierno asumir los retos?

En todo el mundo el envejecimiento de la población es uno de los fenómenos demográficos más importantes. Este fenómeno es el resultado de una disminución de las tasas de nacimiento y mortalidad, y de un incremento en la esperanza de vida. Asimismo, estos tres fenómenos son el resultado del progreso socioeconómico general de todos los países. Las cifras crudas muestran una población mundial mayor de 60 años de 770 millones en 2010 y en 10 años sería de alrededor de mil millones (es decir, aumentará 29.8%). Las distintas regiones del mundo están en distintas etapas de la fase de las transiciones demográficas y tienen distintas velocidades de envejecimiento. En México la proporción de población adulta mayor presenta un crecimiento mayor que todas las otras poblaciones en los últimos 15 años. De acuerdo con las proyecciones del Consejo Nacional de Población (CONAPO), la población adulta mayor en 2015 fue de 9.4 millones de personas, lo cual representa el 8.6% del total de la población con una tasa de crecimiento anual de 3.9%. El envejecimiento de la población, por lo tanto, representa uno de los mayores desafíos para los sistemas de salud, ¿Por qué? La principal razón de este reto consiste en una gran demanda de servicios que no se pueden cubrir con la capacidad de infraestructura y la gestión de los servicios disponibles, ya lo dijo el Dr. Alcocer que hay muchos inmuebles en obra negra y que los disponibles muy probablemente no se den abasto con la demanda de servicios. Por otro lado, la demanda creciente de servicios se da por diversas condiciones de la población adulta mayor; diabetes, hipertensión, caídas y fracturas, entre otras condiciones propias de cada región. Entre estas condiciones están los bajos niveles de ingresos, los cuales los llevan a una situación de pobreza y precariedad, incluyendo los servicios de salud. Esta situación y otros factores, como el sedentarismo, una dieta rica en calorías, el tabaco, entre otros, afectan su salud de manera desfavorable. A su vez, uno de los resultados inminentes de la alta demanda de servicios es el aumento de los costos de la atención médica a tasas aceleradas. Las estimaciones de costos de atención hospitalaria en México son escasas.

Ante los retos mencionados anteriormente y como un determinante social de la salud, los sistemas de salud requieren un continuo fortalecimiento y optimización en sus procesos, con miras a mejorar su desempeño y eficiencia, de modo que se garantice la salud de la población de una manera equitativa, pero además eficiente, es decir, con el óptimo uso de recursos financieros, materiales y humanos, asegurando la cobertura universal, que se ha definido como la situación en que “todas las personas reciben los servicios sanitarios de calidad que necesitan sin que ello les suponga dificultades económicas”. En este contexto, es necesario comprender las actividades que desempeñan los sistemas de salud, así como sus cualidades esenciales con fines de analizar su desempeño e identificar oportunidades para su mejora. Las complicaciones a corto y largo plazo demandan atención médica y tratamientos especializados, lo que implica que su atención conlleve costos abrumadoramente altos. La salud pública es una responsabilidad del Estado compartida con su población para maximizar la salud de las colectividades.

Dr. César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.



lunes, 14 de enero de 2019

Nuevas soluciones a viejos problemas.


En el ámbito médico, se denomina infección nosocomial a la contraída por pacientes ingresados en un recinto de atención a la salud (no sólo hospitales). Las infecciones nosocomiales son uno de los principales problemas de salud pública que afectan a los pacientes en las unidades hospitalarias del mundo debido a su gravedad y complejidad. En días pasados en el Edo. De México vimos el caso de 11 niños con una infección y dos lamentables decesos por este problema.

Una infección nosocomial se define como la condición localizada o generalizada resultante de la reacción adversa a la presencia de un agente infeccioso o su toxina, y que no estaba presente en el momento del ingreso del paciente al hospital. Los estudios sobre infecciones intrahospitalarias comienzan en los Estados Unidos en la década de los cincuenta con las investigaciones de brotes de infecciones por estafilococos resistentes a las penicilinas por los Centros para el Control de las Enfermedades. Las principales causas de infección nosocomial se adquieren a través de tres mecanismos: la aspiración, la inhalación de aerosoles y la diseminación hematógena a partir de otro foco de infección. Se presenta con diferente frecuencia de acuerdo con el país, región, complejidad del hospital y área donde se adquiere la infección. En Estados Unidos, se produce con una frecuencia de 5 a 10 casos por cada 1,000 admisiones hospitalarias, lo cual indica de 13 a 18% de infección intrahospitalaria, causa 7 a 9 días adicionales de internamiento y un gasto anual de 2,000 millones de dólares. A partir de 2005, la vigilancia se realiza en forma exhaustiva para las infecciones relacionadas con agujas y a partir de 2009, para las neumonías relacionadas con el uso de ventilación mecánica. A finales de este mismo año se incluyeron las infecciones urinarias relacionadas con el uso de sonda. El personal de salud que atiende a los pacientes reporta las infecciones nosocomiales, que son verificadas por personal de la División de Epidemiología y validadas con el médico encargado del área de hospitalización correspondiente; además, se analizan con los servicios tratantes involucrados, es decir, hay protocolos y controles ¿entonces? Este tipo de neumonía (nosocomial) provoca una mortalidad bruta de 30-70%, según el tipo de huésped. Dentro de los factores de riesgo para infección por bacteria multirresistente se mencionan el tratamiento antibiótico prolongado en los tres meses previos, hospitalización de más de cinco días, alta prevalencia de resistencia antibiótica en la unidad donde ha estado ingresado el paciente, asistencia a hemodiálisis crónica, asistencia domiciliaria, residencia en centros de la tercera edad, miembro en la familia con infección o colonización por bacterias multirresistentes, pacientes con ingresos frecuentes en el hospital (ingreso mayor a 2 días en los 90 días previos), estados de inmunosupresión (defensas bajas).

La infección adquirida en el hospital puede ser una enfermedad potencialmente mortal, así fue con los dos decesos de los niños debido a neumonía por Klebsiella. La mayoría de los hospitales cuentan con programas para prevenir la infección, pero aún persisten dificultades, desde las más sencillas, como el cumplimiento del lavado de manos correcto antes de cualquier proceder. Las infecciones nosocomiales están estrechamente vinculadas a la calidad de la atención en los hospitales; por otro lado, los gérmenes están relacionados con la epidemiología de las instituciones y el país. A pesar de los programas agresivos de prevención y la meta de cero infecciones, así como la extensa literatura publicada sobre el tema, las infecciones tienen frecuencias elevadas. La respuesta de German Martínez, ante el caso en mención fue de “adquirir nuevos cuneros” para evitar nuevos contagios. Pero nuevas soluciones a viejos problemas, no dan una resolutiva ya que si se sigue fallando en el protocolo de cuidados y limpieza, esto continuará.

Dr. César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.

lunes, 7 de enero de 2019

Quien se acostumbra a lo bueno, desprecia lo regular.


La falta de cobertura de los servicios de salud, a principios del año 2000, particularmente en el grupo de trabajadores informales y los más pobres, en combinación con el alto nivel de financiamiento del sistema a través de gastos de bolsillo de los hogares, dio pie a una reforma del sistema de salud que entraría en marcha en enero de 2004. Esta reforma daba paso al Sistema de Protección Social en Salud (Seguro Popular) generando un sistema de aseguramiento universal público en México. ¿Recuerda cómo era el sistema de salud, antes?

Posterior a la creación y operatividad del Seguro Popular el PIB pasó de 5.1% en 2000 a 6.3% en 2010. Donde obtuvo un crecimiento constante. Hoy México destina el 3.1 del PIB  a salud en comparación con Canadá (7.8) o Japón (9.1) para darnos una idea de donde estamos y posteriormente ver hacia donde queremos (es posible) ir. Definitivamente no podríamos contar (en lo inmediato) con un sistema de salud como el de los países nórdicos pero sí como el de Canadá, siempre y cuando se fortalezca el Seguro Popular. Hubo desvíos que dieron paso a establecer medidas y controles presupuestales para el correcto destino de recursos, pero aún falta. El IMSS continua haciéndolo después de 50 años. Michoacán, Estado de México, Oaxaca, Chiapas y Veracruz lideraron la lista de entidades con más irregularidades y desvíos de recursos de esa partida que venía por medio de Seguro Popular. La Auditoría Superior de la Federación denunció ante la PGR el posible desvío de 7 mil 869 millones de pesos del Seguro Popular entre los ejercicios 2011 a 2015. El 50% del quebranto al erario se cometió en Veracruz, durante la administración de Javier Duarte, y el 30% en Michoacán; el resto, en otras entidades del país. En 2016, la Auditoría Superior de la Federación reportó de nueva cuenta que los desvíos que ascendieron a 6 mil millones de pesos. Ahora bien, la pregunta es: ¿Eso es culpa de los afiliados? ¿Los políticos que cometieron esos desvíos han sido alcanzados por la justicia? ¿Pagará “el pueblo bueno” por algo que cometieron “los de arriba”? ¿Transformación a precio de enfermedad?

A partir del 2004 vimos en Sonora, un cambio radical en el sistema de salud ¿Recuerda?; se remodelaron Hospitales como el General del Estado, El General de Ciudad Obregón, el Hospital infantil; se construyeron Hospitales con especialidades básicas en Huatabampo, Caborca, Agua Prieta, Peñasco, Nogales, Hospital de la mujer en Cd. Obregón y se construyeron 17 Centros de Salud alrededor de todo el estado. Cabe señalar que hacía más de 50 años no se construía un nosocomio (nuevo) incluyendo equipamiento en varios municipios. Posteriormente la plantilla de personal médicos y enfermeras fue aumentando para dar atención a la población. ¿Recuerda como era antes? ¿Recuerdan las generaciones que vivieron los calvarios de enfermarse por no tener IMSS/ISSSTE? ¿Lo que gastaban en una cirugía o urgencia médica? ¿Lo que tenía que trasladarse, porque no había doctor o clínica en su localidad? Las generaciones que se han atendido del 2004 a la fecha, están a punto de dar un salto en el tiempo. Tan fácil acostumbrarse a algo bueno con todo lo que ha aportado Seguro Popular, como creación de Hospitales, evaluaciones periódicas a los mismos para medir, evaluar y mejorar la calidad de la atención y funcionalidad, algo que al IMSS le ha costado tantos años controlar y que aún no ha podido hacerlo como lo hace Seguro Popular. Que su aseguradora los busque para otorgarles la póliza, que se les pregunte como se han sentido con la atención o que medicamento les falto, para posteriormente solventar esas faltas; algo que el ISSSTE no realiza por falta de recursos (y que no hará), que les provea de material o prótesis tan costosos, como estudios y procedimientos que no sería posible sin la operatividad de Seguro Popular,  pero como bien dice el dicho: Quien se acostumbra a lo bueno, desprecia lo regular.

                Dr. César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.