Los
hospitales actuales son conceptualizados como centros de referencia que deben
recibir y atender a los pacientes cuyos problemas no han podido resolverse en
niveles inferiores, es decir, en centros de salud o unidades de atención rural
que requieren alguna especialidad determinada, comprometiendo en ello todos sus
esfuerzos administrativos y técnicos científicos. Por otra parte, son sedes
para la preparación y adiestramiento del personal que trabaja en salud y además,
un campo de investigación en donde el hospital tenga personal en formación
(personal de salud o administrativos). ¿Se ha atendido en alguno?
De
acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, su misión fundamental está
encaminada a la recuperación de la salud, sin que ello signifique que no deba
ocupar también sus recursos en los aspectos de promoción de la salud,
prevención y rehabilitación como partes fundamentales de la atención integral,
haciéndolos extensivos a la familia y a la comunidad. Idealmente, los
hospitales modernos son prestadores de servicios de salud que deben estar en
disposición permanente de atender a cabalidad las expectativas y demandas de
los pacientes, sin embargo, la configuración actual del sistema de salud ya no
responde a los retos demográficos y epidemiológicos, ni a los que plantea la
realidad democrática y económica del México actual, haciendo necesario un
cambio en la forma en que se financia la salud para garantizar el uso ordenado de
los recursos disponibles y, de este modo, hacer efectiva la cobertura universal
de servicios de salud. Nuestro país realizo avances significativos en esta
materia tras la reforma Constitucional de 1983 y la Reforma en Salud del año
2003, que dio origen al Sistema de Protección Social en Salud (SPSS) y su brazo
operativo, el Seguro Popular, cuyas premisas principales son la equidad y la
salud como un derecho social fundamental que el Estado debe de garantizar a la
población que no tiene acceso a la seguridad social. Hoy existe la certeza de
que la operación de este programa ha impactado en la salud de las personas y si
el incremento de gasto público se ha traducido en mejores servicios, mejor
disponibilidad de infraestructura y de medicamentos en los hospitales, así como
mayor calidad en los servicios medico sanitarios debido a sus controles
operacionales. Por el contrario, la precariedad es una constante que sigue
afectando todos los días a miles de pacientes, necesitados de una red de
servicios que permanece en una crisis constante ya que la mayor parte del gasto
en salud sigue siendo pagada directamente del bolsillo de los hogares. Sin duda
alguna, el sustento teórico e ideológico del Sistema de Protección Social en
Salud, basado en una lógica de democratización y de una orientación hacia la
oferta a un subsidio de la demanda mediante la transferencia de los recursos
federales a los estados con base en el número de familias afiliadas, debería de
ser un modelo suficiente para solventar los desequilibrios financieros que
demandaba una reforma estructural. Pero para ello, es fundamental mejorar el
control, la transparencia y la rendición de cuentas del gasto de los sistemas
de salud diversos a los hospitales directamente.
Ahora,
desde los hospitales ¿qué estamos dejando de hacer para garantizar la
prestación de la salud? ¿Qué medidas deberíamos de tomar para que dicho modelo
sea una realidad en nuestro contexto hospitalario? En este sentido, y de
acuerdo al Plan Institucional de Desarrollo 2014-2018, se reconoce a la
protección a la salud como un derecho máximo fundamental de todo ser humano y
está obligado a garantizarla sin excepción ni distingo, así como a generar las
condiciones de atención con universalidad, calidad, humanismo, ética,
eficiencia, eficacia, transparencia y rendición de cuentas. Ante la
complejidad, la situación vigente y la trascendencia de la meta impuesta,
existe una realidad social que nos demanda a todos los profesionales de la
salud, en especial a quienes laboramos en los hospitales, que seamos capaces de
ser líderes, políticos, investigadores, administradores, gerentes,
planificadores, y al mismo tiempo, conservemos los valores sociales definidos
en el contexto de la democracia, el humanismo y la ética. Es de suma relevancia
promover el uso racional de insumos institucionales, fortalecer el expedientes
clínicos, asumir la seguridad del paciente y la calidad de la atención como
dimensiones fundamentales de la salud, ejercer una medicina con un enfoque
social, enfatizar la prevención y la promoción de la salud y de estilos de vida
saludables, y algo muy importante: hacer ver al paciente, que se
corresponsabilice con su proceso de recuperación al comprender su enfermedad.
¿Qué papel juegan los hospitales? Uno muy amplio.
Dr. César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.
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