Uno
de los medios de comunicación más populares en los últimos años para
intercambiar mensajería, es WhatsApp, que permite establecer relaciones
interpersonales y grupales e intercambiar no sólo textos, sino imágenes y
audios multimedia. Incluso se ha generado un lenguaje con palabras nuevas y el
uso de emoticones para transmitir ideas y sentimientos. Hoy día es uno de los
medios más usados por excelencia, pero…. ¿Ha consultado por WhatsApp?
En
los mensajes es posible percibir contextos subjetivos y aspectos emocionales de
quien lo emite y el médico puede responder para mitigar el dolor o la angustia;
sin embargo, el WhatsApp no es el medio ideal para generar preguntas
específicas e indagar más acerca de algún padecimiento. La relación
médico-paciente no ha quedado fuera de esta modalidad de comunicación y cada
vez es más frecuente que los pacientes consulten al médico por medio de este
dispositivo tecnológico. Los pacientes con pocas palabras expresan su dolencia
y solicitan que el médico dé una solución rápida por ese mismo medio. Sin
embargo, la descripción de los signos o síntomas conlleva a un diagnóstico
diferencial muy amplio y puede condicionar errores en la prescripción. Mucho se
ha hablado del escaso tiempo del encuentro entre el médico y el paciente en una
consulta presencial, porque el arte del diagnóstico puede requerir diez
minutos, dos horas o varios días según la complejidad del caso. También se ha
escrito acerca de las consultas telefónicas, en donde a pesar de que no existe
la posibilidad de la exploración física y el contacto sensorial, el intercambio
dialógico es más fluido y profundo. En las consultas por WhatsApp, el tiempo
del diálogo se reduce aún más, pues sólo toma unos segundos leer y responder
los mensajes, pero se excluyen muchas de las preguntas del interrogatorio
médico que ayudan a integrar un diagnóstico y el razonamiento clínico se
fragmenta, por lo que la respuesta puede no ser acertada ni asertiva. Aunque el
paciente asuma que dar a conocer sus síntomas sea suficiente para que lo
receten, esto coloca al médico en una situación desventajosa para realizar su
trabajo. Las razones por las que el paciente utiliza WhatsApp pueden ser
diversas, entre ellas está tratar de no molestar al médico o que responda
cuando esté desocupado. No obstante, es común que los pacientes esperen una
respuesta inmediata, incluso reenvían un signo de interrogación cuando el
médico no contesta y ellos saben que ya leyó su mensaje. Otra razón del
paciente es resolver de manera rápida su problema de salud. Como WhatsApp ha
resuelto situaciones de comunicación en otros ámbitos de la vida cotidiana, los
pacientes asumen que también se puede solucionar igual su problemática de
salud, pero no es así. Hay ocasiones en que puede ser útil, por ejemplo, cuando
el paciente llega a su casa después de una consulta y le surge alguna duda
sobre cómo tomar el medicamento, o si se encuentra en la farmacia y no existe
el nombre comercial prescrito y le indican algún otro fármaco, también puede
ser útil para darle seguimiento a ciertos síntomas, es decir, se trata de
preguntas complementarias a una consulta presencial.
En
cuanto a las reacciones de los médicos pueden ser diversas: hay doctores que se
niegan a utilizar esta forma de comunicación y se lo hacen saber a sus pacientes,
por ejemplo colocando una leyenda “no doy consultas por WhatsApp”. Hay otros
médicos que son selectivos en sus respuestas y según el mensaje responden o le
solicitan al paciente que le llame por teléfono o que lo visite en el
consultorio. Incluso, otros médicos que han adoptado esta tecnología para
facilitar la comunicación con sus pacientes y no restringen esta forma de
comunicación. Sin duda es una herramienta valiosa para la comunicación
interpersonal, pero en el caso de la medicina puede ser peligrosa pues limita
la comunicación. El objetivo del médico es la recuperación del paciente y la
satisfacción de que es capaz de ayudar a quien padece, esto lo puede lograr de
manera presencial, telefónicamente o por WhatsApp, la primera es la ideal, la
segunda permite el diálogo y la tercera lo limita. La profesión médica implica
una gran responsabilidad porque un error puede incidir en la morbilidad y
mortalidad del paciente.
Dr. César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.