Recientemente
tuve oportunidad de ver y analizar el polémico documental: “What The Health“. Muestra
una “realidad” narrado por el activista Kip Andersen. La visión que transmiten
de la salud global es dura pero acertada, pero no significa que tenga razón; muestran
una sociedad enferma, donde gran parte de la población sufre enfermedades propias
de nuestro tiempo: diabetes, enfermedad cardiovascular, hipertensión, alergias,
trastornos autoinmunes, artritis, etc. Explican que casi todas estas
enfermedades son prevenibles (y en muchos casos curables) con hábitos
saludables, pero hay poco interés en curar y que la enfermedad es un gran
negocio. Dice que las instituciones que deberían velar por nuestra salud están
financiadas por las empresas de alimentación que la dañan y que la industria
farmacéutica viene detrás para cronificar la enfermedad generando ganancias
descomunales. La ignorancia del público general mantiene vivo este ciclo
perverso.
Andersen,
empieza el documental con una confesión: es un hipocondríaco en rehabilitación
aunque con sus documentales parece haber tenido una recaída. Seguía con
disciplina las recomendaciones tradicionales: ejercicio, descanso,
multivitamínicos, control de estrés y una dieta considerada “sana”. Hasta que
un día (octubre 2015), le sorprende una noticia en la televisión: La OMS
incluye las carnes procesadas (salchichas, tocino, y jamón) en el grupo 1 de
elementos cancerígenos, al considerar que aumentan el riesgo de cáncer. Dado
que el grupo 1 incluye otros productos como tabaco, su razonamiento es el
siguiente: “¿Quiere decir que he estado fumando toda mi infancia?“ Por supuesto
la comparación es absurda. La clasificación en un grupo simplemente indica el
nivel de evidencia, no el nivel de riesgo. No sabe mucho de nutrición, tampoco
de estadística. Curiosamente, todos los doctores que entrevista son veganos.
Quizá esto hace sospechar por donde irá el resto del documental. El doctor Neal
Bernard afirma que la grasa no permite que la glucosa entre en las células,
causando resistencia a la insulina (falso). Acompaña esta explicación con unos
gráficos muy bonitos, donde vemos cómo la diabólica grasa se pega a las paredes
de las arterias y no permite que la pobre glucosa entre, comenta además que los
carbohidratos no engordan, porque podemos almacenarlos como glucógeno, mientras
que la grasa se almacena directamente (desconoce ciclos metabólicos). El
problema de esta sección es que mezcla realidad con ficción.
Intentan
también culpar de la diabetes a la carne roja, que es un argumento poco coherente. El consumo de
carne se ha reducido de manera significativa en Estados Unidos durante los
últimos 40 años, justo el período donde la diabetes se ha disparado. Incluso si
hubiera correlación no podríamos asumir causalidad. Pero si ni siquiera hay
correlación, es poco probable que haya causalidad. Mencionan que el pollo es la
principal fuente de sodio y colesterol en la dieta americana, y por tanto
opinan que contribuye a la enfermedad. No aportan ninguna evidencia, quizá porque
el pollo suele salir bien parado en la mayoría de estudios sobre distintas
causas de mortalidad (papel protector). Si revisas estudios en alguno
encontrarás lo que buscas. Por ejemplo mencionan un estudio observacional donde
sí aparece un mayor riesgo asociado al colesterol. ¿Y qué aparece con más
riesgo que el colesterol? Un alta carga glucémica, es decir, usan como
evidencia un estudio que indica que una alta carga glucémica es más peligrosa
que el huevo, desmontando así su propia teoría.
Otro
argumento que utilizan, es la proteína para ganar musculatura, que los animales más grandes y fuertes son herbívoros;
argumentan esto mientras muestran vídeos de elefantes y gorilas. El objetivo
del documental está claro: hacerte creer que una alimentación vegana es la
mejor. Hablan de niveles de 50 gramos/día para un hombre adulto, incluso menos.
No digo que sea imposible sobrevivir con una ingesta tan baja de proteína, pero
la mayoría no queremos simplemente sobrevivir, sino prosperar. El nivel mínimo
recomendado es 0.8 g/Kg, pero no es el óptimo, especialmente si haces deporte. Dicen
que los lácteos no son necesarios para prevenir la osteoporosis, y es
totalmente cierto. En este caso, la actividad física es la mejor medicina. El
documental es simple propaganda disfrazada.
Dr.
César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo,
Sonora.
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