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El
millennial sabrá exactamente todos los detalles de sus padecimientos con solo
consultarse con el buscador de su preferencia, tendrá también un reloj o
pulsera de tecnología portable que le indicará cuánto le falta caminar en el
día, y le informará sobre su ritmo cardiaco y calorías gastadas o por gastar,
pero con esta generación llegó la costumbre y uso de gadgets durante las 24
horas del día y con ello se generaron males y nuevos padecimientos. Los
problemas asociados al uso de smartphones, computadoras, notebooks, tablets y
televisión también son un problema de salud pública. Las afecciones
derivadas aparecen con más frecuencia y se empiezan a tratar en los hospitales,
donde han aumentado las consultas en las áreas de oftalmología, traumatología y
salud mental a causa del uso excesivo de aparatos digitales que están poniendo
nuestra salud en riesgo. Actualmente cuatro de cada 10 pasan al menos nueve
horas diarias frente a una pantalla. El 80 por ciento de la información
que recibe nuestro cerebro entra a través de los ojos, el 95 por ciento de las
personas cree que la vista es el sentido más valioso y el 77 por ciento afirma
que la visión es la primera de las capacidades físicas que teme perder. Según
el Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (INEGI), la segunda discapacidad
en México es la visual; la primera es la motriz. Por ello es importante
saber que la constante exposición a la luz azul emitida por los aparatos
digitales, conocida como luz HEV, daña las células de la retina. Las dos
consecuencias más comunes de mirar fijo a la pantalla son la resequedad en los
ojos, que ocasiona alteraciones en el parpadeo y el enrojecimiento por falta de
hidratación. Esto puede causar desde dolor de cabeza hasta visión borrosa; y no
solo eso, los malos hábitos producto de la inevitable costumbre de hacer uso de
la tecnología, también dañan física y psicológicamente a través de dolores que
se manifiestan en los huesos, a causa de pasar largas horas frente a la
computadora y dolorosas contracturas en el cuello y columna vertebral por tener
una mala postura o mirar demasiado tiempo el celular. Este comportamiento,
también causa problemas de adicción y ansiedad por la constante necesidad de
mirar el aparato, además de insomnio por estar al pendiente del teléfono al
dormir. A su vez, se desarrolla una leve o permanente sordera por escuchar
música con el volumen alto, y el dolor en codos, muñecas y hombros por repetir
movimientos durante horas. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud
(OMS), el 80 por ciento del total mundial de casos de discapacidad visual se
pueden evitar o curar.
Por
ello recomienda medidas preventivas para niños, jóvenes y adultos de no exponer
la vista durante largas horas frente a pantallas, realizar pausas cada 20
minutos mirando a un punto lejano y mantener una distancia mayor a 30
centímetros entre el rostro y la pantalla o evitar llevar el celular a la cama,
así como desactivar el Wi-Fi al dormir. Este
es sin duda un síntoma de la revolución tecnológica que no tuvieron nuestros
padres y abuelos, pero la replanteación de los valores establecidos y las
prácticas que las acompañan, no fue cosa de los millennials, ya que una gran
mayoría de los jóvenes adultos de hoy fue criada por la Generación X (los
nacidos entre los años 60 y 80), que no solo iniciaron la revolución tecnológica,
esta segregación demográfica es un arma de doble filo, ya que la generación
millennial no siempre pensará y se comportará como un adolescente (aunque su
estilo de vida diga lo contrario).
Dr.
César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo,
Sonora.
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