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La
dieta, la actividad física y el manejo farmacológico, son pilares en el
tratamiento de la Diabetes; los dos primeros entrañan una mayor dificultad y
complejidad para su abordaje, al involucrar aspectos culturales y afectivos
individuales y sociales, los cuales determinan la adopción de estilos de vida
nocivos para la salud; es difícil que el paciente adopte medidas saludables
como ejercicio físico y llevar a cabo una dieta adecuada, sobre todo con el
nivel cultural que existen en regiones como la nuestra. Esta situación ha
originado que las Instituciones de Salud, reconozcan la importancia de estos
factores sobre la salud y la enfermedad. Así se explica porque en las últimas
décadas, la educación para la salud forme parte fundamental de las estrategias
de control y prevención de la Diabetes Mellitus. Se espera que a través del
proceso educativo, los individuos reflexionen sobre los estilos de vida que han
influido sobre su salud, reconozcan de manera temprana los signos y síntomas de
la enfermedad así como la aparición de complicaciones. Existen numerosos
estudios donde explican como a mayor desconocimiento de la enfermedad surgen
complicaciones tempranas de la misma ocasionando un desgaste físico y económico
considerable, a pesar de contar con servicio de salud pública. No obstante que
las Instituciones de Salud reportan una alta productividad en educación para la
salud sobre la Diabetes, esta continúa siendo un problema de salud importante.
Persiste un gran desconocimiento de la población sobre la evolución y
complicaciones, es evidente que predominan los significados culturales, tal
como lo reflejan los múltiples mitos y creencias (en su mayoría erróneos)
acerca de la misma. Desafortunadamente la charlatanería ha influido en el
manejo y control de la enfermedad, no es raro leer en los periódicos ciertos
anuncios que aseguran tener la curación para la diabetes. La única manera de
evitar estos abusos es reconociendo el impacto que estas creencias y mitos
tienen sobre la salud y recuperar estos aspectos vivenciales dentro de los
eventos educativos.
La
Organización Mundial de la Salud, señala que un proceso de educación es efectivo,
cuando identifica en primer lugar las creencias, mitos y barreras presentes en
la población a educar y con base en esta información se establecen los
contenidos temáticos. Según Elliot P. Joslin: “El diabético que más sabe, es el
que más vive”, por su parte la OMS puntualiza: “La educación es una piedra
angular en el tratamiento del diabético y vital para la integración del diabético
a la sociedad”. Por ello, es de suma importancia evaluar los métodos de enseñanza
que se imparten a las personas diabéticas, e investigar que tan interesado
está el paciente en su enfermedad y elaborar un perfil de su esfera
psicosocial, pues se sabe que sobre el control del paciente diabético
intervienen algunas variables de ésta esfera, que se correlacionan con las fluctuaciones
de la glicemia.
En la atención de los pacientes es necesario tomar en
cuenta todos los puntos de vista acerca de su realidad. Hay que dirigir la
atención hacia sus creencias y prácticas, pues son ellos quienes viven la
enfermedad y en pocas ocasiones se les toma en cuenta para buscar alternativas
de solución a sus problemas. Ahora que está tan de moda la “medicina basa en
evidencia”, se hace cada vez más necesario tener la “evidencia” de los actos y
rutinas de condicionan la calidad de vida de las personas y explicar en gran
medida el origen de las enfermedades y dar las claves para una intervención más
adecuada.
Dr. César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.
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