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Las personas
enfermas y sus familiares coinciden en que el tratamiento de hemodiálisis les
ha generado numerosos problemas y exigencias, sobre todo de tipo económico,
aunque también en el aspecto familiar, en los servicios de salud, en la
alimentación y en el transporte. Numerosos estudios se han centrado en el
proceso de la hemodiálisis, pero pocos han intentado comprender las
experiencias y prácticas de quienes viven con este tratamiento. Entre los temas
explorados se encuentran la calidad de vida de las personas con este
padecimiento y la satisfacción de éstas con la atención médica, pero tales
trabajos suelen examinar la situación de los enfermos en países con acceso
universal a la salud. Este tema es de particular relevancia en México en tanto
que la mitad de la población carece de un sistema de protección que cubra la
enfermedad renal crónica y, si se consideran las desigualdades existentes, la
cifra podría incrementarse en cuanto a incidencia, prevalencia y mortalidad.
Tan pronto les diagnostican la condición renal e inician el tratamiento de
hemodiálisis, los enfermos enfrentan presiones económicas para pagar el
catéter, la hospitalización, las consultas, las sesiones de hemodiálisis, los
medicamentos, los estudios de laboratorio, los alimentos y el transporte. Todo
comienza con la colocación del catéter: el costo de la cirugía es de
aproximadamente 1 000 pesos y el del catéter de 2 000. Luego vienen las tres
sesiones de hemodiálisis semanales, sus costos varían, pero el costo de cada
una en el hospital público es de alrededor de 800 pesos. No solo es el problema
económico sino la larga la lista de espera en los servicios públicos debido al
número limitado de equipos. Aunque usualmente se hace descuento a las personas
enfermas referidas del hospital público, el costo mínimo en unidades privadas
es de 1 100 pesos por sesión, lo que da un total cercano a 13 000 pesos
mensuales. ¿lo considera accesible, estimado lector? ¿cree ahora que los
sistemas siguen siendo igualitarios? El IMSS es el único sistema de salud
pública que otorga todo servicio sin algún costo a sus pacientes, el problema
del mismo es el acceso ya que no todas las unidades cuentan con el servicio por
lo que tiene que trasladar a los pacientes con enfermedad renal.
Algunas
personas con enfermedad renal tienen trabajos precarios e inestables, otras se ven
obligadas al abandono de tratamiento y no les es posible normalmente
reintegrarse a sus labores por el tiempo que demanda la terapia, los malestares
derivados del padecimiento o de la hemodiálisis; a todo esto se suma el rechazo
de los empleadores para contratarlos, debido a las condiciones obrero
patronales con las que cuenta nuestro país. Todo indica que el tratamiento de estos
enfermos depende de la capacidad de gestión de la familia, pues es un actor
central para obtener recursos que aseguren el tratamiento médico y la misma
supervivencia de los enfermos. Ante las carencias sistemáticas y el número
limitado e irregular de los apoyos, las familias emplean una estrategia basada
en un modelo circular de búsqueda de ayuda que consiste en visitar
sucesivamente posibles fuentes de apoyo y, una vez completado el proceso,
volver a iniciar. Padecer enfermedad renal crónica es algo muy doloroso en el
aspecto familiar, económico y social; padecerlo en nuestro país le suma mayor
carga negativa al pronostico sobre todo depende del sistema de salud con el que
usted cuente.
Dr. César
Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo,
Sonora.
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