domingo, 12 de febrero de 2017

Frida: “Pinto mi propia realidad”

Siempre resulta atrayente conocer de la vida de aquellos que pueden expresar su forma de ver el mundo a través de los colores, pinceles, óleos, o moldear el duro mármol. Expresiones artísticas que siempre dejan algún mensaje en sus diferentes formas, sin duda  es más emocionante cuando se trata de una mujer que revolucionó al desarrollar un nuevo estilo de hacer arte, pero sobre todo, derribó convencionalismos y se sobrepuso a limitaciones físicas, aún cuando no existía la tecnología para resolver su padecimiento. “Nunca pinto sueños o pesadillas. Pinto mi propia realidad”, así autodefinió su quehacer la pintora Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón.

Su vida estuvo marcada desde muy temprana edad por el sufrimiento físico y las enfermedades que padeció. El inicio consistió en una poliomielitis que contrajo cuando tenía seis años; este sería el inicio de una serie de sucesivas enfermedades, lesiones diversas, accidentes y operaciones. Su primera enfermedad fue el principio del dolor físico que tuvo que soportar durante toda su vida. Frida guardaría cama durante nueve meses, y en ese tiempo su pierna derecha no se desarrolló bien, quedó muy delgada. Como parte de la rehabilitación practicó diversos deportes, algunos poco usuales en la sociedad mexicana de su época para una niña, como fútbol o boxeo; sin embargo, la evidente limitación motriz, así como las constantes operaciones quirúrgicas y tratamientos médicos hicieron que se desarrollara de modo diferente. En 1922, después de completar su educación primaria ingresa en la Escuela Nacional Preparatoria de Ciudad de México, eran 35 niñas entre dos mil alumnos. Frida deseaba estudiar ciencias naturales y prepararse para también estudiar Medicina en el futuro; en la escuela conoce a futuros intelectuales y artistas mexicanos: Salvador Novo, Agustín Lira, Miguel Lira, Alfonso Villa, entre otros. En 1925 sufrió un grave accidente en travía cuyos traumatismos le condicionarían molestias el resto de su vida. Presentó múltiples heridas y los médicos no estaban seguros de que pudiera sobrevivir; entre las lesiones se destaca la afectación de su columna vertebral que quedó fracturada, así como diversas costillas, el cuello y la pelvis, su pie derecho y su hombro se dislocaron, lo que la llevo a una larga convalescencia y es cuando Frida empezó a pintar en serio y de forma continua; sus padres hicieron construir un caballete especial que se apoyaba en la cama y aguantaba los lienzos en los que pintaba y además también hicieron instalar un espejo bajo el dosel de su cama, el cual le permitió verse y convertirse en modelo para sus cuadros. En 1929, en una simple ceremonia en el Ayuntamiento de Coyoacán, Frida y Diego contrajeron matrimonio; ella tenía 22 años y él 42, Frida, a sugerencia de Diego, vestía motivos tradicionales mexicanos, difundió el traje de Tehuana, se encargó de darlo a conocer hasta que lo hizo formar parte de sí misma, su vestimenta lo cual le otorgó una identidad. Posteriormemnte Frida fue elegida miembro del Seminario de Cultura Mexicana, el cual estaba bajo la dirección del Ministerio de Educación Pública y tenía como misión promover la cultura de la nación, animando a los jovenes estudiantes a buscar estilos en la vida cotidiana y folclor mexicano, para no dejarse llevar con estilos europeos que influenciaban en aquella epoca.

La audaz pintora ha ido creciendo con el tiempo hasta convertirse en un mito, con su tremenda historia, su trabajo artístico le permitió crear una serie de retratos desgarradores en los que mezcla sus verdades más íntimas con sus sueños más exuberantes, realizados con idéntica intensidad. Escribió sus miedos y fantasías en su propia carne, rasgando la piel para que el espectador pueda contemplarla y sentirla. Fue autora de unas 200 obras, principalmente autorretratos, en los que proyectó sus dificultades por sobrevivir. La obra de Kahlo está influenciada por su esposo, el reconocido pintor Diego Rivera, con el que compartió su gusto por el arte popular mexicano de raíces indígenas, inspirando a otros pintores mexicanos.


Dr. César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.




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