domingo, 31 de diciembre de 2017

El derecho a la privacidad.

El derecho a la intimidad es el derecho del individuo de decidir por sí mismo en qué medida compartirá con otros sus pensamientos, sentimientos y los hechos de su vida privada. La intimidad no debe reducirse a no ser molestado, a no ser conocidos en algunos aspectos por los demás, sino que abarca el derecho a controlar el uso que otros hagan de la información concerniente a un sujeto determinado.  La intimidad es la zona de reserva, libre de intromisiones que rodea al individuo. ¿Usted cuenta con ella? Pues debería.

Intimidad es la parte interior que solamente cada uno conoce de sí mismo. Es el máximo grado de inmanencia, es decir, aquello que se almacena en el interior. Lo íntimo está protegido por el sentimiento del pudor. Por su parte, en la expresión de la intimidad se colocan en juego la capacidad de dar y la posibilidad de dialogar con otra intimidad diferente. La capacidad de dar consiste en entregar algo de la intimidad y lograr que otra persona lo reciba como propio. Esta expresión se obtiene a través del lenguaje, el cual puede ser verbal, corporal y expresivo. El hombre necesita expresarse con los demás. La dignidad humana, dentro de la esfera de lo social, se garantiza en la medida en que se tenga la posibilidad de conservar su privacidad, entendida como aquel fuero interno que sólo puede interesar al ser humano como individuo o dentro de un contexto reducido de personas que en últimas está determinada por el consentimiento de quien es depositario de su existencia. Es claro que los atentados contra la intimidad pueden entonces provenir tanto de los particulares como del Estado. Se ha creído necesario proteger la intimidad como una forma de asegurar la paz y tranquilidad que exige el desarrollo físico, intelectual y moral de las personas, vale decir, como un derecho de la personalidad. Los médicos confrontamos hoy en día nuevos problemas y también viejos problemas en circunstancias nuevas; menciono sólo algunos: las intervenciones relacionadas con la iniciación, la prolongación y la interrupción de la vida; los procedimientos de diagnóstico y tratamiento, más eficaces pero también más peligrosos; el uso de fármacos que alteran la conciencia, el humor y la conducta; las implicaciones de la investigación en seres humanos; y, por supuesto, el derecho a la privacidad. Estos cambios y las demandas que generan en el seno de la sociedad han afectado profundamente la práctica de la medicina y hace necesario que revisemos sus metas y los valores que la rigen. Tal disposición reflexiva es tanto más urgente cuanto que en la sociedad pluralista y consensual en la que vivimos, los valores tradicionales de la medicina han perdido la fuerza normativa que tuvieron en la sociedad más homogénea y autoritaria del pasado.

El Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y de Protección de Datos Personales (INAI) inició un procedimiento contra un médico, en días pasados  por incumplir con el deber de confidencialidad y haber entregado a un tercero el diagnóstico del estado de salud mental de una paciente, sin su consentimiento. El organismo detalló que después de haber recibido la queja correspondiente, se pudo constatar que el médico responsable del resguardo de los datos contenidos en el expediente clínico obtuvo información relativa al estado de salud mental de la denunciante, la cual es considerada como sensible y para su tratamiento se requiere el consentimiento expreso y por escrito. Además, el doctor no hizo del conocimiento de la paciente el aviso de privacidad, en el que se deben contener las finalidades a las cuales debía sujetar la utilización de sus datos personales, y dicho documento incumple con todos los elementos previstos en la normatividad. Por su parte, el médico consideró que no era sujeto regulado por la Ley Federal de Protección de Datos Personales en Posesión de los Particulares, toda vez que los datos personales que recabó y almacenó en el expediente médico de la denunciante fue para uso personal y sin fines de divulgación o utilización comercial, aunque reconoció que los entregó a un tercero. El médico debería saber que existe una Norma oficial en la cual se hace alusión legal con respecto al expediente médico aparte de los formatos de confidencialidad o consentimiento informado; por otra parte el paciente también debería saber que todo esto contribuye a un encarecimiento de la práctica médica y la necesidad de que las aseguradoras pongan atención aquí.

Dr. César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp

Huatabampo, Sonora.

domingo, 24 de diciembre de 2017

El efecto placebo.

El efecto placebo es un fenómeno generalizado y universal, que ha acompañado a la práctica de la medicina desde sus inicios. Durante muchos años, ha sido definido como una sustancia inerte. Sin embargo, investigaciones recientes han demostrado que éste es un genuino evento psicobiológico atribuible a todo el contexto terapéutico. Además hay evidencia de que puede existir en la práctica clínica, incluso si no se administra un placebo. 

La palabra placebo (del Latín, yo por favor) se uso por primera vez en el siglo XIV, debido a un error de traducción del noveno verso del Salmo 116 “Placebo Domino in regione vivorum”, en donde lleva la connotación de desprecio o substitución. En la misma época, en los Cuentos de Canterbury, Chaucer emplea la palabra placebo para nombrar a sus cortesanos aduladores o serviles. La introducción de estudios de los grupos o controles con placebo comenzó en el siglo XVI cuando se administraban procedimientos falsos para separar los efectos reales de los producidos por la imaginación durante los exorcismos. En medicina, se emplea para designar una sustancia inerte que puede producir en el enfermo un efecto curativo. En 1785, el Nuevo Diccionario Médico describe al placebo como “la medicina o un método común”; En 1811, la revisión del Quincy´s Lexicon Medicum lo define como un calificativo dado a todo medicamento que se adapta más a favor de beneficiar al paciente. Por su parte, Hornung los describe como una imitación de un tratamiento específico con la ausencia de componentes terapéuticos. No obstante, aún existe confusión en medicina al identificar el vocablo placebo como una cosa y no como un efecto, quizá como un indicador del predominio avasallante del empirismo en nuestra concepción del mundo. Más bien debemos considerar al placebo como un efecto y no como una cosa, siendo éste el acompañante inseparable de toda acción terapéutica.  Aunque hay una creciente cantidad de investigaciones sobre estos mecanismos, sólo dos están bien estudiados. El primero consiste en la esperanza: los pacientes que recibieron placebo tienen expectativas de futuras respuestas. Por ejemplo, un participante a quién se le induce experimentalmente el dolor se le indica que recibirá un placebo en el contexto de dos señales diferentes: la primera es que la crema es inerte y no tendrá ningún efecto y la segunda, que la crema es un potente analgésico. Dichas indicaciones verbales se ha demostrado que manipulan las expectativas de los pacientes y permiten medir el efecto del placebo, por ejemplo: el efecto analgésico del placebo en el dolor clínico y experimental, cambios inducidos por el placebo en el rendimiento motor de la enfermedad de Parkinson, los cambios en las emociones y las respuestas del cerebro en pacientes con adicción a las drogas. Así mismo, la presencia de un protocolo de condicionamiento incrementa las expectativas lo que resulta en un aumento de la respuesta analgésica al placebo, mostrando que las expectativas median y modulan el efecto placebo además de interactuar con otros constructos como el deseo y la emoción. Un segundo mecanismo implica el condicionamiento clásico. Asociaciones repetidas entre un estímulo neutro y un fármaco activo (estímulo incondicionado) pueden lograr que el estímulo neutro por si mismo obtenga la respuesta característica del estímulo incondicionado.

Los mecanismos de condicionamiento clásico se han demostrado en estudios en animales y humanos, aunque ha sido difícil excluir todos los componentes cognitivos de los humanos (como la esperanza). A pesar de este problema, los mecanismos de condicionamiento en los humanos se fundamentan en el hecho de que el efecto placebo es mayor después de un protocolo de condicionamiento. Otro punto que hay que destacar es que en ocasiones la amabilidad del médico, los efectos verbales del placebo y la subordinación experimental pueden provocar un condicionamiento en la respuesta. En ocasiones éste puede provocar más cambios conductuales, que una respuesta terapéutica real. La declaración de Helsinki es un documento internacional que describe los principios éticos para la realización de investigación clínica. La actual evidencia demuestra que existen diferentes mecanismos y efectos placebo, tanto en voluntarios sanos como en sujetos con diversas enfermedades.

Dr. César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.


domingo, 17 de diciembre de 2017

La carretera de la muerte.

Anualmente se producen aproximadamente 1.2 millones de muertes relacionadas con los accidentes de tránsito. Cada día se lesionan hasta 140,000 personas, más de 3,500 mueren y unas 15,000 quedan discapacitadas de por vida. En los países de América Latina mueren cada año más de 130,000 personas, más de 1, 200,000 sufren heridas y cientos de miles quedan discapacitadas a consecuencia de los accidentes en las vías públicas. Cifras que nos ponen a temblar y sobre todo a rezar a los ciudadanos que por necesidad o simple placer viajan por las diversas rúas de nuestro país y de nuestro estado, claro que esos rezos se triplican, cuando se viaja precisamente por nuestro estado por la interminable carretera “de la muerte.”

Se estima que los costos por accidentes de tránsito en los países miembros de la OCDE ascienden a rangos que se ubican del 2 al 5% del PIB. En México, de acuerdo a cifras presentadas por el Sector Salud, estas cifras equivalen al 1.3% del PIB nacional. A estos costos habría que agregar la afectación económica y emocional de las familias, y del núcleo cercano y laboral de aquellos que se ven afectados por los accidentes. Por ejemplo, las familias enfrentan graves problemas económicos si en un accidente de tránsito o transporte pierden al individuo que sostiene económicamente El hogar o, en el mejor de los casos, si tienen que enfrentar el gasto suplementario de atender a un miembro con discapacidad. De hecho, los tintes de los saldos de los accidentes son considerados ya como una Pandemia, ya que las cifras son alarmantes, y aún más las tendencias observadas. Si persisten, en 2020 el número de personas muertas o con discapacidad cada día en las carreteras y calles del mundo habrá crecido más del 60%, con lo que los traumatismos por accidentes de tránsito se habrán convertido en un factor principal de la carga mundial de morbilidad y lesiones. Para tal fin, y debido a la alta complejidad que la seguridad en el transporte tiene, es necesario que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes trabaje de forma conjunta, multidisciplinaria e intersectorial con la finalidad de contribuir a que los sistemas de transporte terrestre contribuyan efectivamente al desarrollo económico nacional y a la calidad de vida de todos los mexicanos. Se trata, entonces, de desarrollar y ejecutar políticas públicas que incrementen la competitividad a fin de que las personas sean transportados de manera eficiente y segura. La génesis de los accidentes se atribuye a la existencia o la combinación de los siguientes factores: el humano, el vehículo, el camino y el medio ambiente. Siendo las causas más comunes de ello, según la Secretaría de Seguridad Pública: impericia, fatiga y somnolencia, no obedecer los señalamientos del camino, además de algunas otras señaladas únicamente como factor humano. El estado con mayor tasa de accidentabilidad es Veracruz. En este estado se registran 97 accidentes por cada 100,000 vehículos transitados en la red de carreteras. Por el contrario, la zona metropolitana del valle de México registra la menor tasa de accidentabilidad. Cuatro estados presentan un alto índice de accidentabilidad (Tabasco, Sonora, Jalisco y Veracruz), siendo de 50 o más accidentes por cada 100,000 vehículos transitados. Con respecto a las tasas de accidentabilidad y morbilidad, Sonora es el estado que presenta las tasa más altas de la región y Baja California Sur las tasas más bajas, para ambos tipos de transporte.

El tema de la seguridad vial es una cuestión multisectorial y de salud pública, por lo tanto, es importante dar un enfoque sistémico, así como de que exista una voluntad política y el compromiso de alcanzar una gestión eficaz de la seguridad para lograr una pronta e importante reducción de los accidentes de tránsito. Para lograr la reducción de los accidentes es necesario implementar estrategias como: la construcción de un sistema de información eficiente de seguridad en la red de carreteras, con el propósito de contar con elementos eficaces de evaluación de políticas públicas diseñadas en materia de reducción de accidentes y sus saldos; implementar procesos de capacitación, inspección y mejores prácticas médicas para la evaluación de las condiciones del personal que opera el autotransporte; impulsar nuevas medidas de inspección y supervisión al transporte, y establecer una campaña de difusión permanente de prevención de accidentes con el propósito de sensibilizar a los usuarios de la red de carreteras sobre las causas y los costos asociados de los mismos.

Dr. César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp

Huatabampo, Sonora.

domingo, 10 de diciembre de 2017

¿Qué es el gluten?

Los trastornos relacionados con el gluten representan una serie de afecciones desencadenadas por la ingestión de cereales y granos en individuos genéticamente susceptibles o con predisposición autoinmunitaria. El trigo es uno de los cereales que más se producen y consumen en todo el mundo debido a su sencillez para ser cultivado en diversas condiciones climáticas, su valor nutricional y sus características organolépticas. El trigo, al igual que la cebada y el centeno, contiene dos grupos de moléculas que pudieran inducir o desencadenar síntomas digestivos. El gluten y los otros compuestos están implicados en la patogénesis de los trastornos relacionados con su ingesta y el espectro clínico es variado y a veces muy difícil de identificar.

El gluten se encuentra principalmente en el trigo, cebada y centeno, está constituido por cuatro grupos de proteínas que se separan por sus características físico-químicas. La gliadina, principal estimulante antigénico en los pacientes con susceptibilidad genética para padecer la enfermedad celiaca, es una prolamina rica en glutamina y es la responsable de darle la elasticidad y textura a las harinas. Hasta ahora se ha considerado que las gluteninas son inocuas, aunque estudios recientes señalan que las de peso molecular elevado pueden exacerbar los síntomas en algunos enfermos celiacos. En la actualidad se reconocen varias afecciones asociadas con la ingesta de gluten y proteínas relacionadas, pero las más comunes son la enfermedad celiaca y la sensibilidad al gluten sin enfermedad celiaca. La enfermedad celiaca, esprue celiaco es una enfermedad que se caracteriza por absorción intestinal deficiente secundaria a la inflamación crónica y atrofia de la mucosa del intestino delgado causado por la exposición al gluten de la dieta, que afecta a individuos genéticamente predispuestos. El papel de los factores inmunológicos en esta enfermedad es aún más complejo. Sin embargo, está bien documentado que la enfermedad celiaca tiene una franca asociación con otros padecimientos auto inmunológicos como la enfermedad tiroidea auto inmunitaria, síndrome de Sjögren, cirrosis biliar primaria y diabetes mellitus tipo 1, entre otras. En su forma típica, afecta a lactantes y preescolares y se hace aparente justo después de la ablactación con la introducción de cereales en la dieta, en la mayoría de los casos a los seis meses. Es común que el niño muestre incapacidad para ganar peso, anemia, pérdida del apetito, distensión abdominal y datos de deficiencias vitamínicas debido al síndrome de absorción intestinal deficiente. Los pacientes en los que se retrasa el diagnóstico tienen retardo en el crecimiento, talla baja, anemia por deficiencia de hierro y en casos extremos raquitismo. En los adolescentes y adultos las manifestaciones suelen ser más atípicas, con síntomas vagos e inespecíficos que parecen no tener relación con problemas del aparato digestivo. Muchos no se diagnostican debido a lo complejo de la enfermedad.

La gran variedad de manifestaciones clínicas implica que para establecer un diagnóstico debe tenerse un alto índice de sospecha. El papel protagónico del gluten en la aparición de síntomas, sobre todo en las personas con sensibilidad al gluten no celiaca, ha provocado un crecimiento desmedido de la industria de alimentos libres de gluten que la ha con vertido en una de las más rentables y lucrativas del mundo, sin justificación alguna. El conocimiento de que algunas personas tienen síntomas abdominales cuando consumen productos con gluten, pero sin criterios para integrar el diagnóstico de enfermedad celiaca, ha motivado numerosas reuniones con la idea de clasificar, de manera más apropiada, a los trastornos relacionados con la ingesta de gluten. Las personas creen a veces que la dieta libre de gluten es para perder peso, es saludable o peor aún: una moda (millenials). Por un lado, parece ser más frecuente que la enfermedad es una fuente importante de ingresos porque personas sin una clara necesidad consumen productos libres de gluten. La piedra angular en el tratamiento de la enfermedad celiaca es el apego estricto a una dieta libre de gluten. Sin embargo, iniciar este tratamiento implica una modificación importante al estilo de vida de los individuos afectados (en especial si se trata de niños o adolescentes) y de los familiares cercanos.  

Dr. César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp

Huatabampo, Sonora.