domingo, 12 de junio de 2016

La nueva epidemia de drogas.

El placer es una expresión psíquica básica que se ha desarrollado a lo largo de la evolución y contribuye a la adaptación al medio ambiente y las personas. Placer y dolor forman un par indisoluble que constituye uno de los principales motores de la conducta, no es una dicotomía fácil, sobre todo cuando de humanos se trata: hay dolores placenteros (masoquismo) y placeres dolorosos (el amor del poeta, o la comida picante por ejemplo). Los mecanismos neuronales que disparan esa sensación que llamamos placer contribuyen a actos tan básicos como el buscar el pecho de nuestras madres para amamantarnos. En parte gracias al reforzamiento positivo que producen las experiencias placenteras, o al negativo que producen las experiencias dolorosas, es que reconocemos a nuestras familias, comemos, aprendemos, nos reproducimos, etcétera. Las personas malinterpretamos todo esto en la mayoría de las ocasiones que en ocasiones llevan a recurrir a otras practicas como la administración de sustancias para la generación del placer; el caso de Prince, Philip Seymour Hoffman, y hasta Michael Jackson por mencionar algunos. Llama la atención el nombre de sustancias que antes no se comercializaban, pero que siempre estuvieron ahí, como el Fentanil.

Una droga que apareció en escena la década pasada ha comenzado a preocupar a la Organización de Naciones Unidas (ONU) y al gobierno de Estados Unidos. Se trata de una sustancia que se creía ya controlada y regulada. Autoridades han asegurado que la caída del consumo de cocaína, la legalización de la mariguana y el repunte de la heroína impulsaron el regreso del fentanilo y sus derivados, como la mezcla llamada “china white”. Surgen así las llamadas drogas de diseño. Éstas son variantes de fármacos disponibles en el mercado. A partir de un compuesto con efectos fisiológicos conocidos, por medio de series de reacciones químicas, se pueden añadir o quitar segmentos a la molécula (agregando un grupo metilo, generando una nueva sal, oxidando la molécula, etcétera) construyendo una infinidad de compuestos con diversos efectos en el organismo. Por ejemplo, se conocen más de cuatrocientos derivados del fentanil y, muchos de ellos, se producen en laboratorios clandestinos. Tiene su historia en Afganistán que, ante la escasez de heroína producida por una enfermedad en la adormidera de opio, migró a varios países europeos en la década pasada y de ahí brincó a otros mercados, de acuerdo con el “Informe Mundial Sobre las Drogas 2012 de la Organización de las Naciones Unidas”. El fentanilo, como anestésico, se usa actualmente en los hospitales de todo el mundo en cirugías comunes y de rutina; sin embargo, se ha comenzado a tomar cartas en el asunto para su regulación y en algunos casos se ha propuesto retirar del mercado algunos productos con este activo, debido a que muchas personas han muerto de sobredosis. Incluso hubo un repunte de muertes cuando este fármaco legal comenzó a venderse en parches transdérmicos.

Los cárteles mexicanos han entrado a este negocio, con producción de la droga en laboratorios clandestinos, de acuerdo a los diversos medios y según reportes, podrían ser los proveedores de estos narcóticos. A propósito de esto yo me quede con las ganas de escuchar alguna entrevista o interrogatorio a Joaquín Guzmán, antes de ser enviado a  EU. ¿Apoco usted no, querido lector? Seguramente nos llevaríamos muchas sorpresas; pero en fin, ya nos proveerá el vecino país del norte información que nuestras autoridades no fueron capaces de obtener (pero que todos suponemos). 

El fentanilo es 100 veces más potente que la morfina, tiene un comienzo de acción menor a 30 segundos, el efecto puede durar hasta 60 minutos, no tiene olor. La agencia antidrogas estadounidense (DEA) coloca al fentanilo junto al metilfenidato en la categoría II, donde figuran sustancias que pueden generar dependencia rápidamente. Una sustancia que comienza a ser comercializada y distribuida y bastante peligrosa ya que a poca dosis conduce a una depresión respiratoria y muerte. Un problema que ha sido identificado y que no debería tardar en resolverse o implementar acciones.

Dr. César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp

Huatabampo, Sonora.

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