
En realidad, la
telemedicina tiene varios años: en 1905, Eithoven manda por vez primera
señales de electrocardiograma desde su casa a un laboratorio a 1.5 km, lo que
constituye el inicio de la telemedicina. En 1951, en la Feria Mundial de Nueva
York se transmite la primera videoconferencia. En 1955, en Montreal, A. Jutras
envía una señal fluoroscopica por telemedicina. El 24 de diciembre de 1968,
el doctor Ramiro Iglesias (mexicano) recibe del astronauta Anders el primer
electrocardiograma desde la órbita lunar. En Starpahc, Arizona, con las tribus
pápago se inician las primeras consultas de telemedicina, en 1985 la NASA
realiza algunos intentos de atención mediante telemedicina después del
terremoto que sacudió la ciudad de México. En 1990, en Islas Vírgenes, el
Pentágono instrumenta la telemedicina ante los desastres causados por el
huracán Hugo. También hay antecedentes de que fue utilizada en 1991 en la
guerra del Golfo Pérsico y en 1992, para ayuda civil en Somalia. Los rusos
también la han empleado para dar atención médica a sus astronautas en la
estación espacial. En México hay intentos claros de iniciar el uso de la
telemedicina; uno de los grandes impulsores fue el doctor Ramiro Iglesias quien
en 1970 en el Hospital Infantil se inician sesiones clínicas a través de
CEMESATEL. En 1980, el IMSS echa a andar la radiocomunicación en todo el
programa de IMSS-Solidaridad. En 1990, en el ISSSTE se comienzan los primeros
pasos de telesalud y telemedicina. Para el año 2000 se instala el programa
e-salud, coordinado por la Secretaría de Salud y el CENETEC (Centro Nacional
de Evaluación Tecnológica en Salud). En la actualidad, la experiencia mundial
sitúa a la telemedicina como una herramienta que en cuanto se utiliza puede
aumentar la población de usuarios, acortar los tiempos de estancia
hospitalaria, disminuir la referencia y envíos e implementar la diferenciación
competitiva. Pero sobretodo facilitar y llevar servicios médicos, de calidad y
especialidades a regiones remotas con dificil acceso.
Hay tres grandes
razones para intentar su instalación y promover una inversión con gran
beneficio social: Crece la posibilidad de atención a un mayor número de
pacientes, aún sin estar físicamente en los hospitales; eleva radicalmente la
productividad, con base en la colaboración multimedia. A través de la
telemedicina, un médico en el consultorio puede enviar para interconsulta los
resultados de exámenes de laboratorio o gabinete a especialistas y discutir
hipótesis o criterios diagnósticos para obtener un mejor resultado. Disminuye
considerablemente los costos de operación y traslado de los pacientes, sobre
todo de regiones mas alejadas. Pacientes que tienen cita y que se les otorga
muchas veces a quema ropa a especialidades como: cardiología, oncología,
neurología, reumatología. Que mejor que hacerlo desde su propia unidad o centro de salud, sin necesidad de traslado
y los costos que ello implica tanto para el paciente como para las
instituciones. Así, que habiendo tanto por hacer para los sonorenses, la
telemedicina ¿Por qué no?
Dr. César
Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo,
Sonora.
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