En México tenemos una gran diversidad de
pueblos indígenas, el censo de población y vivienda registró en el 2020, 7 364 645 personas de tres y más
años de edad que hablan una lengua indígena. En las zonas rurales de México,
las personas indígenas de escasos recursos que viven con diabetes y que no
cuentan con seguridad social enfrentan diversos obstáculos que retrasan la
atención adecuada de esta enfermedad crónica y sus complicaciones, es decir,
son más vulnerables respecto a otros grupos de población.
La información sobre diabetes mellitus 2
en población indígena en México es poca. En enero de 2022 la Secretaría de
Salud de México reportó 1 665 443 pacientes con diagnóstico de alguna
enfermedad crónica, 71.3% del sexo femenino y 28.7% del masculino; con
hipertensión arterial 66%, diabetes 61%, obesidad 37% y dislipidemia 29.5%. Aunado
a esto, existen barreras estructurales inherentes a la administración de los
sistemas de salud que invisibilizan a las personas indígenas afectadas por la
diabetes y al dolor que experimentan, ya que ni los registros epidemiológicos
ni los reportes sanitarios oficiales ofrecen información detallada sobre su
estado de salud. Cuando existen datos sobre la etnicidad de estos pacientes,
con frecuencia se basan en el indicador "hablante de una lengua
indígena", cuando el referente más apropiado para definirla es la
autoadscripción, de acuerdo con la normatividad internacional. Estudios
recientes destacan que, pese al aumento de la incidencia de complicaciones
propias de la diabetes, son un problema que constituye una de las principales
causas de muerte prematura y de amputación de extremidades por factores no
traumáticos, aún se conoce poco sobre su impacto en grupos de población indígenas.
A partir de la idea de equidad y no discriminación, tendencia que ha comenzado
a cambiar especialmente durante la última década, se sabe que la diabetes y sus
complicaciones, sobre todo en la población indígena, tiene un efecto inmediato
y devastador en la movilidad y la autonomía ya que causan discapacidades que no
solo limitan la capacidad de trabajar y desplazarse, sino que también conllevan
un enorme sufrimiento emocional y psicológico para las y los pacientes y sus
familias, especialmente en contextos rurales donde las redes de apoyo son
limitadas y los recursos económicos son escasos. La dificultad para acceder a
consultas de seguimiento y la ausencia de programas de educación en salud
enfocados en la prevención agravan las tasas de complicaciones, que podría
evitarse con medidas preventivas y atención oportuna. Hasta la fecha no existen
datos suficientes que permitan afirmar de manera conclusiva si hay una alta o
baja prevalencia de diabetes en la población indígena, en comparación con el
resto del país. No obstante, se sabe que sí hay evidencia abundante de que
tienen indicadores de salud más bajos, así como un peor acceso a los servicios
de atención médica salud, sobre todo cuando la etnicidad se intersecta con
bajos niveles de educación e ingresos, estatus migratorio, no afiliación a
instituciones de salud, así como residencia en zonas rurales. Factores que sin
duda, comprometen no solo la salud de los pacientes sino su calidad de vida en
general. Se dice que aun cuando el principio de igualdad es fundamental en el
sistema de salud, el hecho de evitar la desagregación de datos por etnicidad
puede invisibilizar necesidades específicas de las comunidades indígenas, como
en el caso de las complicaciones de enfermedades crónicas como la diabetes.
La falta de una adecuada recolección de
datos no solo afecta la planificación de los servicios de salud, sino que
también perpetúa la invisibilización histórica de las comunidades indígenas y
otros grupos marginados. A esto se suman, barreras culturales como la
desconfianza en el sistema de salud por malas experiencias previas, falta de
información adecuada sobre el autocuidado de enfermedades crónicas, así como
escasez de intérpretes o personal de salud que hablen alguna lengua indígena,
lo que complica aún más la situación. El propósito de los servicios de
salud IMSS-Bienestar pueden desempeñar también un papel clave en la
recolección de datos específicos de las comunidades atendidas, lo cual
permitirá un diseño más eficiente de políticas de salud que respondan a las
necesidades particulares de las poblaciones indígenas, ayudando a prevenir las
complicaciones ya que con ese nuevo esquema de operación en las clínicas
rurales, las y los profesionales de la salud se enfocan en la prevención y el
autocuidado, promoviendo la detección temprana de complicaciones. O al menos
eso esperamos que suceda.
Dr.
César Álvarez Pacheco
cesar_ap@hotmail.com
@cesar_alvarezp
Huatabampo,
Sonora
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