En muchos
hogares tenemos la costumbre de tener algún medicamento “por si acaso”, nunca
falta algún dolor, una molestia por una indigestión o bien, padecimientos
crónicos que hacen que tengamos los medicamentos almacenados por algún tiempo.
¿Qué hacer con los caducados? ¿Sirven? Imagínese si esto sucede en un hospital;
¿Los tiran? Veamos.
La fecha de
caducidad de un medicamento se basa en la estabilidad del fármaco en su envase
o recipiente original, no abierto ni manipulado. La fecha no implica que el
fármaco sea inestable más allá de la fecha de caducidad del envase; el
significado real de la fecha de caducidad es que, en base a estudios reales o
extrapolaciones de estudios de degradación, el medicamento en su envase original
será estable hasta la fecha indicada. Debemos tener en cuenta que cuando se
alcanza la fecha de caducidad, pueden resultar afectadas las propiedades del
medicamento, ya sean estas químicas, físicas, terapéuticas, toxicológicas o
microbiológicas. Aunque la mayoría de los estudios afirman que consumir un
medicamento que ha caducado hace pocos meses no conlleva un peligro real para
nuestra salud, lo más aconsejable es deshacernos de dicho fármaco para evitar
posibles efectos adversos. El indicador tradicional de que un medicamento ha
alcanzado la vida útil ha sido la cantidad de fármaco en el producto y se
refiere al tiempo en el cual este consigue el 90% de lo indicado en la
etiqueta; cuando el medicamento contiene más de un fármaco, se considera como
fecha de caducidad el tiempo que tarda el primero de ellos en alcanzar esta
cantidad. Sin embargo, a fin de garantizar la calidad, la seguridad y la
eficacia de los medicamentos se requiere que se consideren más criterios, los
cuales se conocen como especificaciones de estabilidad y comprenden, además de
las cantidades de fármacos en el producto. La
estabilidad de un medicamento depende, entre otros factores, de su forma
farmacéutica. Por ejemplo, las formas farmacéuticas líquidas, tales como las
soluciones, suspensiones o jarabes, no son tan estables como las formas
sólidas. En estas últimas debemos fijarnos si hay algún cambio en el color o
aspecto físico: aunque suele ser un signo de la degradación del excipiente y no
del principio activo, debemos desechar ese fármaco como precaución. Lo mismo
ocurriría en el caso de que notáramos cualquier grado de turbiedad, cambios de
color o aspecto en una solución inyectable. No obstante, uno de los factores
que más afecta a la conservación de un medicamento es la temperatura. Es por
ello que siempre se aconseja almacenarlos en lugares frescos y secos y
asegurarse de que no sufren cambios bruscos de temperatura. Los estudios de
estabilidad se realizan con base en guías estandarizadas. La norma oficial
mexicana (NOM-073-SSA1-2015, Estabilidad de fármacos y medicamentos, así como
de remedios herbolarios, Diario Oficial de la Federación, 7 de junio de 2016)
está basada en guías internacionales, principalmente las de la OMS y del
Consejo Internacional de Armonización (International Council of Harmonization,
ICH). Las guías y la NOM establecen condiciones de almacenamiento y tiempos de
análisis para cada tipo de medicamento, así como criterios de aceptación para
demostrar, con evidencia científica, un periodo de vida útil.
En México, para indicar el tiempo de
vida útil en la etiqueta de un medicamento, debe contarse con la aprobación de
la Comisión Federal para la Prevención contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS). De
manera general, los periodos de vida útil son de 24 meses; sin embargo,
dependiendo del tipo de medicamento, pueden ser menores. Los periodos de vida
útil más cortos tienden a ser los de medicamentos de origen biológico (por
ejemplo, vacunas, biotecnológicos o probióticos), algunos de los cuales
requieren refrigeración, congelación o ultracongelación. De
acuerdo con la NOM, los estudios de estabilidad se realizan en el mismo empaque
(sistema contenedor-cierre) que se utiliza para su almacenamiento y distribución.
Las etiquetas deben indicar las condiciones de almacenamiento de los
medicamentos y se realizan principalmente tres estudios: Estabilidad de
anaquel, estabilidad de uso, y fotosensibilidad. En EU, existe el Programa de
Extensión de Vida de Anaquel (Shelf-Life Extension Program, SLEP) que surgió
como un acuerdo intrainstitucional entre el Departamento de Defensa y la FDA
para extender la vida útil de medicamentos a punto de caducar. Finalmente, hay
que destacar que la recomendación de uso de un medicamento debe basarse en la
seguridad del paciente, lo cual se logra combinando la evidencia científica
disponible del producto y el principio primum
non nocere.
Dr.
César Álvarez Pacheco
cesar_ap@hotmail.com
@cesar_alvarezp
Huatabampo,
Sonora
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