La medicina culinaria es una rama
reciente en la Medicina, la cual combina el arte de preparar los alimentos y la
medicina basada en la evidencia. Tiene como objetivo dar herramientas a
profesionales de la salud y a los pacientes sobre cómo utilizar los alimentos y
sus nutrientes en beneficio de la salud. “Somos lo que comemos”, dice la frase
de un filósofo.
Esta vertiente principalmente está
enfocada para la prevención y tratamiento de enfermedades crónicas no
transmisibles, particularmente sobre aquéllas asociadas al sobrepeso y
obesidad. Por ejemplo, tomando en cuenta los reportes de la Organización
Mundial de la Salud, hasta 70% de las primeras 10 causas de muerte a nivel
mundial se relacionan con padecimientos cardiovasculares (infarto al miocardio,
accidente vascular cerebral, etcétera), los cuales pueden ser prevenibles
mediante los cambios en el estilo de vida, tales como evitar el sedentarismo,
dormir bien y, por supuesto, llevar a cabo una adecuada alimentación. Desde
hace años, múltiples estudios han demostrado que la alimentación saludable
puede mejorar el perfil de las poblaciones. Como modelo podemos mencionar el
consumo habitual de las dietas mediterráneas, que de manera consistente se ha
asociado a disminución de enfermedades cardiovasculares y la mortalidad. Pero,
de manera interesante, se ha observado que estos beneficios se presentan en
personas con sobrepeso y obesidad, independientemente de si perdieron peso o
no. El efecto protector y terapéutico de seguir hábitos saludables también ha
sido demostrado en población pediátrica con obesidad. Hay estudios que evalúan
intervenciones para tratar de cambiar los estilos de vida, en los cuales se ha
concluido que las alteraciones cardiometabólicas de los escolares y
adolescentes mejoran significativamente después de 12 meses de estar
manteniendo estos cambios. El personal de salud que participamos en la atención
de niños y adolescentes debemos hacer esfuerzos para que las familias adopten
conductas saludables desde etapas tempranas de la vida, a fin de propiciar un
crecimiento armónico de sus hijos. De lograrlo, seguramente observaremos un
impacto importante para evitar que desarrollen sobrepeso u obesidad que, en la
actualidad, se ha convertido en un problema de salud pública. La medicina
culinaria, aunque principalmente está dirigida a los pacientes, también tiene
como objetivo al equipo de salud. Los pilares de la medicina culinaria son
tratar de que se vuelva a cocinar en casa, con el propósito de disminuir o
evitar el consumo de productos ultraprocesados. Además, se instruye sobre
métodos de cocción saludables, capacitando en formas diferentes de incorporar
vegetales, frutas, legumbres, cereales integrales, semillas y especias.
Asimismo, quienes practican esta disciplina aprenden a preparar los alimentos
de manera rápida, sencilla, sabrosa y entretenida; esto último, de alguna forma
puede también ayudar a la convivencia familiar. El surgimiento y desarrollo de
esta disciplina fueron necesarios porque generalmente los médicos no sabemos
cómo preparar alimentos saludables, apetecibles, variados y sencillos, en
especial para los niños. Normalmente, lo que realizamos en el consultorio es
recomendar “seguir una dieta saludable”, en ocasiones utilizando herramientas
como el plato del buen comer. Sin embargo, es muy probable que pocos tengan
conocimientos sólidos y, por lo tanto, les resulta difícil comunicar a los
padres las formas para realizarlo.
El problema actual del sobrepeso y
obesidad, tanto en población pediátrica como adulta, requiere enfrentarlo con
intervenciones a diferentes niveles. A nivel de los profesionales de la salud,
lo primero sería mejorar sus competencias para garantizar que otorguen
recomendaciones basadas en evidencia, para que sus pacientes y familias sigan
una vida saludable. En este punto, la educación en medicina culinaria
proporciona elementos para mejorar sus habilidades al momento de abordar
aspectos de nutrición. Pero, además, los capacita para optimizar su propia
salud al adoptar los principios de la medicina culinaria. A fin de ejemplificar
cómo la medicina culinaria puede ayudar a preparar alimentos saludables. Cuando
utilizamos alimentos procesados, sólo se requiere el cocinarlos en la freidora
de aire, o freírlos en un sartén; sin embargo, no es una alimentación variada
ni proporcional. Mientras que, en el platillo de albóndigas, se utilizaron
diferentes alimentos con una cantidad importante de verduras, leguminosas y una
cucharada de aceite de oliva. Con este platillo cumplimos con los principios de
que la alimentación debe ser variada, suficiente, proporcionada y sin consumo
de alimentos ultraprocesados. Difícil en nuestros tiempos pero no imposible.
Adoptar costumbres más saludables y alimentarnos mejor, es el reto.
Dr.
César Álvarez Pacheco
cesar_ap@hotmail.com
@cesar_alvarezp
Huatabampo,
Sonora