Recientemente,
el coordinador de Morena en el Senado, Eduardo Ramírez confirmó que van por la
extinción de Notimex, y una nueva reforma de Salud para concentrarlo todo en un
nuevo experimento para la atención en salud y con ello controlar los recursos de
un fondo que se transfieren a las entidades federativas, de 109 mil millones.
No pues con razón.
El pasado
martes nuestros legisladores aprobaron una nueva reforma al sistema de salud,
que como las otras, cuando desaparecieron el Seguro Popular y luego al INSABI,
se hace con toda improvisación y sin discutir absolutamente nada. Con esto le
quitan a los Estados el Fondo de Aportaciones para los Servicios de Salud y
centralizan esos recursos en el IMSS-Bienestar, además, elimina la obligación
de mandar recursos al Fondo de Salud que permite la atención a enfermedades
graves, como el cáncer. Esta reforma en la práctica desaparece el Fondo de
Aportaciones para los Servicios de Salud (FASSA), para las entidades
federativas que suscriban el convenio con el IMSS-Bienestar. Se trata de una
centralización, en la que las entidades federativas entregarán todo su dinero,
personal y hospitales a la federación (IMSS-Bienestar), a cambio de una promesa
vacía de tener un sistema de salud como el de Dinamarca. Con este dictamen, se
trasladarán los recursos de las entidades federativas al IMSS-Bienestar,
directamente en el Presupuesto de Egresos de la Federación, asumiendo, con
ninguna justificación, que esos recursos le pertenecen a la federación, sin que
queda claro, como esa centralización, se traducirá en prestación de servicios
de salud para la población en cada entidad federativa, es decir; sin reglas. Ya
que la ley, no contempla que los recursos serán usados en la entidad federativa
que es la fuente de financiamiento, sino que todo el dinero entrará a una bolsa
general, para ser ejercido a gusto de IMSS-Bienestar. Desde que desapareció el
Seguro Popular y desaparecieron los Regímenes estatales de protección social en
salud, ha caído la atención médica regular y la atención médica de alta
especialidad, hay desabasto de medicamentos, e incluso aumentó la mortalidad.
En ese sentido, la centralización de los recursos para la salud emprendida en
esta administración, se ha traducido en un mal manejo de recursos públicos,
subejercicios, contrataciones en opacidad y simulación del gasto para transferir
los recursos de la salud a los proyectos presidenciales como el tren maya o la
refinería de dos bocas. La creación del IMSS-Bienestar se hizo de manera
improvisada, en un solo día, sin el análisis necesario, está claro que no tiene
reglas claras, ni personal directivo capacitado para centralizar tal cantidad
de recursos y ejercerlos en beneficio de la salud. El único propósito de esta
reforma es monopolizar recursos, para usarlos sin rendir cuentas. Esta reforma
le quita soberanía a las entidades federativas, mismas que, de acuerdo a la
Constitución y la Ley General de Salud son autoridades sanitarias, por lo que
les corresponde ejercer recursos para garantizar el derecho a la protección de
la salud. La Ley de Coordinación Fiscal se diseñó para fortalecer el
federalismo fiscal y fortalecer la hacienda pública de los gobiernos locales,
con esta reforma, que de facto desaparece uno de los fondos más importantes
para el financiamiento de las entidades federativas, el Fondo de Aportaciones
para los Servicios de Salud (FASSA), se vulnera el pacto federal, ya que le
corresponde a las entidades federativas en ejercicio de su soberanía, decidir
el uso de los recursos que por derecho les corresponden para garantizar el
derecho a la salud de sus poblaciones.
La intención
de esta reforma es gastar el dinero de la salud pública sin justificación
específica. Ahora se eliminan las reglas de transparencia y fiscalización que
existen en el Fondo de Aportaciones para los Servicios de Salud (FASSA), para pasar
el dinero al IMSS-Bienestar. Hoy en el gasto que se transfiere a las entidades
federativas, se exige documentación que acredite las transferencias y el
ejercicio de los recursos, hay obligaciones de transparencia, además de ser
fiscalizado por la Auditoría Superior de la Federación. Ahora, con la
centralización de todos los recursos directamente en el IMSS-Bienestar, no
habrá nada de esto. Se elimina la disposición que obligaba a destinar recursos
al Fondo de Salud para el Bienestar (FONSABI), ya que actualmente se dispone
que, incluso las entidades federativas que firmen convenio de centralización,
deben canalizar dinero a este fideicomiso que, entre otras cosas, sirve para
financiar la atención a enfermedades que causan gastos catastróficos, como el
cáncer o los infartos. Estamos en una grave regresión para el derecho a la
protección de la salud. Si antes de esta reforma, la caída en el financiamiento
de enfermedades de alto costo de parte del Fonsabi implicó que las personas sin
seguridad social formal tuvieran que afrontar mayores gastos de bolsillo por su
cuenta, ahora que ya no tendrá esos recursos, habrá menos atención médica de
alta especialidad. Un retraso de 40 años en salud.
Dr.
César Álvarez Pacheco
cesar_ap@hotmail.com
@cesar_alvarezp
Huatabampo,
Sonora
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