domingo, 27 de marzo de 2022

La enfermedad de Horwitz.

 


La economía y la salud constituyen un binomio inseparable. Las decisiones que se toman en la economía de un país tienen una incidencia sobre la salud de su población, de la misma forma que la salud de la población influye en el desarrollo socioeconómico.

La relación economía-salud ha tomado relevancia de forma acelerada en los tiempos de COVID-19. La pandemia ha representado para la comunidad internacional un sufrimiento humano y económico. La presencia de la misma, ha generado una crisis sin precedentes, caracterizada por la desaceleración de la economía mundial, drástica contracción, que algunos han identificado como la peor desde 1914 y 1930. Muchos países se han declarado en recesión o han reconocido un alto riesgo de recesión. En muchos de estos países la presencia de la pandemia ha significado serias crisis en sus sistemas sanitarios. La Organización Mundial del Comercio ha pronosticado una reducción del comercio mundial entre 12 y 31%. Se han visto afectadas la producción, las cadenas de suministros y el mercado, las exportaciones, la relación oferta y demanda, además se ha producido un incremento de los precios de insumos básicos. En el mundo se pronostica una caída de la inversión extranjera directa por causa de la pandemia de un 40%. Se ha producido un serio impacto financiero y en la Banca, con sus implicaciones sobre tasas de cambio, incremento de costos de endeudamiento, y una disminución de las remesas de un 35% a países de ingresos bajos. Según la Organización Mundial del Turismo, el turismo ha tenido una contracción de 30%. Este sector ha creado inestabilidad por su contracción a las economías y a los países que del él dependen. Los efectos son particularmente profundos en los países más aquejados por la pandemia y más dependientes del comercio internacional o por ejemplo, los que dependen fundamentalmente del turismo o de las exportaciones de productos básicos y del financiamiento exterior. Todos se hicieron más vulnerables. A la misma vez, la pandemia ha causado mayores estragos en los países más pobres y más desiguales, tanto en el plano económico como en el humano. En este aspecto se confirma lo expresado en el ciclo económico de la enfermedad de Horwitz donde se afirma que ante la enfermedad y sistemas de salud precarios, los pobres se enferman más y a su vez se hacen más pobres porque están enfermos y tampoco disponen de un sistema de salud que los proteja, lo que cierra el ciclo convertido en un círculo vicioso. Existen diversas vertientes que manifiestan la interacción entre salud, sistema de salud, pobreza, condiciones económicas de la población y sistema económico. El Dr. Horwitz estaba convencido de que no es suficiente la colaboración entre las ciencias económicas y las de la salud si esa estrategia conjunta no se refleja en una mayor justicia social, en una existencia más digna y con mayor felicidad del hombre para vivir y realizarse en plenitud.

La salud influye directamente sobre la economía de un país. El entorno económico modifica y afecta la salud de la población y la organización de los sistemas de salud. El ingreso es un determinante de la morbilidad y la mortalidad de una población, la situación económica de una población y sus niveles de salud guardan una estrecha relación. Un ejemplo lo constituye las poblaciones indígenas, que son las más pobres y postergadas; en el caso de COVID-19 han enfermado más y provocado más muertes al igual que muestran indicadores de salud más precarios. Las condiciones de pobreza y el sistema de salud también tienen relación, existe una fuerte correlación entre el nivel de pobreza de muchos países y el acceso al sistema de salud en términos de probabilidad de ser atendidos por la estructura institucional del sistema en caso de requerir atención médica. Las relaciones entre la pobreza y la salud son complejas y su estudio y análisis puede convertirse en una fuerte herramienta para los encargados de la toma de decisiones, promueve el diseño de políticas que mejoran el sistema económico y el sistema sanitario, fortalece la integración del análisis de políticas sanitarias con el resto de las políticas que se traza un país. ¿Qué camino tomará México? Veremos.

Dr. César Álvarez Pacheco

cesar_ap@hotmail.com

@cesar_alvarezp

Huatabampo, Sonora.

 

 

domingo, 20 de marzo de 2022

El miedo al contagio

 


La construcción del conocimiento sobre las causas de las enfermedades está estrechamente vinculada con el contexto social, económico y político en el que se gesta, y muy influida por el grado de desarrollo tecnológico alcanzado en cada época. Ya las enfermedades no son atribuidas a maldiciones o brujerías como en la antigüedad, ¿o sí?

En las etapas más primitivas, las interpretaciones sobre el origen de las enfermedades se basaron en la concepción mágico religiosa y se asumieron como castigos de los dioses o artificios mágicos atestados por los espíritus malignos que asediaban a las comunidades tribales. Las enfermedades transmitidas por vector (dengue, paludismo, etc.) infundieron temor y armaron a los espíritus con el poder de infligir castigos divinos y fiebres malignas que consumían al individuo en pocos días. En la cultura maya, el origen de la fiebre amarilla se ubicaba en la mansión de la muerte y el inframundo del Xibalbá, y con la mención del xekik, o vómito de sangre, en los Chilam Balam de Chumayel, Tizimin y Kaua describían la cronología de las epidemias antes de la llegada de los españoles. El swahili origina el término de dengue a partir del ki denga pepo, que describe una convulsión repentina y calambres atestados por un espíritu maligno. Ese miedo al contagio letal promovió la elaboración de los primeros modelos causales, ejemplificada con la clásica obra de Hipócrates sobre las aguas, los aires y los lugares, en la cual se especulaba acerca de las enfermedades y su relación con el entorno físico. Durante mucho tiempo, la génesis de las ideas y el conocimiento estuvo dominada por el imperio de las creencias y los dogmas religiosos. La teoría de los humores y el miasma compitió con las nociones supranaturales de castigo inflingidos por los espíritus y los dioses. Con el tiempo, las causas se interpretaron como emanaciones pestilentes emitidas por la “constitución epidémica” de la atmósfera o la putrefacción de los productos animales y vegetales que se iban aglomerando en los nacientes puertos comerciales. Y es que no me puedo ni imaginar las medidas sanitarias de la época, si con la contemporánea no tenemos plantas tratadoras de aguas residuales, drenajes colapsados en algunas ciudades y un servicio deficiente de recolección de basura que definitivamente generan un problema de salud pública y una oportunidad para el desarrollo de políticas que permitan mitigar estos problemas o resolver algunos que tienes un coste social elevado para la mayoría de los ciudadanos que son afectados por estas causas, sin embargo pareciera broma que cuando uno cree que un diputado sube a tribuna para promover o discutir algo coherente mencione cosas irrelevantes como las cabalgatas o confundir terminología inapropiada por no asesorarse adecuadamente. Con todo esto es difícil que la población evolucione para el control de enfermedades transmitidas por vector tales como el Dengue, Zika, Chicungunya, Ricketssiosis, entre otras.

Pocos eventos sanitarios coexisten en la historia de las civilizaciones como las enfermedades transmitidas por vector. El interés científico por describir su historia natural, descifrar sus enigmáticos mecanismos de transmisión, identificar sus determinantes sociales económicos y ambientales, y modificar su larga coexistencia con las poblaciones humanas influyó en la génesis del conocimiento médico y fueron esenciales en la formulación de los fundamentos teóricos y conceptuales de la salud pública. Este cuerpo de conocimientos contribuyó al nacimiento y el progreso de varias disciplinas médicas, instituciones académicas y organismos internacionales dedicados a la formación de recursos humanos, la investigación y la prestación de servicios de salud, reconocidos como las bases de producción y reproducción de todo campo intelectual. Esperemos que con este conocimiento sigamos desarrollando métodos y estrategias de contención en beneficio de la población.

Dr. César Álvarez Pacheco

cesar_ap@hotmail.com

@cesar_alvarezp

Huatabampo, Sonora.

 

Las pruebas para diagnòstico de covid.

 


Con todo y los temas de la pandemia, hoy ya no nos sentimos tranquilos al primer acceso de tos o congestiòn nasal. Si bien, anteriormente un cuadro gripal leve lo podiamos mitigar con una taza de tè caliente, hoy pareciera ser mas complejo por miedo al covid ¿Cómo saber si mi tos, es coronavirus?

 

Todo lo relacionado con las pruebas de diagnóstico del COVID-19 parece ser demasiado complicado. No es de extrañar que incluso el personal de salud estén confundidos. Durante la mayor parte de la pandemia, a la poblaciòn se les ha dicho que las pruebas PCR son el estándar de excelencia. Pero en la mayoría de las situaciones no es así. Idealmente, los resultados de las pruebas de coronavirus deberían guiar las acciones relacionadas con el aislamiento, los viajes, las interacciones sociales o incluso el momento oportuno para buscar opciones de tratamiento. Las pruebas PCR no funcionan para ninguna de estas cosas, por dos razones. Primero, la mayoría de las pruebas PCR tienen un largo periodo de tiempo entre la recolección de la muestra y el resultado. Un resultado que demore más de 18 de horas es de poca utilidad para las personas que buscan tomar decisiones. De hecho, entre la aplicación de la prueba y la recepción de los resultados, una persona podría infectarse o ser positivo, en especial con la variante ómicron altamente infecciosa. En segundo lugar, las pruebas PCR pueden detectar partículas virales muchos días después de la infección, lo que podría no indicar contagiosidad precisamente. Actualmente, no existe una buena razón para aplicarse una prueba PCR en esta etapa de una pandemia generalizada. Algunas aerolíneas o países podrían pedir una prueba dentro de las 72 horas previas a la salida del vuelo o la entrada a un territorio. En este caso, las pruebas PCR son aceptables, ya que una prueba PCR negativa realizada 24 horas antes del vuelo es información útil. Por su parte, las pruebas rápidas de antígenos presentan cuatro ventajas. Primero, si tienes síntomas de COVID-19 como fatiga, fiebre, tos o pérdida del olfato y gusto, una prueba de antígeno puede confirmar rápidamente el diagnóstico. Para aquellos con alto riesgo de hospitalización u otros resultados graves, como las personas inmunocomprometidas, los adultos mayores y los no vacunados, eso significa que pueden buscar asesoramiento médico de inmediato sobre opciones de tratamiento. Una persona con una exposición de alto riesgo muy cercana a alguien infectado con el virus también debería considerar hacerse la prueba, pero los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades recomiendan esperar cinco días después de la exposición o hasta que se manifiesten los síntomas, ya que aplicarse la prueba demasiado pronto genera menos probabilidades de detectar una infección. En segundo lugar, las pruebas de antígeno pueden informarle a alguien con COVID-19 si debe terminar el aislamiento. En la actualidad, se recomienda que las personas con COVID-19 se aíslen durante cinco días tras dar positivo y utilicen un cubrebocas cuando estén cerca de otras personas durante cinco días adicionales. Pero las pruebas de antígenos pueden ayudar a proporcionar una mayor certeza a las personas sobre si es seguro volver al trabajo u otras situaciones en las que estarían en contacto cercano con otras personas, pero -ojo- no es necesario prueba negativa para volver al trabajo siempre y cuando se cumplan los dìas de aislamiento. Por supuesto, las pruebas de antígeno pueden pasar por alto una infección y producir falsos negativos.

 

Con todo lo anterior, podemos considerar que aquellos que terminen el aislamiento todavía deben usar cubrebocas de alta calidad como las mascarillas N95, KN95 o KF94 aprobadas por el Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional, cuando interactúen con otros durante un total de 10 días después del inicio de un caso de COVID-19. Asì pues las pruebas de antígeno pueden ayudar a garantizarle a las personas que es seguro visitar a alguien que tiene un alto riesgo de desarrollar problemas graves debido al COVID-19. Un resultado negativo no descarta por completo la infección, pero reduce de manera significativa las probabilidades y puede guiar la acción adecuada. Finalmente, las pruebas de antígenos se pueden utilizar para el control en las escuelas. Por ejemplo, si se aplican con una periodicidad regular unas tres veces por semana pueden detectar una infección temprana y, con las medidas adecuadas, minimizar la transmisión. También se pueden utilizar para una estrategia que permita mantener clases presenciales: Si un estudiante da positivo, entonces los otros estudiantes que estuvieron expuestos y que den negativo pueden seguir asistiendo a clases. Con esta estrategia, no hay necesidad de que alguien sin síntomas o que haya tenido una exposición de alto riesgo, se haga una prueba PCR. Enfocarse en confiar en las pruebas rápidas de antígenos ayudará a frenar la transmisión durante esta pandemia. También debería aliviar la confusión y las preocupaciones sobre aplicarse una prueba de diagnóstico de coronavirus.

Dr. César Álvarez Pacheco

cesar_ap@hotmail.com

@cesar_alvarezp

Huatabampo, Sonora.

 

 

 

Las enfermedades raras.

 


El interés del hombre por las enfermedades es tan antiguo como la historia de la humanidad, sin embargo, por motivos socioeconómicos, el objetivo de las diferentes sociedades ha sido atender prioritariamente los problemas relacionados con las enfermedades más comunes o prevalentes y aquellas que generan una mayor morbi  mortalidad. El pasado 28 de Febrero no fue un día común, fue el día internacional de las enfermedades raras.

 

Una enfermedad rara es aquélla que afecta a un pequeño número de personas o a una población reducida. Sin embargo, este concepto no es el mismo en todo el mundo, ya que hay diferentes problemas a nivel global como el relacionado con la prevalencia de estas enfermedades, pasando por las dificultades para documentar adecuadamente si se trata o no de una enfermedad rara. Otro punto a considerar es la nomenclatura, ya que a este grupo de enfermedades se les ha llamado también “enfermedades huérfanas”, debido al poco interés de la investigación científica o de las políticas de salud pública para resolverlas, por lo cual se conocen además como “enfermedades desatendidas”. En México, el tema referente a las enfermedades raras que afectan a nuestra población debería ser considerado como prioritario, debido a que no se tiene un padrón completo que establezca la prevalencia y la incidencia de este tipo de enfermedades en las diferentes regiones de nuestro país. Este desconocimiento, podría propiciar una identificación deficiente o un diagnóstico equivocado de las mismas, con las consecuencias adversas en la salud de la población afectada. Asimismo, no existe una capacitación sobre esta problemática dirigida a los alumnos de medicina en las diferentes universidades, ya que no existe una materia como tal y en el resto de las materias se da prioridad a las enfermedades con mayor prevalencia, lo que convierte a las enfermedades raras en enfermedades casi invisibles. La Secretaría de Salud estima que aproximadamente ocho millones de personas padecen una enfermedad rara, y para ser catalogada como tal, no se deben presentar más de cinco casos por cada 10 000 habitantes. Una de las estrategias primordiales utilizadas para la detección temprana de estas enfermedades ha sido el tamiz neonatal (implementado en nuestro país en 1973), debido a que más del 80% de ellas es de origen genético. En la actualidad, con este tamiz metabólico se pueden identificar seis padecimientos: hiperplasia suprarrenal congénita, deficiencia de glucosa 6-fosfato deshidrogenasa, fenilcetonuria, hipotiroidismo congénito, galactosemia y fibrosis quística. En 2017, se estableció el Registro Nacional de Enfermedades Raras con 14 enfermedades: histiocitosis, hemofilia, fibrosis quística, enfermedad de Fabry, síndrome de Turner, espina bífida, mucopolisacaridosis I Hurler, mucopolisacaridosis II Hunter, mucopolisacaridosis IV Morquio, mucopolisacaridosis VI Maroteaux-Lamy, enfermedad de Pompe y enfermedad de Gaucher tipos I, II y III. Empero, existen alrededor de 6000 enfermedades catalogadas como raras; el boletín electrónico Orphanet (Instituto Nacional de la Salud y de la Investigación Médica, Inserm Francia) cuenta con un registro de 1791 enfermedades raras. Si bien las acciones llevadas a cabo son importantes, el conocimiento sobre las enfermedades raras en nuestro medio es todavìa insuficiente. Es recomendable que se implementen más acciones pertinentes para facilitar la identificación de este tipo de padecimientos en la población.

 

En consecuencia, el retraso en el diagnóstico aumenta el grado de lesión, las comorbilidades y la discapacidad. Esta situación llega a ser tan seria que pierden la oportunidad de ser productivos, pueden ser estigmatizados y ser segregados sociales. Por supuesto, existe afectación en el ámbito familiar, en virtud que la gran mayoría no pueden valerse por sí mismos, dependiendo de sus redes de apoyo, como padres, hermanos, tíos, abuelos, e incluso amigos. Por esta razón, es común que la familia de estos pacientes sea disfuncional, con problemas económicos relacionados directamente con los costos de la atención médica, o bien, por la necesidad de mantenerse cerca de los pacientes, existirán familiares a los que se les impida ser productivos o sacrifi carán su vida personal. En el 2009 se inició un movimiento denominado The Global Genes Project, el cual se ha convertido en la actualidad, en una de las organizaciones líderes en esta área, al congregar más de 500 organizaciones, y que ha sido promovido por el grupo Rare Disease Advocacy Research and Education. En el caso de México, en el 2011 fue creada la Federación Mexicana para Enfermedades Raras y posteriormente, en 2013, la Asociación Mexicana de Enfermedades Lisosomales. Sin duda este grupo de enfermedades, son todo un reto para las polìticas pùblicas en materia de salud de nuestro estado y nuestro paìs.

Dr. César Álvarez Pacheco

cesar_ap@hotmail.com

@cesar_alvarezp

Huatabampo, Sonora.