La innovación tecnológica ha
transformado hoy los medios electrónicos y su desarrollo en la vida en las
personas de tal forma que los jóvenes inician a edades muy tempranas con el uso
de iPad, teléfonos y videojuegos; incluso decimos que los niños en la
actualidad traen un “chip” y que entienden el uso de dispositivos o gadgets
para mejorar su desempeño y estilo de vida, ¿o no?
El tiempo de pantalla se
refiere al tiempo de visualización prolongado de varios tipos de pantallas,
como computadoras, televisores, videojuegos y celulares y tabletas. El mismo se
ha asociado tanto a beneficios como riesgos para la salud de niños y
adolescentes. Los beneficios incluyen la exposición a nuevas ideas y
adquisición de conocimiento, mayores oportunidades de contacto social y
facilidad para acceder a mensajes e información de promoción de la salud. Hoy
la pandemia nos obligo a casi todos a utilizar dispositivos que si bien ya los utilizábamos,
este años los hicimos parte nuestra; la generación actual de estudiantes viven
una nueva etapa en donde se les “enseña” por medio de dispositivos
electrónicos, pero recordamos los de generaciones atrás en donde nos decían que
“nos iba hacer daño” tanta televisión, pero ¿si hará daño?; Los riesgos incluyen efectos negativos para
la salud con respecto al peso, el sueño y el estado de ánimo, exposición a
contenido y contactos inapropiados o inseguros, además de privacidad y confidencialidad
comprometidas. Es importante que los padres supervisen a sus hijos sobre todo
los mas pequeños para el uso de los mismos mientras cumplen con sus
obligaciones escolares. Varias revisiones mencionan que actualmente, los niños
menores de 5 años prefieren la televisión sobre otros dispositivos de medios
digitales, mientras que los niños mayores prefieren las computadoras y
celulares. El tiempo de pantalla excesivo se ha asociado con deficiencias en el
desarrollo de habilidades motoras, el desarrollo del lenguaje y el bienestar
conductual, psicosocial, académico y físico, incluso los problemas en la
conducta incluyen signos de uso problemático como: quejarse de estar aburrido
o infeliz cuando no tienen acceso a pantallas, emociones negativas después de
usar las pantallas, comportamiento desafiante sobre los límites de la pantalla
e interferencia con las rutinas diarias cuando se utilizan las pantallas. Por
otro lado, cambios en los patrones de actividad física se han asociado con
empeoramiento de perfiles lipídicos, aumentos de la presión arterial, mayores
niveles de obesidad, resistencia a la insulina y diabetes tipo 2, la mala
alimentación y los estilos de vida sedentarios se han citado como dos de los
predictores más importantes de desarrollar y mantener el sobrepeso y la
obesidad, el aumento de
la visualización de pantallas se ha asociado a cambios perjudiciales en la
dieta que influyen en el aumento de peso, pues el tiempo dedicado a mirar
televisión o jugar en la computadora está inversamente relacionado con la
calidad de la dieta entre los niños. Existe una creencia actual en
adolescentes y padres de niños, que respalda que mirar televisión ayuda a
relajarse por la noche o a quedarse dormido. Sin embargo, no existe ninguna
investigación publicada sobre la efectividad de dicho contenido, por lo que
hasta la fecha no se encuentra recomendado, en el caso de la población joven,
el uso de estos medios se asocia con un tiempo de sueño total más corto, un
retraso en el inicio del mismo, una menor duración, una hora de acostarse más
tarde, una peor calidad del sueño y un mayor cansancio durante el día.
Diversos estudios han encontrado que
el uso de medios de pantalla interactivos (por ejemplo, videojuegos y
dispositivos móviles) puede tener un mayor impacto en el sueño que el uso
pasivo, como mirar televisión. Además, se ha documentado que los efectos
negativos en el sueño anteriormente mencionados son aún mayores con el uso de
pantallas en horas nocturnas en el dormitorio (es decir, 1-2 horas antes de
acostarse) y con el uso de videojuegos violentos en cualquier momento del día.
La Academia Americana de Pediatría emitió una declaración de apoyo a las
directrices de la American Academy of Sleep Medicine, las cuales recomiendan
que los dispositivos con pantalla no deben ser permitidos en los dormitorios de
los niños y estar apagados 30 minutos antes de la hora de dormir. Se ha visto
que el no utilizar pantallas durante 30 a 60 minutos antes de acostarse aumenta
la calidad y la duración del sueño. La Sociedad Canadiense de Pediatría
menciona que la calidad del tiempo frente a la pantalla es tan importante como
la cantidad, por lo que recomienda a los padres a estar presentes y participar
cuando sus hijos usan pantallas, además de fomentar el uso de aplicaciones que
sean educativas, activas y sociales que incluyan actividad física también. Ojo,
padres y madres de familia.
Dr.
César Álvarez Pacheco
cesar_ap@hotmail.com
@cesar_alvarezp
Huatabampo,
Sonora.