Actualmente vivimos en
un periodo en el que la diseminación de información imprecisa a través de
los medios masivos de comunicación se ha incrementado de gran manera. Aunque
“fake news” es un término acuñado hace mas de 90 años, la diseminación
rápida y en tiempo real de malas interpretaciones de la información emergente
constituye un problema social.
Con
la disponibilidad de múltiples herramientas de diseminación virtual se puede
obtener comunicación instantánea y una muy poderosa amplificación del
conocimiento. A este respecto, la información en salud es un constructo
relacionado con el conocimiento y las competencias de las personas para
satisfacer las complejas demandas en salud en la sociedad actual. Es decir, es
el proceso centrado en la obtención del conocimiento, la motivación y las
competencias individuales para entender y acceder a información, expresar
opiniones y tomar decisiones relacionadas con la promoción y el mantenimiento
de la salud, el cual es aplicable en diferentes contextos, entornos y a lo
largo de toda la vida. La pandemia por Covid-19 nos ha revelado la necesidad de
contar no sólo con políticas públicas y programas para fortalecer las
habilidades de los ciudadanos y de las comunidades para aumentar el control
sobre su salud y su entorno, sino también para crear ambientes de apoyo
comunitario en la promoción de estilos de vida saludables. Estamos ante la
presencia de un nuevo paradigma en salud, donde la influencia de los ciudadanos
en las decisiones que los afectan colectivamente será determinante para la
búsqueda activa de soluciones conjuntas. Las acciones de la salud pública
para la prevención y control del Covid-19 incluyen medidas de prevención y
control poblacional entre las que destacan: inteligencia epidemiológica, la
cual incluye no sólo la estrategia de vigilancia poblacional sino, ante la
imposibilidad real de identificación de todos los casos positivos, la puesta
en práctica de estrategias de vigilancia centinela y la vigilancia basada en
eventos; medidas de mitigación de la propagación de la epidemia, tales como
el distanciamiento social e higiene, el lavado de manos, la cuarentena, la
restricción de movimiento y la utilización de cubrebocas, entre otras; medidas
de supresión de la transmisión cuando el número de casos es muy elevado,
como endurecimiento de medidas drásticas de quédate en casa, aunque estas no
siempre generen simpatias, es necesario por ser de interés colectivo;
fortalecimiento de la capacidad de atención médica en los sistemas de salud e
incremento de la capacidad de prevención de la transmisión en los servicios
de salud, tal y como lo hizo el IMSS en Ciudad Obregón al construir un
“Hospital Covid”, mismo que lleva 90% de construcción según sus informes; y desarrollo
de vacunas contra Covid-19, así como la generación de agentes terapéuticos.
Todas estas acciones deben implementarse rápidamente desde la perspectiva
multidisciplinaria y multisectorial de la salud pública para contener, prevenir
y controlar la epidemia.
El
distanciamiento social es una medida de distancia percibida entre grupos de
población. Aunque es un constructo social, es una intervención poblacional
impuesta como política pública derivada de una emergencia epidemiológica;
debe considerarse como una norma que debe de ser adoptada desde nuestra
conciencia colectiva ante la ausencia de intervenciones de prevención primaria
(vacunas) o terapéutica (fármacos antivirales). Las medidas de
distanciamiento social podrían ser necesarias hasta por 18 meses, hasta que
exista una intervención primaria como las vacunas preventivas. Así como el
distanciamiento social tiene como objetivo evitar la exposición, la cuarentena
es impuesta no sólo para personas que han tenido una prueba positiva a un
agente infeccioso y que son separadas de otras mientras muestran señales de la
enfermedad y contagio, sino también para aquéllas que han estado expuestas al
agente infeccioso pero que no están enfermas, ya que pueden ser contagiosas y
creo que nadie quiere contagiar a seres queridos (o no queridos). La
mitigación comunitaria es una estrategia para reducir la velocidad pero sin
detener la propagación de la epidemia. A este respecto, en forma ideal la
implementación de acciones comunitarias deben realizarse sin coerción, con
transparencia, con compromiso social y veracidad, pero también con oportunidad
y liderazgo. Cada una de estas medidas puede ayudar a retrasar la diseminación
exponencial de un brote epidémico. La claridad y certidumbre son elementos
críticos para preservar la confianza y disminuir la preocupación social.
Dr.
César Álvarez Pacheco
cesar_ap@hotmail.com
@cesar_alvarezp
Huatabampo,
Sonora.
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