![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgIWTL3uTLnU0lOiM4p0wnF8oh284Jpw14JpID5BBbmklJYfgPbumhyY0-VtOthadAEqxiVsaumX6gwbw6NiCDUUPbDI7jwo87ihUnZRuKyFshAwkahCl_TYDYDpOmw6AN7dAsDq2AoBcc/s320/pande3.jpg)
Con frecuencia nos
preguntan “¿qué me puedo tomar, ya que estuve en contacto con un paciente con
COVID?”. La respuesta no es tan sencilla, ya que bastaría con decirle que si ha
tomado las debidas medidas de precaución como es el aislamiento social, la sana
distancia entre personas, el lavado de manos con agua y jabón y el empleo de
alcohol, éstas son suficientes para no contraer el virus. Sin embargo, como
profesionales de la salud no basta con decirle “coma bien, con abundantes
frutas y verduras” y “si se siente mal, tome acetaminofén”. Para
la enfermedad por COVID-19, tal y como se ha demostrado en múltiples estudios,
cuando los individuos no presentan alguna comorbilidad (hipertensión arterial,
diabetes, obesidad, etcétera) y tienen una adecuada nutrición, son muy elevadas
las posibilidades de tolerar la infección y salir adelante, particularmente en
los niños. En
México existen 8 millones de personas con diabetes mellitus y 15 millones con hipertensión
arterial; mientras que el porcentaje de sobrepeso y obesidad a los 20 años es
de 37% en adultos y puede llegar a los 75% los cuales son
factores asociados con mal pronóstico cuando se adquiere esta infección. Han
sido muchos días desde que inició la pandemia, aun así, persisten los
incrédulos sobre la afectación que genera el COVID-19, por lo que piensan que
no deben seguir las recomendaciones. Sólo el peligro de la muerte los ha
obligado a cumplir las reglas. Se han generado muertes irreparables, familias
desconsoladas, proyectos de vida truncados. Son muchas las muertes en México,
pero lamentablemente no están permitidas las ceremonias luctuosas ni entierros
en cementerios, lo cual forma parte de las medidas de mitigación. En la medida
de lo posible, los cuerpos deben ser cremados, los hornos trabajan a tope, pero
cada muerto debe esperar su turno en una larga fila. En un principio, las
autoridades sanitarias expresaron: “es un fenómeno nuevo, pero parece ser
moderado en su capacidad de producir enfermedad”. No obstante, rápidamente
surgieron varios aspectos relevantes. México se encontró con la realidad de
no contar con suficientes médicos ni hospitales para hacer frente a esta
emergencia sanitaria. Muchos hospitales a lo largo del país han sido
reconvertidos, es decir, su funcionamiento solamente está enfocado a la atención
de pacientes con COVID-19. Asimismo, ha sido necesario contratar a más de 6
mil médicos generales y 12 mil enfermeras de manera temporal.
Un
punto trascendente fue que evidentemente los insumos de salud sólo alcanzarían
para el 5% de enfermos por COVID-19. Por lo anterior, es indiscutible que era
necesario el equipamiento de las unidades médicas; sin embargo, a lo largo del
tiempo, se ha observado que las necesidades en distintas áreas han sido
críticas de solucionar, por ejemplo, proporcionar los equipos de protección
personal a todo el sector de salud, como guantes, cubrebocas especiales, batas
y caretas. En los primeros meses, ante la posibilidad de aumentar los contagios
por falta de equipos, los alumnos de medicina fueron excluidos de los
hospitales. Obviamente, el equipo de salud ha sido un grupo vulnerable a lo
largo de la pandemia. En cualquiera de los países, se ha contagiado tanto el
personal médico como el de enfermería, camilleros, personal de intendencia,
laboratoristas, llevando lamentablemente a algunos a la muerte. Alrededor del
mundo se ha calculado que menos del 15% del total de casos con COVID-19 corresponden
a personal de salud. Por esta razón, el miedo al contagio, la saturación de
los hospitales y observar diariamente la alta mortalidad en terapias intensivas
llevan al desgaste físico y emocional, por lo que se ha convertido en una
prioridad el cuidado de la salud mental del personal en hospitales COVID-19.
Por si no fuera suficiente, de una manera cobarde e inexplicable (probablemente
por miedo a lo desconocido), el personal de salud ha sufrido agresiones de una
parte de la población civil, bajo el pretexto que constituyen riesgo para el
contagio de los demás. Por fortuna, es mucho mayor la proporción de
ciudadanos que agradecen al personal de salud, por estar arriesgando su vida en
la primera línea "de fuego". Todos los días somos testigos de
emotivos mensajes de aliento a través de testimonios, videos y memes.
Dr.
César Álvarez Pacheco
cesar_ap@hotmail.com
@cesar_alvarezp
Huatabampo,
Sonora.