domingo, 28 de junio de 2020

La vacuna de la esperanza.


Es indiscutible a la luz de la historia que las dos medidas más efectivas para prevenir enfermedad, discapacidad y muerte a causa de enfermedades infecciosas, han sido las vacunas y el saneamiento ambiental. Hoy con el miedo de la pandemia que nos azota y cobra vidas día con día, quisiéramos contar con tratamiento y vacunas, pero ¿Cuándo será eso?

Aunque las primeras experiencias de inoculación de un agente infeccioso con miras a obtener inmunidad se remontan en China e India al año 200 AC, fue hasta 1718 Lady Mary Wortley Montagu (Mary Montagu) quien por primera vez en nuestra era practicó la inoculación con el virus de la viruela, en sus propios hijos. Edward Jenner en Inglaterra, en 1796, practica la inoculación de virus de la viruela vacuna durante la epidemia de viruela, logrando demostrar su inmunidad contra el virus de la viruela humana después de ese procedimiento. Es el comienzo de una nueva era, en la que la vacunación logra un paso indiscutible contra diversos agentes infecciosos que por siglos diezmaron a la población, sobre todo a la infantil. De allí en adelante, vacunas elaboradas con agentes vivos atenuados (que no causan enfermedad), muertos o inactivados, toxoides, fracciones de bacterias e incluso material producido mediante ingeniería genética han sido utilizadas para la prevención de diversas entidades infecciosas e infectocontagiosas, logrando incluso la erradicación de algunas como la viruela y la poliomielitis. México cuenta con una larga historia sanitaria en materia de aplicación y producción de vacunas. El prestigio logrado por el programa de vacunación es consecuencia de una serie de eventos que confluyeron en la elaboración de vacunas efectivas, de bajo costo, fácilmente aplicables a gran escala y con efectos protectores duraderos. No puede dejar de mencionarse que los éxitos no hubieran sido posibles sin el esfuerzo conjunto de los distintos sectores ni la adecuada organización de las instituciones de salud que lograron una participación activa y entusiasta de la sociedad para hacer llegar de manera oportuna los biológicos hasta las zonas de más difícil acceso. En 1905 se crea el Instituto Bacteriológico Nacional donde se inicia la producción de vacuna antivariolosa, pero fue hasta 1912 que se fundó el primer laboratorio de producción, en Mérida Yucatán. En 1999 nace BIRMEX (Biológicos y Reactivos de México) como responsable de las tareas de producir, importar, distribuir y comercializar vacunas, sueros y reactivos para la población mexicana. Actualmente son ocho los proyectos de creación de una vacuna anti SARS CoV 2, cuatro de ellos se trabajan en México los cuales se enfocan en explorar proteínas y ácidos nucleicos que podrían servir para neutralizar el virus; uno de ellos es: Iniciativa Jonás Salk, encabezada por el biólogo José Manuel Aguilar Yáñez, en el que están involucrados investigadores del Tecnológico de Monterrey y la Universidad Autónoma de Baja California. El estudio se encuentra encontrará para septiembre en fase 1, en donde se aplicara una dosis a un grupo de personas, 15 días después la segunda dosis y en un mes se espera que tengan resultados. El segundo proyecto es el Instituto de Biotecnología de la UNAM liderado por la Dra. Laura Palomares en donde su proyecto se enfoca en las proteínas que le sirven al virus para establecerse en la garganta. El tercero es de la Universidad Autónoma de Querétaro a cargo de Juan Joel Mosqueda en donde busca utilizar partes del virus como vacuna para generar anticuerpos, es decir, que el virus tenga contacto con la célula pero que no las infecte. El cuarto proyecto es del Instituto Mexicano del Seguro Social, liderado por el jefe de Unidad de Investigación Médica en Inmunoquímica, Constantino López; en donde su estudio identificó fragmentos del virus que reconoce el organismo en su sistema inmune y que pueden utilizarse como vacuna; se encuentra en fase de producción de antígenos para utilizarse en ratones y posteriormente se produce para distribución.

Un acompañamiento apropiado de las autoridades reguladoras nacionales desde ahora permitirá avanzar en el cumplimiento de las buenas prácticas y los procesos regulatorios a fin de contar con las aprobaciones y licencias correspondientes. La urgencia es alarmante en nuestro país; el trabajo de todos los actores debe coordinarse a escala mundial y regional, con el apoyo en la Organización Panamericana de la Salud en el cumplimiento de su rol estratégico. En este nuevo milenio el país requiere de una nueva solidaridad pública/privada. Requiere además, de alianzas estratégicas, socios, e intercambio de ideas entre fabricantes de vacunas e instituciones académicas y de una industria local para garantizar la producción y el abasto futuro de vacunas de relevancia con experiencias locales de investigación y nuevos productos.


Dr. César Álvarez Pacheco
cesar_ap@hotmail.com
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.





domingo, 21 de junio de 2020

El agotamiento de los médicos.


Los médicos son ciudadanos importantes de los sistemas de salud, y la evidencia indica que muchos médicos se hallan en estado de bienestar. El mantener la salud de un colectivo durante esta pandemia es estresante no solo para usted lector, sino para el personal de salud que trata de aliviar enfermos para que el hospital no se desborde.

Los informes de las investigaciones sobre el estrés o la mala salud de los médicos incluyen términos como “burnout” (cuando los individuos se sienten emocionalmente abrumados por las exigencias de su trabajo), agotamiento emocional, fatiga, depresión, ansiedad, suicidio, abuso de sustancias o deterioro. Tradicionalmente, para evaluar la ejecución de los programas aplicados a los pacientes, las organizaciones para la atención de la salud recurren a varios indicadores de la calidad. La práctica de la medicina es estresante para muchos médicos. Por ejemplo, los autores de un estudio canadiense informaron que el 64% de los médicos considera que su carga laboral es demasiado pesada mientras que el 48% ha tenido un aumento en su carga de trabajo en los últimos años. Por otra parte, las encuestas coinciden en documentar que los médicos trabajan muchas horas, un promedio de 50-60 horas por semana, cuando no están de guardia. Cuando los médicos trabajan en turnos de más de 24 hs, la fatiga resultante se asocia con consecuencias negativas para ellos, tanto desde el punto de vista personal como profesional.  La primera vez en mis inicios de médico que no llego mi relevo por falta de personal y tuve que doblar turno fue muy cansado, y cuando se volvió recurrente fue abrumador; muchos médicos lo vivimos, y los sistemas de salud no evalúan los posibles daños que esto puede provocar, es decir, si usted tiene que tomar un vuelo a cualquier destino de vacaciones, ¿lo haría con un piloto que lleva mas de 24 horas sin dormir? Tampoco yo. Con los médicos es igual. Profesionalmente, los médicos que trabajan más de 24 horas tienen significativamente más fallas en la atención que los médicos que cumplen turnos de trabajo de menos de 16 horas; los primeros tienen errores más serios que los médicos que trabajan menos horas seguidas. Más allá de los efectos de la carga laboral y la fatiga, los médicos podrían estar afectados por otros factores de estrés específicos de la medicina. Por ejemplo, los médicos que trabajan en situaciones de carga emocional asociada con sufrimiento, temor, fracaso y muerte, y que a menudo culminan en difíciles relaciones con los pacientes, las familias y el personal médico. Los períodos largos de trabajo excesivo, el estrés y el agotamiento podrían tener consecuencias graves para el bienestar individual de los médicos (abuso de sustancias, problemas de relación, depresión o, incluso la muerte). Sin embargo, las estadísticas sobre prevalencia de salud mental y emocional de los médicos varían sustancialmente debido a que los indicadores de bienestar son difíciles de cuantificar y calcular por ser una variable cualitativa (debería de saberlo el presidente, pero ese es otro tema).

Algunos estudios han documentado claramente que los médicos tienen mayor estrés laboral y angustia emocional que la población general. Otros estudios reportan que los médicos tienen un grado de bienestar similar al de la población general, pero que la depresión es mayor en las médicas, los estudiantes de medicina y los médicos residentes. Se calcula que las tasas de suicidio entre los médicos es 6 veces mayor a la de población general, la mortalidad cardiovascular es mayor que la media, y en cerca del 8 al 12% del total de los médicos asistenciales se pronostica el desarrollo de un trastorno por abuso de sustancias en algún momento de su carrera. Cada vez hay más evidencia de la importancia que tienen las consecuencias negativas derivadas de la mala salud del médico sobre el sistema de atención de la salud, la contratación y continuidad del médico en su, su productividad y eficacia laboral, la calidad de la atención y la seguridad del paciente. La escasez de médicos de atención primaria que hay en el mundo hace que el bienestar médico tenga una importancia especial para la contratación de los mismos. En el plano de las organizaciones, el agotamiento del médico se asocia con una reducción de la productividad y la eficacia laboral. Tal efecto está relacionado con un aumento del ausentismo, desplazamientos en los puestos de trabajo, interés por la jubilación anticipada y la probabilidad de indicar pruebas o procedimientos innecesarias como así la reducción de los ingresos de la práctica y el tiempo dedicado a los pacientes. Los médicos con problemas de salud mental son costosos para las organizaciones debido a las ausencias por enfermedad, las suspensiones, y el retiro anticipado. Quizás aún más preocupante es el efecto directo del bienestar médico sobre la calidad de la atención y la seguridad del paciente.


Dr. César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.

domingo, 14 de junio de 2020

El semáforo y la movilidad social.


El activo más valioso de toda institución u organización, cualquiera que ésta sea, es el Recurso Humano, de modo que en el plan logístico se debe establecer para que el personal de salud, cuando se trate de una contingencia sanitaria, es el recurso más valioso y al que se tiene que proteger de primera instancia, incluso antes que a la población objetivo. En nuestro país lamentablemente vemos como son agredidos y como la sociedad es reacia a acatar recomendaciones ocasionando una movilidad social tal, que nos pega a todos.

Siendo coloquiales, podemos hacer uso del adagio: “para que tu estés bien, yo debo estar bien”, es decir, al personal se le debe proveer todo el equipo, materiales, insumos, infraestructura e incluso ambiente laboral y de condiciones de trabajo adecuados para responder con seguridad y eficacia ante una epidemia respiratoria masiva pues no debemos perder de vista que ese personal de primer contacto ante la población también tiene familia y exactamente las mismas necesidades que la población susceptible. En Sonora, los mandatarios estatales y municipales ya se dieron cuenta de la pobre respuesta de la sociedad para acatar recomendaciones, por un lado se les dice y bombardea de información para que se cuiden y los riesgos que conlleva el coronavirus, y por otro vemos reuniones, y una movilidad social provocada por una irresponsabilidad que quiza todavía no se alcanza a comprender. Recientemente a nivel federal se implementó un semaforo epidemiológico de cuatro colores que marca el comportamiento covid19 en los estados de la república ya que de acuerdo con los indicadores que lo rigen, en donde el principal es la ocupación hospitalaria, se puede determinar cuales son las entidades que se suman a las “nuevas” normalidades. El semaforo se basa en cuatro indicadores; ocupación hospitalaria, casos sospechosos registrados, tendencia de hospitalización y casos positivos. El subsecretario de salud federal, mencionó en su conferencia vespetina que se le da 50% de peso al indicador de ocupación hospitalaria, es decir a mayor movilidad, mayor riesgo, mayor número de enfermos, mayor número de hospitalizados y decesos. No creo que sea muy dificil de entender, ¿Entonces? A principios de semana, el mapa de la geografía nacional se encontraba en color rojo, para el viernes ya 16 estados se encontraban en color naranja que abrirá la posibilidad de reaizar actividades no escenciales pero ¡ojo! Con las medidas que la nueva normalidad exige, como la distancia mayor a 1.5 metros, lavado de manos frecuente e higiene respiratoria como uso de cubrebocas y estornudos de etiqueta. En la transición de color rojo a naranja se podrá establecer la reapertura de teatros, cines o museos con una ocupación no mas del 25%, cuando el semaforo cambie a color amarillo se podrá contar con el 50% y cuando se encuentre en verde con el 100% de su ocupación, es decir, habrá espacio en los hospitales en caso de algún brote inesperado. El semaforo indica solamente la capacidad de atención en una región determinada, si un estado o región en amarillo o verde, de pronto se agrava, puede volver a color naranja o rojo, no significa que esto “ya se vaya acabar”, ya que mientras no exista una vacuna, no, no se va “acabar”.  

Aún nos queda un camino largo por recorrer ya que Sonora no fue de los estados que no siguieron las normas y por el contrario nos encontramos en color se semaforo en rojo y quizá estemos viviendo el peor momento de la pandemia. Una epidemia respiratoria como la que estamos viviendo, puede presentarse como una enfermedad leve, moderada o grave, con neumonía severa y síndrome de dificultad respiratoria, por ello muchos de los hospitales se ven rebasados en todas sus capacidades y deben ser reservados para la atención de los pacientes con sintomatología de franca a estado grave, por la razón antes mencionada se establecieron sedes alternas para el resguardo de pacientes potencialmente infectados llamados Centros Centinela, en donde se idenficican factores de riesgo, sintomatología y se realiza la toma de muestra en caso de que asi se determine. Vimos entre otras cosas en la semana que pasó que hasta un diputado local hacia unas declaraciones tan absurdas, que no se puede dejar de sentir pena ajena por los personajes que postulan los partidos con tan pobre preparación, recorde también el té de canela y el problema es el mismo, el perfil del postulado y “el que lo hizo compadre”. La pandemia no es un asunto de teología el cual se tenga (o no) que creer. Las enfermedades, cualesquiera que sean, son reales, y es un asunto social.


Dr. César Álvarez Pacheco
cesar_ap@hotmail.com
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.



domingo, 7 de junio de 2020

El orden de los decesos, no altera el resultado.


México es un territorio donde la muerte es una realidad espantosa que nos determina y cuestiona en todos los ámbitos de la vida; pero, sobre todo, las tendencias y magnitud que tiene la mortalidad en nuestro país ponen en severa tensión a una sociedad que jamás había estado tan amenazada al menos en los últimos 50 años. Y uno que otro “progre” diga que la esperanza de vida hoy es mayor, les tengo noticias: la pandemia y la violencia, vinieron a cambiar hoy esas cifras.

La amenaza epidémica que hoy enfrentamos se inserta en esta compleja realidad de tristeza y violencia que todo inunda: asesinatos, masacres y fosas clandestinas, al lado de feminicidios, violencia en los hogares, pobreza y empleo precario, todos factores que, entre otros, conducen a sociedad a un callejón sin salida. No es la primera vez en que, cuando se creía que no podía caber más dolor y desesperación en México, nos golpea una emergencia sanitaria que provocará una dura emergencia económica, que amenaza con llevar a la pobreza a millones, y a profundizar la vulnerabilidad de otros tantos. Sabemos que podría haber hasta 35 mil fallecimientos por el covid19; esto la convertiría en la quinta o sexta causa de muerte en el país; y más allá de la relevancia que esto tiene, debe comprenderse que dadas las comorbilidades que se registran en la mayoría de las personas que fallecen, nuevamente es la pobreza, la mala alimentación, a la par de un inexistente sistema de protección y seguridad social universal de calidad, lo que está provocando el deceso de miles de personas que no debieron morir. Al termino de la semana pasada, nuestro país superaba los 110 026 casos de coronavirus, también en la semana que pasó, poco después de que el gobierno federal anunciara la “nueva normalidad”, se registró una cantidad alarmante de fallecimientos, aumentando en 40% la mortalidad de una semana a otra; en tan solo 24 horas se registraron 1 092 fallecimientos, una cifra tan alarmante que el subsecretario tuvo que salir a aclarar, al igual que el presidente en sus (irresponsables) giras, que solo eran registros y que no precisamente habían fallecido en las ultimas 24 horas, sin embargo si a esos números les ponemos un día mas o un día menos, lo cierto es que no van a recuperar su vida, por lo que el comentario, no ayuda mucho. Al día siguiente se reportaron 816 fallecimientos y al viernes cinco de Junio, 625 fallecimientos mas. Si estas cifras, poniéndolas en el día y fecha que les guste, no les es alarmante, entonces no se sorprenderán ya de nada. Al termino de la semana se registraron 13 170 fallecimientos, y se espera que alcancemos la cifra de mas de 35 mil fallecimientos de aquí a Octubre. Como sonorense no dejo de sentir pena y tristeza por las victimas de un agresivo virus que no respeta sexo, edad ni condición social, mucho menos profesión en donde colegas médicos ya han perdido la vida. En este momento, a nivel mundial, México se encuentra en el último lugar de aplicación de pruebas y en primer lugar de letalidad. Quizás el hecho de que no se realicen más pruebas sea el motivo del por qué el porcentaje de letalidad es el más alto que en ningún otro país. Es decir, a más pruebas se incrementa el número de contagiados (no porque haya más, sino porque no se están contando en este momento) y eso cambiaría el porcentaje de letalidad, pero también, cambiaría la posición en el mundo con respecto a otros países con mayor número de contagiados. Por supuesto que hay otras variables a considerar, por ejemplo, el alto porcentaje de personas con obesidad y diabetes que han sido contagiados y que son más vulnerables que la población de otros países, o el porcentaje de letalidad de los intubados de hospitales particulares con los públicos que, a decir del senador Germán Martínez en una entrevista con Ciro Gómez Leyva en esta semana, es de 0% en los primeros y más del 80% en los segundos. Y muy probablemente tenga razón, por que coincide con los ensayos clínicos que se han estado estudiando.

En este caso, tal vez influya que los médicos y enfermeras de los hospitales públicos no cuentan con los insumos e infraestructura suficientes para atender a los contagiados, tal y como lo han denunciado una y otra vez desde que empezaron a recibir a los primeros pacientes, y en donde por cierto, muchos fueron amedrentados y amenazados. En ese contexto, los gobernadores están en lo correcto al no aceptar un solo semáforo y exigir que se les incluya en el análisis del plan para regresar a la nueva normalidad y, que se les aclare cuáles son los recursos que el gobierno federal aportará a cada estado para darle la seguridad a sus gobernados de que no habrá más contagios y que, si los hay, habrá la infraestructura, insumos y recursos humanos para atenderlos y no morir en el intento.



Dr. César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.