Es indiscutible a la
luz de la historia que las dos medidas más efectivas para prevenir enfermedad,
discapacidad y muerte a causa de enfermedades infecciosas, han sido las vacunas
y el saneamiento ambiental. Hoy con el miedo de la pandemia que nos azota y
cobra vidas día con día, quisiéramos contar con tratamiento y vacunas, pero
¿Cuándo será eso?
Aunque las primeras
experiencias de inoculación de un agente infeccioso con miras a obtener
inmunidad se remontan en China e India al año 200 AC, fue hasta 1718 Lady Mary
Wortley Montagu (Mary Montagu) quien por primera vez en nuestra era practicó
la inoculación con el virus de la viruela, en sus propios hijos. Edward Jenner
en Inglaterra, en 1796, practica la inoculación de virus de la viruela vacuna
durante la epidemia de viruela, logrando demostrar su inmunidad contra el virus
de la viruela humana después de ese procedimiento. Es el comienzo de una nueva
era, en la que la vacunación logra un paso indiscutible contra diversos agentes
infecciosos que por siglos diezmaron a la población, sobre todo a la infantil. De
allí en adelante, vacunas elaboradas con agentes vivos atenuados (que no causan
enfermedad), muertos o inactivados, toxoides, fracciones de bacterias e incluso
material producido mediante ingeniería genética han sido utilizadas para la prevención
de diversas entidades infecciosas e infectocontagiosas, logrando incluso la erradicación
de algunas como la viruela y la poliomielitis. México cuenta con una larga
historia sanitaria en materia de aplicación y producción de vacunas. El
prestigio logrado por el programa de vacunación es consecuencia de una serie
de eventos que confluyeron en la elaboración de vacunas efectivas, de bajo
costo, fácilmente aplicables a gran escala y con efectos protectores
duraderos. No puede dejar de mencionarse que los éxitos no hubieran sido
posibles sin el esfuerzo conjunto de los distintos sectores ni la adecuada
organización de las instituciones de salud que lograron una participación
activa y entusiasta de la sociedad para hacer llegar de manera oportuna los
biológicos hasta las zonas de más difícil acceso. En 1905 se crea el
Instituto Bacteriológico Nacional donde se inicia la producción de vacuna
antivariolosa, pero fue hasta 1912 que se fundó el primer laboratorio de
producción, en Mérida Yucatán. En 1999 nace BIRMEX (Biológicos y Reactivos
de México) como responsable de las tareas de producir, importar, distribuir y
comercializar vacunas, sueros y reactivos para la población mexicana. Actualmente
son ocho los proyectos de creación de una vacuna anti SARS CoV 2, cuatro de
ellos se trabajan en México los cuales se enfocan en explorar proteínas y ácidos nucleicos que podrían servir para
neutralizar el virus; uno de ellos es: Iniciativa Jonás Salk,
encabezada por el biólogo José
Manuel Aguilar Yáñez, en el que están involucrados investigadores del
Tecnológico de Monterrey y la Universidad Autónoma de Baja California. El
estudio se encuentra encontrará para septiembre en fase 1, en donde se aplicara
una dosis a un grupo de personas, 15 días después la segunda dosis y en un mes
se espera que tengan resultados. El segundo proyecto es el Instituto de
Biotecnología de la UNAM liderado por la Dra. Laura Palomares en donde su
proyecto se enfoca en las proteínas que le sirven al virus para establecerse en
la garganta. El tercero es de la Universidad Autónoma de Querétaro a cargo de
Juan Joel Mosqueda en donde busca utilizar partes del virus como vacuna para
generar anticuerpos, es decir, que el virus tenga contacto con la célula pero
que no las infecte. El cuarto proyecto es del Instituto Mexicano del Seguro
Social, liderado por el jefe de Unidad de Investigación Médica en
Inmunoquímica, Constantino López; en donde su estudio identificó fragmentos del
virus que reconoce el organismo en su sistema inmune y que pueden utilizarse
como vacuna; se encuentra en fase de producción de antígenos para utilizarse en
ratones y posteriormente se produce para distribución.
Un
acompañamiento apropiado de las autoridades reguladoras nacionales desde ahora
permitirá avanzar en el cumplimiento de las buenas prácticas y los procesos
regulatorios a fin de contar con las aprobaciones y licencias correspondientes.
La urgencia es alarmante en nuestro país; el trabajo de todos los actores debe
coordinarse a escala mundial y regional, con el apoyo en la Organización
Panamericana de la Salud en el cumplimiento de su rol estratégico. En este
nuevo milenio el país requiere de una nueva solidaridad pública/privada.
Requiere además, de alianzas estratégicas, socios, e intercambio de ideas
entre fabricantes de vacunas e instituciones académicas y de una industria
local para garantizar la producción y el abasto futuro de vacunas de
relevancia con experiencias locales de investigación y nuevos productos.
Dr.
César Álvarez Pacheco
cesar_ap@hotmail.com
@cesar_alvarezp
Huatabampo,
Sonora.