¿Qué
es lo que lleva a una persona decidir que quiere ser médico?; ¿Qué es lo que le
lleva a invertir su vida en dar de forma altruista un tiempo muy preciado que
podría regalárselo para él mismo y su entorno?. En el sacrificio de estudiar
toda la vida activa y la no activa, (ya que por algo un médico es
estudiante toda su vida) hay una consigna que quizá pueda explicar la vocación
de ser médico; lo que nos motiva a estudiar la medicina sabiendo la dificultad
que entraña: “Estudia hoy como si fueses a vivir eternamente, vive hoy como si
fueras a morir mañana”. Y pareciera que esto último, algunos lo han entendido
bien.
El
entorno en el que está inmerso el sistema de salud ha cambiado
considerablemente debido a factores que adquieren cada vez más fuerza y protagonismo
en la planificación de las organizaciones y recursos cuyo principal objetivo
es mejorar la salud de la población. Sin una reforma de largo alcance, con un
sistema fragmentado y con inequidades marcadas en el acceso y la calidad de la
atención los hospitales públicos son probablemente una de las instituciones
que más se han visto afectadas en su vocación de preservar los principios de
la seguridad social. Y esto lo sabe el médico en su practica diaria, sin
embargo el médico en formación quizá tenga otra espectativa, cuando somos
estudiantes de Medicina el reloj puede correr a favor, en contra o incluso a
veces da la sensación de que ni siquiera corre: por ejemplo podemos llegar
temprano a una clase y esperar tranquilamente a que comience pero también
podemos llegar tarde y no encontrar sitio para sentarnos. Ahora imaginemos que
estamos de guardia en un hospital, día y
noche en la puerta de urgencias atendiendo a los pacientes sin prácticamente
descanso, pacientes que a veces da la sensación que nunca dejan de llegar.
Quizá ahí estaremos en dos de las tres situaciones que planteamos al principio:
que el reloj corra en contra o que dé la sensación de que el tiempo no pasa. Se
podría argumentar que es una mezcla curiosa, pues nos dedicamos a lo que nos
encanta, pero a un ritmo vertiginoso constante y con autoexigencia máxima sin
margen de error, pues el título de médico no es otra cosa que esto: una grata y
a la vez dura responsabilidad. El servicio social en medicina inicia en México en
1936 y después de 83 años de existencia sus fundamentos y objetivos continúan
siendo básicamente los mismos. Después de la Revolución Mexicana, una disputa
política e ideológica sobre el papel de la educación en el país entre el
gobierno nacional y la Universidad Nacional Autónoma de México, derivó en su
creación. Antes de recibir el título de médico, todos los egresados debían
pasar una temporada en los servicios rurales de salud para “retribuir a la
sociedad la deuda que contraían por haberlos educado”. Con el tiempo el
servicio social se convirtió en una fuente de oferta de trabajo médico para
zonas rurales cuyos habitantes eran receptores principales de una política de
beneficencia (SIC) por parte del Estado. Históricamente, esto ha permitido a
las autoridades de salud federales y estatales suplir la fuerza de trabajo
profesionalizada que por razones financieras y laborales no podía ser atraída
para prestar servicios en zonas rurales, y ¿sabe que? Seguimos igual. Quizá
usted no lo sepa, lector; pero enlas comunidades rurales, la SSA no ha podido
costear médicos titulados para atender a sus pobladores, por lo que envía a su
mano de obra “barata”: Los médicos pasantes, que por cierto, su
derechohabiencia es el IMSS.
Las
agresiones que sufren los médicos en sus escenarios laborales no son resultado
únicamente de la interacción de actos inseguros y condiciones peligrosas que se
presentan, sino que detrás de estas causas existen otras causas, como la falta
de equipos de protección personal y colectiva, falta de personal de seguridad
física y psicológicamente apto para manejar una situación violenta y causas
raíz; desconocimiento de nociones en salud en el trabajo y seguridad e higiene
ocupacional, ausencia de programas de seguridad contra las agresiones,
inexistencia de actividades dirigidas a la detección, evaluación y seguimientos
de este tipo de hechos, etc. y que favorecen la presencia y persistencia de las
agresiones hacia los médicos. Hoy los invitan justificando su “vocación” para
hacer frente a una pandemia que no hemos comprendido en su totalidad, pero
hemos visto su devastación. En un comentario del Dr. Bin Cao, en una revista
médica predice que el 25% de los médicos morirán en la lucha contra el Covid. Y
no queremos aumentar el porcentaje con nuevos “niños heroes”; la estrategia
#LaVocaciónNoMeProtege es válida y comprensible, hay tiempo para recapacitar.
Dr.
César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo,
Sonora.
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