![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhJ-8N28QJvgyNg6fC9vXZVr8vZdwcgIVlesBCKN22ud4LLSEVi_z6x5h6FReyQPCWW4GKpnnfW2my_X61jVQAzr-ZkjRVrMU2nMhcDd8R5GeNzovVbXKFhf_XuzIeviS5v0omZ0Q2lQUw/s320/Insecticidas-en-la-casa.jpg)
La
creciente urbanización descontrolada, otros cambios ambientales, el incremento
de los viajes a nivel mundial, entre otros factores, han contribuido a la
emergencia de estas enfermedades. El riesgo de contraer estas enfermedades es
particularmente alto en pueblos y ciudades donde los mosquitos encuentran hábitats
favorables para su proliferación y donde el contacto con los humanos es alto.
El uso frecuente e inadecuado de los insecticidas es uno de los factores que
más influye en la generación de resistencia, ya que promueve la selección
artificial de insectos resistentes. Estudios previos en la Región Caribe han
determinado la resistencia a temefós y deltametrina. Es interesante que el
dengue, entre otras infecciosas transmitidas por vectores, revelan un estrecho
vínculo con el comportamiento humano, que mantiene latente el riesgo de
propagación de la enfermedad. Se hace necesario entonces, contar con acciones
no solo de control (fumigación con químicos) como se viene luchando contra el
dengue, sino también de estrategias y procedimientos que aborden la conducta humana,
mediante la difusión de información pertinente para la adecuada prevención y
control de la enfermedad motivando el cambio de hábitos de riesgo que
facilitaban la proliferación del vector aumentando su población y oportunidad
de contagio. Actualmente los programas de prevención del dengue consideran
necesario la participación comunitaria para el control de esta enfermedad.
Estos programas pueden ser de dos tipos: los que pretenden mejorar los
conocimientos que se tienen acerca de este evento brindando información a las
personas y que según estudios esto no resulta eficiente, puesto que no se
encuentran cambios en los comportamientos. La educación y el trabajo directo
con la comunidad se han convertido en el instrumento más efectivo de
prevención. El enfoque se centra en el cambio de comportamiento y de hábitos
más que en una difusión de información y de conocimiento. A pesar de los
múltiples esfuerzos que los países se encuentran haciendo, no se ha logrado el
impacto deseado en el control de la enfermedad. Entre las nuevas generaciones
de programas de prevención y control del dengue, a través de participación
comunitaria y la educación en salud, se cuenta con la metodología de
comunicación para impactar conductas que es promovida por la OMS y la OPS.
Aunque
la incidencia del dengue se triplicó este año, el gobierno federal retrasó tres
meses la compra de insecticidas contra el mosco transmisor de esta enfermedad
porque aseguraron que se detectó corrupción en las compras de estos productos. El
subsecretario de Salud, aseguró en una de las mañaneras que las actuales
autoridades detectaron esquemas de corrupción en la compra de insecticidas, a
través de los cuales predominaban algunas compañías (proveedoras) sobre otras. A
pesar que la compra gubernamental de estos productos, son imprescindibles para
controlar la proliferación del dengue, se aseguró que en años pasados estaban
amañadas. Esto generó un mercado anual de más de 900 millones de pesos. La
administración pasada utilizó Malatión,
que también se empleará éste año. En días pasados, las autoridades
federales también repitieron la compra de los insecticidas Metopreno, a la
compañía Orange Line Vet; Piriproxifen, a la compañía Grupo Ikerri; y a la
compañía Eco Suministros le repitieron la compra de Pirimifos-metil. Todos
estos productos no sólo eran los mismos adquiridos desde la pasada
administración federal, además, fueron comprados al mismo precio que pagó el
gobierno anterior. También igual que en la administración anterior, la
compañía Codequim proveyó este año al gobierno de López Obrador el insecticida
denominado Novaluron, y a la empresa Public Health Supply and Equipment le
volvió a comprar el larvicida Spinosad. En este caso, sin embargo, el gobierno
actual pagó más dinero que el anterior, por menos producto, ya que en 2019 se
adquirió el Spinosad a 29 mil 816 pesos por unidad, mientras que en 2018 costó
27 mil 778 pesos. Esta vez, el gobierno no sólo pagó 2 mil pesos más por
cada unidad de este insecticida, sino que la concentración del producto
adquirido es tres veces menor a la de años anteriores. El nuevo esquema en
la compra de insecticidas generó un retraso de tres meses y mientras este
ahorro era alcanzado, durante los
primeros ocho meses de 2019 hubo un incremento de 312% en la incidencia de
dengue, según las estadísticas de la Secretaría de Salud ¿Entonces? Fueron los
insecticidas mas caros del año.
Dr. César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario