Todo comenzó cuando dejó de ir al colegio un día a la semana para protestar
contra el gobierno por su accionar contra el calentamiento global. Antes del 20
de agosto de 2018, Greta Thunberg
era una niña de 15 años que asistía al colegio, como la mayoría de adolescentes
en su país, en la ciudad de Estocolmo. Pero para el verano de ese mismo año,
todo cambio. Para ella, fue demasiado, el 20 de agosto de ese mismo año, en vez de ir al colegio como era costumbre,
se paró delante del Parlamento sueco y anunció que no iba a regresar hasta que
la escucharan. Una consciencia que despertó, en medio de todo el caos a favor
del medio ambiente.
Encabeza un llamado
urgente por salvar al planeta del cambio climático que nos llevará a la
extinción en 20 años, hace huelgas escolares los viernes para generar
conciencia de que no tiene caso ir a la escuela si el mundo se va a acabar, y
pide que se ponga un alto inmediato a toda emisión de contaminantes. Es candidata
al Premio Nobel de la Paz, da Ted Talks, la reciben los del FMI y en el Foro
Económico Mundial de Davos y todo esto, con Síndrome de Asperger, una variante
de autismo. Los biólogos evolutivos han tratado de explicar la razón por la que
la humanidad cae tan fácil en pánico. Con tantito que hagamos memoria o le
preguntemos a Google encontramos docenas de ejemplos (fallidos todos) de
eventos apocalípticos. Dejemos ahora de lado los mitos religiosos que nos
recuerdan que en breve vendrán a juzgar a vivos y muertos y vayamos a temas
terrenales. Desde Malthus que dijo que la población iba a crecer más que la
generación de alimentos, entonces iba a haber hambruna, pasando por muchos
ejemplos más, hay gente que levanta voz de alarma con pretensiones apocalípticas.
De fondo lo que esta niña plantea es el fin del sistema liberal de mercado.
Ella pide un alto absoluto a las actividades productivas. ¿Es suficiente lo que
está haciendo hoy el mundo para reducir el Cambio Climático, sin detener las
actividades productivas que nos dan de comer? Esa es una discusión que hay que
tener. Armados de datos y de realidades. No es que el efecto humano sobre el
medio ambiente sea un mito. Pero los efectos apocalípticos a 20 años desde
luego que lo son. E ignorar lo que se está haciendo no ayuda. Cada viernes,
Greta Thunberg hace “huelga escolar”. No va a clases y protesta en defensa del
medio ambiente. Es la manera que esta chica de 16 años tiene para alzar la voz
ante el cambio climático. Por eso, la acaban de nominar al premio Nobel de la
Paz. Pero ¿quién esta niña? Greta es una chica tímida, diagnosticada con
Asperger, pero se convirtió en luchadora por el cambio climático. A sus 16 años
es activista ambiental. Inició protestando a las puertas del Parlamento de
Suecia, en agosto de 2018. Lo sigue haciendo cada viernes, desde entonces, con
un letrero que dice “huelga estudiantil por el clima”. Su voz ha sido escuchada
por millones de jóvenes y su lucha se ha replicado en al menos 100 países. Cada
viernes, en muchas escuelas niños y jóvenes protestan en defensa del medio
ambiente. Miles de jóvenes, como ella están presionando a los políticos del
mundo para que tomen medidas en defensa del medio ambiente. La alerta es por el
aumento de la temperatura global a 1.5 grados tomando como referencia los
niveles industriales, el reto marcado en el acuerdo climático de París en 2015.
"No quiero que tengas esperanza, quiero que
entres en pánico. Quiero que sientas el miedo que siento todos los días y luego
quiero que actúes". Es una de sus frases.
Ella
destaca la hipocresía de los que, bajo el pretexto de la lucha contra el cambio
climático, sacan beneficios a sus conferencias; destaca, además, la ceguera de
casi todos y denuncia con firmeza el no hacer de los que deben hacer. No se trata
solo de evitar el uso de plásticos. Se trata de rechazar toda acción pública o
particular que dañe nuestro ecosistema. El mensaje de Greta es claro: Ni hay
Planeta B, ni tiempo que perder. Tiene razón.
Dr. César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.
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