La falta de
medicamentos en las unidades públicas de atención a la salud limita las
opciones terapéuticas de los médicos, pone en riesgo la salud de los pacientes
e impone a los usuarios y a sus familias cargas financieras que pueden llegar a
ser catastróficas o empobrecedoras. Además genera insatisfacción y pérdida de
confianza en los servicios de salud. ¿Cierto?
El tema del abasto
suficiente y oportuno de medicamentos ha estado en la agenda de las principales
instituciones públicas del sector salud desde hace mucho tiempo. Los
principales determinantes del nivel de abasto de medicamentos en las unidades
de salud del sector público estudiados tanto en ámbitos académicos como operativos
son básicamente cuatro: la suficiencia de recursos presupuestales y la
oportunidad en su ejercicio; la existencia de mecanismos racionales para determinar
la demanda potencial; la eficiencia en la compra y la eficiencia en la
distribución. Los esfuerzos por incrementar el gasto público en medicamentos y
hacer más eficientes su compra y distribución han tenido resultados variables. En
México, la historia del uso de los medicamentos esenciales data de 1950, fecha
en la que el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) crea su primera lista
de medicamentos básicos. La Ley del Seguro Social establece en su artículo 56
que el asegurado tiene derecho a la prestación médica y
farmacéutica. Veinticinco años después, en 1975, se publicó el Acuerdo
Presidencial que establece que todas las instituciones públicas de salud deben
contar con un Cuadro Básico de Medicamentos de uso obligatorio. Sin embargo, no
es sino hasta 1977 cuando se publica el primer cuadro básico de carácter
sectorial. Sus objetivos fueron: racionalizar el uso de medicamentos;
impulsar el desarrollo de la industria farmacéutica nacional; mejorar el abasto
de materias primas farmacológicas, y garantizar el acceso de todo el sector
público de la salud a los medicamentos esenciales. Posteriormente, en 1983,
también por Acuerdo Presidencial y con el fin explícito de racionalizar la
adquisición, utilización y distribución de los insumos que se requieren para la
prestación de los servicios de salud, se instituyó el Cuadro Básico de Insumos
del Sector Salud (CBI). Este cuadro incluye, además del CBM, cuadros básicos de
productos biológicos y reactivos de laboratorio, instrumental, equipo médico,
material de curación y prótesis. Además, se creó la Comisión
Interinstitucional del CBI del Sector Salud, encargada de revisar
periódicamente los listados de medicamentos y otros productos. Para el 2007
Secretaría de Salud implementó un conjunto de medidas para obtener mejores
precios, garantizar la información sobre la adquisición, estimular compras
consolidadas, mejorar los procesos de almacenamiento y distribución, optimizar
el manejo de inventarios y perfeccionar la prescripción de recetas. Con lo
anterior se buscó disminuir la disparidad que existe en los precios del mismo
medicamento entre diferentes estados del país. Estas medidas, sin embargo, no
han garantizado un acceso razonable de la población no asegurada, de hecho, la
escasa información disponible habla de serios problemas de abastecimiento en
las diversas farmacias y almacenes de hospitales.
La polemica que surgió
en días pasados por los anti retrovirales y su desabasto llevaron a tomar
acciones hasta de enviar al canciller Ebrard a conseguir estos mismos. La
licitación y compra de estos medicamentos anteriormente era responsabilidad del
Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH/sida (Censida), pero ahora,
por mandato del presidente, el
proceso depende de Secretaría de Salud en coordinación con la Secretaría de
Hacienda y Crédito Público. El nuevo proceso consiste en hacer la compra
de medicamento en dos partes: primero se adquirirá el 20% de éstas y meses
después el 80% restante, como una medida para evitar la corrupción. De acuerdo
con Organizaciones Civiles de VIH Sida, esta modalidad está provocando un
desabasto de medicina a nivel nacional, toda vez que la administración federal no ha finalizado aún la licitación para elegir a
los proveedores y adquirir el 20% del abasto total. A consecuencia de
una “mala planeación” en los tiempos de contratación alrededor de 4 mil 500 pacientes con VIH Sida
se quedarán sin retrovirales a partir del segundo trimestre del año. Error de
planeación ¿llevan la cuenta? Yo también.
Dr. César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.
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