El gasto en salud,
actualmente es el reflejo de una serie de cambios demográficos y
epidemiológicos registrados en México en los últimos 25 años. Los efectos
económicos de esta recomposición de la estructura de la población y de la estructura
de la mortalidad por diversas causas son considerables. Por ello, a fin de
planear adecuadamente el gasto y el financiamiento futuros, es necesario llevar
a cabo un monitoreo por grupos de edad, particularmente entre los adultos
mayores (60 años y más), de aquellas patologías que representen ya sea la mayor
demanda (motivo de atención), o bien los mayores costos, por su complejidad y
el tipo de tratamiento que requieren, como por ejemplo, diversos tipos de cáncer.
Dentro de estas
patologías se encuentran la diabetes mellitus, la hipertensión arterial, la
insuficiencia renal crónica, el cáncer cervicouterino y el síndrome de
inmunodeficiencia adquirida (VIH/sida), patologías que se encuentran
incorporadas en el Programa de Administración de Riesgos Institucionales, el
cual se encuentra integrado al Programa de la Dirección de Finanzas y se
encarga de llevar a cabo estudios actuariales para la valoración de riesgos
financieros, es decir, es todo una serie de procesos y normativas que hay que
seguir para que éste sea lo mas optimo posible. En términos generales, si las
tendencias epidemiológicas actuales se mantienen, cabe esperar en el futuro un
incremento importante de los problemas de salud analizados y de sus costos
asociados. De hecho, las proyecciones para el año 2025 establecen un panorama
en el que el incremento de estos últimos rebasará con mucho el previsto en los
egresos hospitalarios. Destacan particularmente los casos de la insuficiencia
renal crónica, en la que los egresos hospitalarios registrarán un incremento
aproximado de 170 %, mientras que el costo hospitalario correspondiente
aumentará en 350 %; la hipertensión arterial, cuya relación es de 185 % contra
590 %; el VIH-sida, con una relación de 150 % contra 630 %; o incluso el caso del
cáncer cervicouterino, en el que se prevé disminución de los costos
hospitalarios con incremento en los costos ambulatorios. Las cinco enfermedades
mencionadas están clasificadas como riesgos institucionales por ser las que
presentan un mayor impacto económico en su tratamiento hospitalario. En México
el cáncer de mama es la segunda causa de muerte por cáncer en mujeres mayores
de 35 años (primero en Sonora). Las tasas de incidencia y mortalidad han
mostrado una tendencia incremental en el tiempo en esta población. En los
últimos años, el cáncer de mama en México se ha convertido en un problema de
salud pública y un serio desafío para el sistema de salud. La mortalidad por
dicha causa supera a la del cáncer cervicouterino como principal causa de
muerte por tumores malignos; asimismo, se ha colocado como la segunda causa de
muerte en mujeres de 30 a 54 años, sólo detrás de la diabetes mellitus. De
manera adicional, aunque no se cuenta con una explicación adecuada del
fenómeno, se ha documentado que la edad promedio de las mujeres en la que se
presenta el cáncer mamario en México es 10 años antes que la informada en
países más desarrollados y de los casos confirmados, un poco más del 50% fueron
diagnosticados en etapas avanzadas, lo que disminuye sustantivamente la
probabilidad de supervivencia a cinco años, incluso a pesar de recibir
tratamiento. Estudios realizados en Europa estimaron que los costos derivados
del cáncer de mama son de magnitud y variabilidad considerable. En Suecia el
costo promedio anual por paciente para la atención fue de 13, 238 dls. y en
Francia de 36,073 dls. los cuales incluyeron la valoración tanto de los costos
directos como indirectos. En América Latina y el Caribe la carga económica del
cáncer de mama ha sido poco estudiada.
En México en una institución de la
seguridad social, estimando el costo promedio por año-paciente en 6,734 dls. Por
otra parte datos publicados, indican que en el sistema público de salud el
tratamiento de cáncer de mama representó 21% del gasto total asignado por el
Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos, el cual a su vez representó
1.98% del gasto público total de salud del país. Desde una perspectiva social es
una enfermedad que además de contribuir a la mortalidad y a la discapacidad,
integra una importante carga económica tanto pública como privada. En el caso
mexicano, la carga económica la asume de una manera importante el sector
público de salud debido a que todas las mujeres tienen derecho a la atención
integral a través de la seguridad social o de un seguro público proporcionado
por el Seguro Popular. Dada esta amplia cobertura, una mejor comprensión de los
costos del tratamiento del cáncer de mama es un insumo importante para la
planificación de los recursos en salud, sin embargo todo esto está a punto de
cambiar sin Seguro Popular y con las cuentas en ceros para las enfermedades
mencionadas. ¿Será posible?
Dr. César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.